¿De verdad se hace de oro Conil con el turismo y Lepe con la fresa?
Un trabajo de Joan Corominas, de la Fundación Nueva Cultura del Agua, concluye: "Los municipios especializados en agricultura intensiva y en turismo alcanzan menores rentas por habitante que el resto de municipios andaluces".
Sevilla-Actualizado a
Uno de los mantras más repetidos por la ortodoxia económica es que el turismo y la agricultura dejan riqueza. Los gobiernos andaluces, los que hubo del PSOE y los de ahora del PP, repiten año tras año cifras millonarias de turistas y datos de producción agrícola que parecen reflejar una prosperidad.
En ambos sectores, Andalucía, en efecto, destaca. Casi el 10% del valor añadido bruto y del empleo en la Comunidad (8,9% y 9,6%, respectivamente) corresponden al sector primario y a la industria de la alimentación, lo que representa un peso considerablemente más alto que en España (5,6% y 6,4%, respectivamente), según datos de la Junta de Andalucía.
El turismo supone el 9% del PIB de Andalucía y aporta el 12% de los empleos, según los datos oficiales. Y, según la Junta de Andalucía, la actividad tiene un efecto multiplicador de 1,48, lo que quiere decir que por cada euro que consume el turismo, la economía produce por valor de un euro y 48 céntimos.
Sin embargo, ¿esta riqueza se queda en el territorio? ¿Permanece en Andalucía? Si se atiende a las explicaciones que da Joan Corominas, de la Fundación Nueva Cultura del Agua, la respuesta es que no.
Lo mismo, aunque con una diferente interpretación, asegura Manuel Delgado Cabeza, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla, ahora jubilado, que ha dedicado buena parte de su vida académica a tratar de explicar cómo un territorio rico como Andalucía está entre los más pobres del Estado español.
El Instituto Nacional de Estadística difunde los datos del proyecto europeo Urban Audit, que recoge información sobre las condiciones de vida en las principales ciudades de la Unión Europea. En el del año 2022, analizó los 416 municipios mayores de 20.000 habitantes que hay en España. Los resultados arrojaron que la mayoría de municipios con menor renta estaban en Andalucía: 31 de 50.
A Corominas le llamó la atención que en la lista Audit aparecían cada vez muchos municipios ubicados en el litoral en los que tiene "gran importancia el turismo de sol y playa" y otros "especializados en la agricultura intensiva de regadío (invernaderos, frutos subtropicales, fresas y frutos rojos)".
Así que trató de saber qué pasaba y en un breve trabajo que tituló No confundamos actividad con desarrollo concluyó que existía una "paradoja". Esta es: "Los municipios especializados en agricultura intensiva y en turismo alcanzan menores rentas por habitante que el resto de municipios andaluces".
Así, expone Corominas en el estudio: "La renta de los municipios especializados en agricultura intensiva, muchos de ellos en el litoral, es del 84,4% de la media de todos los municipios andaluces y la de los dedicados al turismo del 92,7%. Por el contrario, el resto de municipios sin estas especializaciones productivas alcanzan mayores rentas por habitante: el 93,5% en los menores de 50.000 habitantes y el 104,8% en las grandes poblaciones".
Corominas añade: "Probablemente la economía sumergida tenga una fuerte implantación en estas actividades, así como que las bases estadísticas no reflejen la totalidad de las realidades económicas de estas poblaciones, pero seguramente no desvirtúan la rotundidad de los datos obtenidos".
En cuestión las políticas públicas
Para valorar qué municipios están especializados en agricultura intensiva o turismo, el experto en agua tomó aquellos cuyos indicadores respectivos son superiores a tres veces la media del conjunto de municipios mayores de 20.000 habitantes. Con estos criterios, extrajo 25 municipios con una clara especialización productiva, 15 en agricultura intensiva de regadío y 10 en turismo, la mayoría de ellos ubicados en el litoral.
Como ejemplos entre los municipios de menor renta dentro de este grupo de especializados en agricultura intensiva, Corominas señala los siguientes: Níjar, El Ejido, Lepe, Almonte y Cartaya. Y entre los dedicados al turismo: Almuñécar, Mijas, Ayamonte, Nerja, Conil y Estepona. Todos ellos, salvo Nerja y Estepona, aparecen en el Urban Audit del año 2022 entre los 50 municipios de España con menor renta.
En un trabajo titulado Despoblación, polarización demográfica y extractivismo en Andalucía (1981-2018) publicado en el IV Informe del Observatorio de la Desigualdad de Andalucía, el profesor Delgado Cabeza junto con su colega Antonio Cano Orellana, analizaron las raíces de lo que expone Corominas.
"Después de tantos años de dedicación al turismo y/o a la agricultura intensiva están entre las ciudades más empobrecidas. Como puede apreciarse desde distintos ángulos la posición de Andalucía como área de extracción y de vertidos conlleva una instalación permanente en la pobreza, en la marginación y en la dependencia", resumen los académicos Delgado y Orellana.
Corominas expone que sus datos ponen "en cuestión el apoyo público a estas especializaciones productivas como elemento dinamizador de la economía andaluza y que contribuyan a cerrar la brecha de renta y bienestar con otros territorios españoles y europeos".
"La especialización en turismo y agricultura genera un empleo poco cualificado, temporal y precario"
Corominas añade: "La especialización productiva en agricultura intensiva y turismo ha producido un fuerte incremento de la actividad económica de baja productividad junto con un elevado crecimiento de la población, pero genera una renta por habitante baja, un empleo poco cualificado, temporal y precario y se sustenta sobre una fuerte mano de obra extranjera convertida frecuentemente en un lumpen en el regadío, en las actividades de construcción, restauración y hostelería y en un refugio para jubilados europeos en los municipios turísticos".
"Andalucía –agrega– no puede prescindir de sus ventajas en agricultura intensiva y turismo, pero debe reconducir estas actividades hacia modelos que comporten mayor valor añadido, mayor calidad de sus producciones y servicios, que aminoren su impacto ambiental, que demanden mano de obra más cualificada, alargando el ciclo productivo a la mayor parte del año, lo que disminuirá la temporalidad y la precariedad, e integrando a la mano de obra extranjera desterrando los guetos actuales en algunos municipios de Almería y Huelva".
Aquí, en este punto discrepan Delgado y Cano. Para ellos, "este modelo territorial que lleva a la ruina a una parte tan importante de las ciudades y pueblos andaluces, asociado a una dinámica económica que se corresponde con la posición de Andalucía dentro del sistema económico vigente, sólo podría enderezarse desde otras lógicas diferentes a las del crecimiento y la acumulación de capital que rigen dentro del mismo".
"Por eso –remachan–, no apelamos a las políticas públicas, que sistemáticamente vienen reforzándolo, ni a los partidos políticos y sindicatos mayoritarios que lo han propiciado creando las mejores condiciones para que el capital pueda encontrar en Andalucía facilidades para apropiarse de la riqueza aquí generada; tampoco reclamamos inversiones que seguirán viniendo a facilitar o participar en el expolio. Evitar que esta deriva continúe depende de que seamos capaces de reaccionar desde abajo. Depende de nosotras y de nosotros".
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