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El movimiento vecinal madrileño, asfixiado por las políticas del PP: "Han cercenado los barrios"

Desde que José Luis Martínez-Almeida entró al Palacio de Cibeles, ha tenido lugar un retroceso en los procesos de participación ciudadana. La falta de diálogo y el ninguneo a las asociaciones han impedido gran parte de sus iniciativas.

El movimiento vecinal madrileño, asfixiado por las políticas de erosión social de Almeida
El movimiento vecinal madrileño, asfixiado por las políticas de erosión social de Almeida (archivo)  Público

"Cuando la Administración falla y es incapaz de cubrir las necesidades de los vecinos, lo único que nos quedan son las asociaciones. Ellas forman una parte importante de la vertebración social, pero han cercenado los barrios", lamenta Lorenzo Álvarez Martín, residente del barrio Fuencarral-El Pardo. En una conversación con Público, el madrileño cuenta entristecido la debacle que ha sufrido el movimiento vecinal en Madrid debido a las políticas del Partido Popular.

Desde que José Luis Martínez-Almeida entró por la puerta del Palacio de Cibeles, ha tenido lugar un claro retroceso en los procesos de participación ciudadana, tal y como han denunciado las asociaciones y la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) en repetidas ocasiones durante el trienio.

La falta de diálogo y el ninguneo al movimiento vecinal han impedido y torpedeado gran parte de sus iniciativas, algunas de las cuales incluso han terminado por desaparecer. Los distritos donde más problemas han surgido en estos años son Chamberí, Fuencarral-El Pardo, Ciudad Lineal, Carabanchel, Usera y Villaverde.

Desde Almeida entró a Cibeles, ha tenido lugar un claro retroceso en los procesos de participación ciudadana

Aparte de los certificados, los permisos para preparar eventos y el desarrollo de propuestas colectivas, depende de la voluntad de la Administración favorecer o no las actividades de los vecinos a través de la cesión de locales y edificios públicos. 

Gracias en buena medida a la Directriz de Cesión de Espacios Municipales a entidades sin ánimo de lucro puesta en marcha por el Ejecutivo de Manuela Carmena con el acuerdo de la FRAVM, un número considerable de colectivos lograron la cesión de este tipo de locales para poder desarrollar sus actividades hacia el barrio. 

Pero con la llegada a la Alcaldía de Almeida y la alianza Partido Pupular-Ciudadanos, las cosas cambiaron: por un lado, algunos procesos de cesión se frenaron. Y, por otro, el Ayuntamiento, a través de algunas áreas o de las juntas de distrito, puso fin al traspaso de espacios de gran riqueza social sin ofrecer opciones de reubicación. Una decisión que, aseguran las organizaciones, se tomó especialmente con centros sociales críticos.

Arrinconar a las sedes vecinales

Ese fue el caso del Palomar de Las Tablas, clausurado en 2021. La asociación de ese barrio, a la que pertenece Lorenzo Álvarez, era la que se ocupaba de su gestión y el edificio tenía como principal objetivo cubrir las necesidades culturales de los hogares que el Estado era incapaz de satisfacer.

Entre semana, se hacían actividades educativas, yoga, pilates y costura. Mientras que, los sábados y los domingos se organizaban quedadas o cambios de cromos para niños. El centro social tenía una biblioteca popular, un club de debate literario, una agrupación de mujeres, un espacio de consumo de productos ecológicos. Incluso organizaban la feria de abril o la cabalgata de los reyes magos.

El CS Palomar de Las Tablas se desahució a pesar de que era una despensa solidaria que abastecía a 60 familias

"Eran unas fiestas muy conseguidas gracias al apoyo y a que se pensaban de manera coordinada con el concejal de distrito, que por aquel entonces era Guillermo Zapata. Ellos ponían a la Policía Municipal, los bomberos, la seguridad, y nosotros articulábamos la fiesta. Al Ayuntamiento no le costaba ni un solo euro", explica Álvarez. 

