Este artículo se publicó hace 4 años.
CoronavirusEl coronavirus adelanta el fin de las porteadoras en Melilla
El cierre temporal del paso fronterizo de Barrio Chino, en el que se desarrolla el comercio atípico, para evitar el contagio del coronavirus supone la pérdida del único ingreso de más de 4.000 mujeres marroquíes que se dedican a este trabajo esclavo de subsistencia sin ningún tipo de prestación social.
Rosa Soto
Melilla-
Desde el pasado jueves, Karima permanece en su pequeña vivienda a las afueras de Nador cuidando sola de sus tres hijos. Tiene 33 años y hace cinco murió su marido. Vive de las ayudas que le dan sus familiares y amigos porque sin saber leer ni escribir no puede optar a ningún puesto de trabajo. Karima es porteadora desde que enviudó y se levanta cada día a las cuatro de la madrugada para poner rumbo hacia Melilla, coger un buen sitio en la cola y ser de las primeras en cargar un fardo sobre su espalda, ya que ella no tiene monopatín para arrastrarlo, y cruzar de vuelta hacia Marruecos por el paso fronterizo de Barrio Chino. Ya al otro lado de la frontera llevará el bulto hasta unos almacenes, donde el comerciante le pagará lo equivalente a diez euros por llevar a cuestas un fardo de entre 40 y 90 kilos de peso.
Esta era la rutina de Karima de lunes a jueves, los días habilitados para el porteo, hasta el miércoles 11 de marzo, cuando la Delegación del Gobierno en Melilla anunció la suspensión temporal del comercio atípico y cierre del paso fronterizo de Barrio Chino para evitar aglomeraciones que pudieran conllevar el contagio por coronavirus. Un día más tarde, el pasado jueves, las autoridades marroquíes decretaron el cierre unilateral de las fronteras terrestres entre Marruecos y Melilla, además de la suspensión de las conexiones aéreas y marítimas con España, como medida preventiva que ha dejado a decenas de ciudadanos marroquíes atrapados en la ciudad autónoma sin opción a regresar a sus hogares tras darse a conocer 28 casos positivos y un fallecimiento en el reino alauí.
Inicialmente, la Delegación del Gobierno en Melilla anunció una suspensión de tan solo una semana a la espera del desarrollo de los acontecimientos y de la evolución de los casos de coronavirus. Sin embargo, tras el cierre de fronteras llevado a cabo por Marruecos se desconoce cuánto tiempo podría alargarse esta situación, que deja sin sustento a más de 4.000 mujeres que, como Karima, malvivían de este tipo de comercio transfronterizo, cifra que asciende hasta las 6.000 si se cuentan las porteadoras que optan por cruzar por los controles de Farhana o Beni Enzar, a pesar de que el contrabando de mercancías se ha redirigido hacia Barrio Chino.
Sin sustento ni alternativas
"Desde fuera, el porteo se ve como inhumano; desde dentro, es una condena, pero es nuestra única forma de subsistencia. No tenemos nada más para ganar unas monedas y salir del paso. Si se acaba esto, ¿qué nos queda? En Marruecos no tenemos más opciones", comenta una compañera de Karima, que prefiere permanecer en el anonimato. El portavoz de la Asociación Pro Derechos Humanos de Melilla (APDHM), José Alonso Sánchez, alerta de las consecuencias que puede tener el fin de esta actividad que define como esclavista: "El cierre del porteo puede generar una situación explosiva por la cantidad de familias que sobreviven por esta actividad. Es un recurso económico de subsistencia más próximo a la esclavitud que a un trabajo del siglo XXI, por eso hay que regularlo de tal forma que quienes se dedican a él tengan sus derechos humanos y laborales garantizados o, en el caso de suprimirlo, brindarles un empleo, una alternativa real".
"El porteo se ve como inhumano; desde dentro, es una condena, pero es nuestra única forma de subsistencia", comenta una porteadora
Numerosas iniciativas ciudadanas claman por la mejora de las condiciones en las que estas mujeres se ganan la vida. Hace poco más de dos años que jóvenes melillenses lanzaron una recogida de firmas a través de Change.org para instalar baños y zonas de sombra para resguardar a las porteadoras de las inclemencias del tiempo, pero la iniciativa no ha obtenido respuesta política. Llueva o haga sol, las porteadoras resisten a la intemperie mientras cargan su fardo para conseguir su paga. La socióloga y doctora en Estudios Migratorios por la Universidad de Granada (UGR), Cristina Fuentes Lara, define el perfil de estas mujeres marroquíes: son las únicas responsables de la economía familiar y tienen personas que dependen de ellas, mujeres de entre 30 y 60 años, solteras, divorciadas o viudas.
