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Muros, la "Galicia profunda" con más densidad de población que la provincia de Granada

El municipio de la ría gallega en donde vive la mujer a la que una jueza ha retirado la custodia de su hijo es un encantador pueblo pesquero de 8.500 habitantes a menos de una hora por carretera de Santiago.

Vista panorámica de la localidad gallega de Muros.
Vista panorámica de la localidad gallega de Muros. Concello de Muros

Quizá a Santiago Segura nunca se le ocurriría rodar un Torrente en la localidad gallega de Muros, que una jueza de Marbella cree la "Galicia profunda". Pero la comarca, que comprende los municipios de Muros y Carnota, en la provincia de A Coruña, es en realidad una de las áreas rurales menos despobladas de la comunidad, con servicios e indicadores demográficos en la media o por encima incluso de la media de Galicia y también de la de España.

Al margen del resto de las razones que han llevado a la magistrada a retirarle la custodia de un niño a su madre aludiendo a las desventajas que tendría vivir allí, lo cierto es que resulta más que discutible que no sea recomendable criar a un peque o a una peque en el pueblo, o en alguna de las numerosas aldeas que lo rodean.

Muros es una preciosa localidad pesquera de casas de piedra y olor a mar de 8.500 habitantes, a 60 kilómetros por carretera de la capital autonómica, Santiago, que cuenta a su vez con cuatro hospitales y con una de las universidades más antiguas de España. Se llega a Compostela en una hora más o menos, en coche o en autobús –hay uno cada hora entre las nueve de la mañana y las ocho de la tarde–.

Según el Instituto Galego de Estatística (IGE), el municipio tiene una densidad de 88,1 habitantes por kilómetro cuadrado, es decir más del doble que las provincias gallegas más despobladas, Lugo y Ourense, y muy cerca de los 91,4 habitantes por kilómetro cuadrado de la media de la comunidad. Por comparar con la comunidad autónoma donde la jueza redactó su auto, Muros tiene más densidad de población que provincias andaluzas como Granada, Córdoba, Almería, Huelva y Jaén. También más que Castellón, Zaragoza y Valladolid, y que las comunidades autónomas de Navarra y La Rioja.

En muros hay tres farmacias, un centro de salud, dos centros de enseñanza infantil y primaria y dos institutos de educación secundaria... Es decir, ni más ni menos, pero más o menos lo mismo que en cualquier pueblo de su tamaño: tres clínicas dentales, media docena de despachos de abogados, una notaría, una piscina municipal con gimnasio, un pabellón polideportivo, tres supermercados, un buen número de hoteles, hostales y pensiones, decenas de bares y establecimientos de hostelería y restauración... Hay hamburgueserías y pizzerías, claro, como las que les gustan a la mayoría de los niños y niñas –en la comarca habitan más de mil menores de dieciséis años–.

Los habitantes de Muros, como los de Marbella, disfrutan de acceso a Internet de alta velocidad, de tele por cable si pueden y quieren pagársela, y de una buena cobertura de telefonía móvil. Amazon también reparte allí, e incluso tiene un punto de recogida fijo.

Puede que en Marbella haya "más oportunidades laborales", como dice la jueza, aunque la verdad es que allí los parados se cuentan a miles, y en Muros, según el último recuento del Servicio Público de Empleo Estatal, son 398. Y puede que Marbella sea "más cosmopolita", tal y como recoge su auto, aunque lo que no tendrá nunca son las playas de la comarca gallega, que ni siquiera en verano llegan a llenarse.

Aunque lo que ha indignado de verdad a los habitantes de Muros –el Ayuntamiento ya ha anunciado una declaración institucional de repulsa a las palabras de la magistrada– es que les digan que en su municipio es más difícil ser feliz. Quien haya visto un atardecer sobre su ría los entenderá perfectamente.

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