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La odisea de llegar en tren a Girona y Sant Celoni

Usuarios de Renfe denuncian el colapso que se genera en la estación de Sant Andreu Comtal desde principios de septiembre por las obras en la Sagrera.

Viajeros esperan la llegada de un tren en uno de los andenes de la estación de Sants, a 9 de septiembre de 2022, en Barcelona, Catalunya (España).
Viajeros esperan la llegada de un tren en uno de los andenes de la estación de Sants, a 9 de septiembre de 2022, en Barcelona, Catalunya (España). Lorena Sopêna / Europa Press

Indignación y resignación. El ambiente que se respira en la estación de Sant Andreu Comtal es denso, y tenso. Casi hace un mes que Adif inició las obras en La Sagrera para permitir que los trenes de la línea convencional entre Barcelona, ​​Granollers y Girona pasen por el interior de la estructura de la futura estación a finales de año. Aunque desde un principio debían extenderse hasta el 2 de diciembre, finalmente se anunció que se alargarían hasta el 10 de diciembre, de no haber imprevistos.

La solución a las obras en un principio no parecía provocar mucha problemática entre los usuarios (la financiación del 100% de los abonos de Rodalies y media distancia que anunció el Gobierno se ha efectuado correctamente), pero la práctica ha puesto más de manifiesto las deficiencias del sistema ferroviario de Adif y Renfe.

En los primeros días, algunos usuarios se apresuraban en celebrar que los convoyes pasaban siguiendo los horarios establecidos y que eran "extremadamente" puntuales. Sin embargo, después de tres semanas y algunos días, la sensación ya no es la misma. Ir de Barcelona en dirección a Girona con el R11 es una odisea. Laia es una de las usuarias de la línea. Convive en un piso de estudiantes en Barcelona, ​​aunque vive en L'Escala y trabaja en Girona. "El año pasado, desde que salía del piso hasta que llegaba a Girona tardaba una hora y 30 minutos. Desde que empezaron las obras en septiembre, no hay manera de saber a qué hora llegaré, ni si irá el tren, ni tampoco el rato que tardaré", lamenta, y añade: "Es un desbarajuste".

Los pasajeros afectados utilizan las líneas R2 Nord (que realiza todas las paradas y puede llegar hasta Maçanet-Massanes) y R11 (que llega a Girona). Con las modificaciones de los recorridos, ninguna de ellas se detiene en Barcelona. Empiezan y terminan en Sant Andreu Comtal. Para acabar de acercarse a la capital catalana, los usuarios necesitan realizar transbordo en la línea 1 de metro o hacer uso de un bus lanzadera que llega hasta Sagrera-Meridiana en horas puntuales (entre las 6.00 y las 10.00 de la mañana, y las 16.00 y 20.00 de la tarde). Si no, Renfe propone caminar hasta la estación de Montcada y Reixac-Manresa, a cinco minutos de Sant Andreu, y enlazar con el R4, R12 y R7.

La raíz de la problemática

El problema nace en Sant Andreu. Por un lado, la estación tiene una capacidad limitada y se forman grandes aglomeraciones de gente en la entrada. Para no perder el tren, desde megafonía anuncian el tren que llega a la vía y los pasajeros correspondientes se intentan dar paso hasta la vía en medio de la multitud, que espera su tren para llegar a su destino. Esto ya provoca desesperación entre los usuarios, porque se colapsa la estación y es difícil avanzar hasta abajo en la vía.

Algunos trenes no pasan a la hora estipulada y esto provoca aún mayor exasperación

Por otra parte, algunos trenes no pasan a la hora estipulada y esto provoca aún mayor exasperación. "Los problemas llegan porque los trenes no pasan cuando deben hacerlo, y entonces algunos los anulan", explica Miquel, un vecino de Sant Celoni. "Si los trenes llegaran a la hora estipulada no habría ni la mitad de dificultades", expone. Además, manifiesta que en días de lluvia, como el pasado viernes, es aún más complicado que funcione. "Cuando llueve Renfe se colapsa, pues imagínate si le sumas las obras...", dice mientras suelta un suspiro.

Las incidencias son recurrentes. De hecho, el martes de la semana pasada, a las tres y media de la tarde, había decenas de usuarios esperando el tren hacia Sant Celoni. "Pasaban los minutos y no había manera de obtener información", declara Laia. Hacia las tres y media, anunciaron que el de Girona estaba a punto de estacionarse en Sant Andreu. Y a las cuatro menos cinco anunciaron que los de Sant Celoni que debían cogerlo a las 3.30 h subieran al de Girona, que aquél ya no pasaría. A las 16.05 llegó uno con destino Sant Celoni, y el de Girona no se marchó hasta las 16.15 h. "Si fuera cuestión de un día puntual no nos quejaríamos, pero es una rueda", detalla Laia. Si antes desde el Clot a Girona tardaba una hora y cuarto, no llegó a Girona hasta las 18.00 h.

"Y el de Girona, ¿qué?"

En la estación, mientras permanecen a la espera de informaciones de los respectivos trayectos, los pasajeros comentan la jugada. La indignación es generalizada y muchos usuarios aguardan resignados. "Cada día es lo mismo", se va escuchando de fondo. "Ya lo han retrasado otra vez", dicen observando la pantalla. Joan, que trabaja en Sant Celoni, ya no se plantea ni reclamar. Solo puede hacerlo una vez llegado al destino y ya no le conviene: "Llegas tan tarde que no puedes perder el tiempo al reclamar el billete". Y expone: "Si quedo por la tarde ya comunico que puedo llegar en un tenedor de dos horas".

De vez en cuando, alguien de los últimos de la multitud grita: "Y el de Girona, ¿qué?". ​Y desde delante alguien responde: "Todavía no ha llegado". Y así pasan los minutos. Incluso algún día, cuando por megafonía anuncian que un tren está en la vía, la gente aplaude. Sin embargo, los trabajadores de la estación no pueden hacer nada. De hecho, en muchas ocasiones desconocen el motivo del retraso del tren, o porqué no pasa.

Desde el 1 de septiembre, los usuarios de Rodalies y media distancia pueden beneficiarse de viajes gratuitos hasta el 31 de diciembre, una medida que el Gobierno ya anunció que se alargaría todo el 2023. Los viajeros pueden adquirir un abono multiviaje abonando una fianza de 10 y 20 euros respectivamente, que se les devolverá al realizar 16 viajes. Joan considera, como muchos otros usuarios, que la gratuidad es una manera para evitar quejas de las irregularidades que hay día tras día en los trenes. "Se aprovechan, y los más perjudicados somos los clientes", denuncia.

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