Pensando en "todo lo que vino después, el desmantelamiento de aquello tan bonito que se había creado", este vecino se sorprende de la actitud que en aquella época tenían los partidos de la oposición con la asociación. "Tanto la gente del PP como los de Cs eran los primeros en venir a los puestos a tomarse algo", asegura. Sin embargo, eso no impidió que Almeida les echara del Palomar, pese a que el espacio abasteciera con su despensa solidaria a 60 familias.

"El objetivo era cumplir el acuerdo que el PP había llegado con Vox: echar de los espacios públicos a lo que ellos llaman 'los chiringuitos de Carmena'. Pero nosotros no tenemos inclinaciones partidistas. De hecho, este barrio es un nicho de votos de las derechas", critica Álvarez.

La Asociación Las Tablas no ha recibido "ninguna subvención del Consistorio desde que irrumpió Almeida"

Desde que fueron desahuciados, la asociación ha alquilado un local a un propietario privado para poder seguir poniendo en marcha sus proyectos y son los propios vecinos quienes lo pagan como pueden, con cuotas o actividades (la organización no ha recibido "ninguna subvención del Consistorio desde que irrumpió Almeida").

El mismo guion basado en el desgaste se repitió en otros centros como el EVA en Arganzuela. La FRAVM recuerda que "ni siquiera los recursos judiciales presentados lograron frenar el desalojo del centro social con más actividad de Madrid". Tampoco pudieron evitarlo la Casa de la Cultura y la Participación de Chamberí, que fue cerrado por el Ayuntamiento poco después o la Casa del Cura de Malasaña, clausurada este marzo.

Antes habían sido desalojados los espacios vecinales La Gasolinera, en el distrito Salamanca; y La Salamandra, en Moratalaz. Todas estas decisiones contrastan con algunas cesiones de espacios municipales a congregaciones religiosas o colegios concertados-privados que, con mucha polémica, han tenido lugar.

Casa de la Cultura
Casa de la Cultura y la Participación de Chamberí (archivo)- Público.

"Estuve en la Casa de la Cultura durante los años que duró el periodo de Ahora Madrid. Ellos arreglaron espacios de diferentes barrios y los sacó a concurso. Después, fuimos ganadores de ese local y llegamos a ser 21 organizaciones", narra Blanca Gómez Manzaneque.

Cuando terminó el mandato de Carmena, el PP, en vez de hacer una prórroga o volver a sacar a concurso el espacio, se lo entregó a una entidad que hace cursos de inteligencia artificial. "Nuestro local en concreto fue cedido por el Patrimonio del Estado para que fuera usado como espacio vecinal. De modo que el Gobierno municipal actual está pervirtiendo su uso", añade.

Ahora, algunas actividades están repartidas, itinerantes, y otras directamente se han dejado de hacer. "Hemos estado usando la Casa del Cura en la Plaza del 2 de mayo, pero también la han cerrado. Y ahora la van a abrir bajo gestión del Ayuntamiento. Claramente quieren controlarlo todo y limitar la autogestión", apunta Gómez.

Así, el club de lectura se ha reubicado en una librería y la despensa solidaria está en Bellasvistas. Durante un tiempo, el centro social albergó a un grupo de mujeres que eran familiares de personas que tenían problemas de salud mental. La iniciativa se llamaba Tendiendo puentes. Asimismo, se reunía un grupo de terapia psicológica. Todos ellos buscaban no estar aislados, sino con gente, en compañía, ya fuera haciendo teatro o música.

También hubo una experiencia que se llamaba El cuarto de estar, donde unos psicólogos recibían a niños pequeños y a sus familias en una zona de socialización, de juego, en la que se podía hablar de la crianza. Otra actividad muy demandada era para niños de Primaria, cuyos padres no tenían tiempo para ayudarles con las tareas escolares. Entre maestros y educadores voluntarios les cuidaban cada tarde.

"Esos temas de inclusión son los que más echamos en falta. Porque actividades más culturales son más sencillas de encontrarlas y desplazarte hasta ellas. Pero las que tienen que ver con la vulnerabilidad se pierden antes", reflexiona entre la pena y la indignación Gómez.

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