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Covid-19 De pagar 40 euros por litro de gel al desplome de su demanda: así ha evolucionado el mercado pandémico

La especulación y la falta de materiales elevaron los precios de geles y mascarillas en los primeros meses de pandemia. Muchas empresas se reinventaron y entraron en ese negocio. Ahora, hay demasiado stock y escasa demanda.

Una señora con mascarilla se echa gel en las manos antes de votar en las elecciones en Chipre celebradas este domingo 30 de mayo de 2021.
Una señora con mascarilla se echa gel en las manos antes de votar en las elecciones en Chipre celebradas este domingo 30 de mayo de 2021. KATIA CHRISTODOULOU / EFE

En marzo del año pasado nadie supo predecir el terremoto que un virus iba a provocar en nuestras vidas. No solo nos tuvimos que encerrar en nuestras casas sino cambiar muchos de nuestros hábitos y costumbres. Entraron en nuestro vocabulario nombres de material sanitario como mascarillas, geles hidroalcóholicos, EPIs, respiradores... Entre marzo y abril fue tan alta la demanda que las empresas especializadas no dieron abasto y se quedaron rápidamente sin stock. 

Los componentes para la fabricación de mascarillas o geles también empezaron a escasear, los intermediarios vieron la oportunidad de especular con el negocio que se venía encima, la oferta no cubría ni por asomo la brutal demanda de la población y los precios empezaron a subir exponencialmente. 

Hubo administraciones que llegaron a pagar hasta 40 euros por litro de gel. Fue la Comunidad de Madrid  a la empresa Krape, tal y como recogió el portal Civio en un reportaje el pasado mes de marzo a partir de una base de datos propia con información de precios unitarios basada en contratos públicos durante 2020. Otras administraciones, sin embargo, lograron precios mucho más competitivos, como 1,4 euros por litro. Nadie se libró de entrar en esa guerra. Desde el Ministerio de Sanidad, consejerías autonómicas, hasta ayuntamientos. 

No solo se especuló con los geles. El rango de precios de las mascarillas FFP2 llegó a oscilar de los 25 céntimos hasta los 8 euros. O, por ejemplo, el Ministerio de Sanidad llegó a pagar más de seis euros por cada bastoncillo con tubo para hacer pruebas PCR. Todo eso empezó a repercutir en el bolsillo de la población, que tuvo que asumir unos gastos inesperados. El Gobierno tuvo que intervenir y regular los precios de las mascarillas y los geles en abril del año pasado y los revisó el mayo. 

Ante el cierre de gran parte de la actividad económica del país, muchas empresas vieron una oportunidad de sobrevivir en la fabricación o comercialización de estos productos que se habían vuelto indispensables de la noche a la mañana. Fue el caso de Abania Eventos, una empresa especializada en eventos. En su nombre José Luis García cuenta para un reportaje de El Confidencial, que pese al esfuerzo hecho en adaptar todo el negocio "no ha sido una experiencia ni gratificante ni buena económicamente. Básicamente, hemos salido comidos por servidos".

A día de hoy, el panorama ha cambiado radicalmente. La demanda de gel hidroalcóholico se ha desplomado. Ya no hay problemas de stock, se pueden ver botes de gel por todas partes: en supermercados, farmacias, gasolineras, tiendas pequeñas de alimentación... Y en cualquier comercio o espacio cerrado hay botes a la entrada para desinfectar las manos. Los estantes están llenos y toca recurrir a las ofertas para los clientes compren botes. Hace una semana el periodista Guillermo Fesser compartía una fotografía en su cuenta de Twitter de un supermercado en EEUU donde regalaban hasta 3 botes de gel por la compra de 1. Un síntoma de que algo está cambiando en la pandemia y de que el mercado está saturado. 

Con respecto a las mascarillas, la evolución está siendo distinta porque todavía siguen siendo obligatorias tanto en la calle como en espacios cerrados fuera de los domicilios en prácticamente todos los países del mundo. En algunos están empezando a permitir que las personas vacunadas puedan transitar sin mascarilla en algunos lugares pero es un mercado que sigue muy activo. El boom de las mascarillas en España llegó en mayo con el inicio de la desescalada y su evolución en ventas ha seguido una dinámica más estable. 

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