Este artículo se publicó hace 4 años.
MarruecosEl azaroso regreso de unos cooperantes atrapados en Marruecos porque sólo dejaban volver a los nacidos en España
El conflicto surgió cuando el Consulado de Tetuán comunicó que no podían salir del país un senegalés con permiso de residencia permanente y un oriundo marroquí con nacionalidad española, pero sí sus dos compañeros.
Madrid-
La pandemia del coronavirus también origina enrevesadas afecciones diplomáticas. Una delegación de la asociación Sevilla Acoge que trabajaba en proyectos de cooperación en el norte de Marruecos se quedó atrapada durante más de dos semanas en Tetuán por la imposibilidad de repatriar a España a dos de sus cuatro componentes, un marroquí nacionalizado español y un senegalés con permiso de residencia permanente en nuestro país, a quienes no les daban permiso para volver.
Finalmente, y tras arduas negociaciones a varias bandas, han conseguido que permitan regresar a todos a su casa este viernes en un vuelo desde Casablanca.
El cierre de las fronteras de Marruecos con España decretada el pasado 13 de marzo a causa de la pandemia dejó atrapados a estos cuatro cooperantes
El cierre de las fronteras de Marruecos con España decretada el pasado 13 de marzo a causa de la pandemia del Covid-19 dejó atrapados a estos cuatro cooperantes que estaban trabajando en proyectos con menores tutelados marroquíes y jóvenes subsaharianos para intentar evitar que se lancen a la incierta aventura de la migración.
Pero el problema de verdad surgió cuando el Consulado de España en Tetuán, la ciudad donde estaban residiendo, les comunicó que sólo podían regresar los dos trabajadores nacidos en España, pero no así Omar El Hartiti, de origen marroquí y con nacionalidad española desde 2001, ni Ousseynou Dieng, senegalés residente en España desde 1994 y con permiso de residencia permanente en nuestro país.
Entonces, los dos cooperantes españoles a los que se permitía el regreso decidieron quedarse en Marruecos en solidaridad con sus compañeros y comenzaron las gestiones con la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID), departamento de la Junta que financia los proyectos de Sevilla Acoge en ese país, y el Consulado de España en Tetuán para conseguir la repatriación de toda la delegación. Fruto de esas gestiones, el Consulado accedió a tramitar también la vuelta de Omar El Hartiti, pero no así la de Ousseynou Dieng. Ya eran tres. Pero seguía quedándose uno en tierra. Y El Hartiti decidió permanecer en Tetuán para no dejar solo a su compañero.
Consultado por este periódico, un funcionario de ese Consulado explicó que en el caso de Omar no se le permitía volver a nuestro país porque cuando está en Marruecos se le considera ciudadano marroquí, mientras que Ousseynou debía de gestionar su regreso con la Embajada de Senegal y no con la representación diplomática española, a pesar de tener un permiso de residencia permanente en España. Todo un trabalenguas burocrático de difícil comprensión.
"Poco cosa se puede hacer. Marruecos es un país soberano. Lo mejor es que se queden tranquilos en su casa, que nosotros los avisamos por teléfono cuando haya algo. Se está tratando de resolver todo, pero Marruecos está apretando. Hay miedo a que el virus se extienda", añadió el funcionario unos días antes de que se solucionara finalmente el problema y se accediera a la evacuación de todo el grupo.
"España es mi casa, donde tengo mi familia"
Ousseynou Dieng lo veía de una manera muy diferente. Con 53 años, más de media vida residiendo en España, con su mujer y dos hijas, una de 4 años y otra de 16, esperándoles en Madrid, no lo podía ver igual. "España es mi casa, donde tengo a mi familia, donde trabajo, donde tengo mi vida. Y sólo puedo ver con incomprensión todo esto que me está pasando", manifestó a Público desde el piso que compartía con Omar El Hartiti en Tetuán, donde ambos esperaban una solución definitiva a su confinamiento obligado en otro país.
Con una "gran incertidumbre" ha vivido este cooperante de Sevilla Acoge un enjambre legal que no acertaba a entender. Lo que más le preocupaba es que no sabía lo que iba a pasar ni cuándo podría regresar a su casa en España, y, sobre todo, cómo estaba viviendo la familia su encierro a cientos de kilómetros de distancia en otro país y en medio de una pandemia que no se sabe cuándo empezará a remitir. "Todo es muy desestabilizante", se lamentaba Dieng antes de recibir a última hora de ayer la llamada del Consulado anunciándole que él también podría regresar finalmente con el resto del grupo en el vuelo de Casablanca a Madrid.
Omar El Hartiti, que es el máximo responsable de este grupo como jefe del departamento de Cooperación Internacional de Sevilla Acoge, tampoco entendía la postura del Consulado de España en Tetuán, que en un principio también le impedía a él, nacionalizado español, volver a nuestro país.
"Hay muchas medidas impuestas por el cierre de las fronteras a causa del coronavirus que entendemos perfectamente. Lo que no se entendía –recalcó- es que la Embajada decidiese evacuar a unos ciudadanos españoles y a otros no, que digan que están preparando un avión y que en la lista se excluye a un español de origen marroquí y a otro que es senegalés, pero residente permanente en España. No se puede dejar a gente fuera por una razón ilegal".
Todos los que componen esta delegación española de cooperantes que hoy verán al fin concluido su azaroso confinamiento en Marruecos aseguran, sin embargo, que el trato que han recibido en ese país ha sido siempre bueno y que, tal como ocurre en España, allí se encuentran totalmente limitados los movimientos para salir de casa y, salvo las tiendas de alimentos, todo está cerrado por causa de la pandemia.
El proyecto de la asociación Sevilla Acoge en el que estaban trabajando estos técnicos cooperantes, que ha sido suspendido temporalmente a causa del coronavirus, se lleva a cabo en colaboración con las entidades que gestionan tres centros de acogida de las provincias de Tetuán, Tánger y El Rincón (M’diq). En esos centros se atienden a unas cincuenta personas, entre menores del sistema de protección de infancia marroquí y jóvenes llegados de otros países de África que están esperando para cruzar de forma irregular a España.
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