Intereses políticos y económicos
El porteo se conoce con el eufemismo de comercio atípico o transfronterizo para esconder que se trata de contrabando de mercancías aprovechando el régimen particular que la Unión Europea otorgó a las ciudades autónomas de Melilla y Ceuta, que no tienen aduana comercial. Hasta la fecha, esta actividad económica sumergida ha sacado partido de los puertos francos de ambas ciudades que disfrutan de un régimen especial con el Impuesto sobre la Producción, los Servicios y la Importación (IPSI), que oscila entre el 0,5% y el 10%, siendo así un impuesto mucho más bajo que el IVA (21%) del resto de España.
El volumen anual de negocios del porteo mueve entre 1.500 y 2.000 millones de euros, según el director general de las Aduanas marroquíes
A ello se suma la picaresca de empresarios y distribuidores, que utilizan a las porteadoras, conocidas como mujeres mula, para cruzar los bultos de un lado al otro de la frontera como si fuera equipaje de mano. El régimen fiscal de viajeros considera equipaje de mano todo aquello que los viajeros sean capaces de llevar encima en el momento de cruzar la frontera, así que estas mujeres marroquíes cargan sobre sus espaldas fardos de su peso o incluso el doble bajo esta premisa, algo que permite a los comerciantes no pagar impuestos por trasladar esta mercancía de un lado al otro de la frontera.
Según recoge la agencia EFE, el director general de las Aduanas marroquíes, Nabyl Lakhdar, estima que el volumen anual de negocios del porteo mueve entre 15.000 y 20.000 millones de dirhams, equivalentes a 1.500 y 2.000 millones de euros, cifra que el presidente de la Asociación de Comerciantes de la frontera de Melilla (Acsemel), Abdeselam Mohamed, rebaja a los 1.100 millones de euros, de los que tan solo el 30% serían beneficios reales. El activista por los Derechos Humanos, José Alonso Sánchez, se muestra crítico con estas cifras: "Las porteadoras son esclavas que únicamente se llevan diez euros, frente a los millones que van a parar a las manos de unos pocos comerciantes que rigen la política melillense".
Presión marroquí
Marruecos puso fin al porteo en Ceuta en octubre de 2019 y anunció las mismas intenciones con Melilla, aunque sin especificar una fecha. Con el reciente cierre fronterizo como medida de contención contra el coronavirus, el país vecino podría precipitar esta decisión con el objetivo de impulsar la exportación e importación de mercancías mediante sus puerto recién ampliados en Beni Enzar, entre Melilla y Nador, y en Tánger-Med, entre Tánger y Ceuta. Hasta el momento, Marruecos ha permitido el contrabando con Melilla "para no crear problemas o una fuerte incomprensión (entre su población) de manera profunda", dadas las revueltas rifeñas que se sucedieron hace dos años reclamando más empleo, mejoras de las condiciones y mayor inversión.
En verano de 2018, Marruecos cerró la aduana comercial con Melilla por cuestión de competencia. Según explica Nabyl Lakhdar, Marruecos quiere promocionar sus puertos frente a los de las ciudades españolas. Para el responsable de aduanas marroquíes, esta decisión "no tiene intencionalidad política", sino que simplemente se trata de aplicar la ley. "Durante décadas hubo cierta tolerancia por nuestra parte, pero llegó un momento en que los empresarios marroquíes, tanto fabricantes como importadores, se quejaron de la competencia desleal que suponían los productos llegados de Ceuta y Melilla, cuyo único valor añadido era que entraban sin pagar las tasas que ellos sí pagaban", afirma Lakhdar en una entrevista a EFE.
El Consejo de la Región Oriental de Marruecos otorgó una subvención de un millón de euros aproximadamente a la sociedad Al Karama Textile, que estima crear inicialmente 800 puestos de trabajo
El portavoz de APDHM alerta de la situación de precariedad y desprotección que viven las porteadoras y la incertidumbre de ocupar un puesto de trabajo en una fábrica textil que "en mayo podría abrir sus puertas en Nador". José Alonso Sánchez se refiere a la industria que la sociedad Al Karama Textile lleva construyendo desde finales de 2018 en una extensión próxima a Nador de 27.000 metros cuadrados y cuya inversión es de 90 millones de dirhams (ocho millones de euros).
Con el fin de generar empleo en el Rif y absorber la mano de obra que representa el porteo, el Consejo de la Región Oriental de Marruecos otorgó una subvención de diez millones de dirhams –un millón de euros aproximadamente– a la sociedad Al Karama Textile, que estima crear inicialmente 800 puestos de trabajo hasta ampliar a 1.100, según recoge el diario marroquí medias24.com. Desde la APDHM señalan que estas cifras son claramente insuficientes para dar trabajo a todas las porteadoras que viven del comercio atípico. Mientras se desarrolla este proyecto y no se reactive el comercio transfronterizo, muchas familias se verán sometidas en una miseria mayor a la que ya estaban, concluyen.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.