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Precariedad estudiantil La precariedad estudiantil aumenta las colas del hambre en Francia

Las ONG se movilizan para distribuir comida a los estudiantes que han perdido sus empleos, mientras que los comedores universitarios ofrecen menús a un euro.

Estudiantes recogen comida de un banco de alimentos en París, Francia
Estudiantes recogen comida de un banco de alimentos en París, Francia. Sarah Meyssonnier / Reuters

Las llamadas colas del hambre crecen en Francia ante la situación de precariedad que sufre una parte de los casi tres millones de estudiantes del país. Muchos de ellos han perdido sus ingresos debido a las restricciones para hacer frente a la pandemia como el cierre de la hostelería.

Desde el inicio de la crisis sanitaria, nada menos que un tercio de los estudiantes franceses han tenido dificultades económicas y el 56% de ellos tiene que restringirse en sus gastos de alimentación, según el Observatorio de la vida estudiantil.

Una situación que les ha hecho recurrir a los bancos de alimentos para coger un paquete de comida que les dure tres o cuatro días. "Los estudiantes que recibimos son en su mayoría jóvenes que nunca habían recurrido a la ayuda alimentaria", explica al medio francés Le Ponit, Julien Meimon, fundador de la asociación Linkee y uno del responsable de distribuir los alimentos.

La asociación provee a los estudiantes de paquetes de comida recuperada de grandes distribuidores, restaurantes y empresas de catering. Una acción mediante la cual se distribuyen alrededor de 20.000 comidas.

"En la entrada, revisamos las tarjetas de estudiante. Si no lo tienen, o si no han podido registrarse, tampoco los rechazaremos", comenta uno de los voluntarios a Le Figaro.

Ya en enero los jóvenes salieron a la calle a protestar por la situación económica, pero también emocional por no poder asistir a clase en persona y ver a sus compañeros. Entonces, el Gobierno decidió que los comedores universitarios ofrecieran comida a un euro para los más necesitados.

A partir de ahí, surgieron otras iniciativas privadas, como el restaurante parisino Le Reflet, en la zona de moda de Le Marais, donde hace una "se ha puesto en marcha toda una cadena de solidaridad", gracias a proveedores y donantes, explica a EFE el responsable del local, Olivier Vellutini.

La pobreza menstrual también existe

Sin embargo, las necesidades de las estudiantes van más allá de la comida. La Federación de las Asociaciones Generales de Estudiantes (FAGE) calcula en una encuesta que el 33% de las mujeres interrogadas necesitaba una ayuda financiera para comprar productos de higiene femenina.

Ante este panorama y dentro de la estrategia del Gobierno galo para ayudar a las jóvenes con dificultades económicas para adquirirlos, las universitarias francesas dispondrán a partir de marzo de compresas y tampones de forma gratuita.

Así, la ministra de Educación Superior, Frédérique Vidal, indicó este martes que en las próximas semanas se instalarán distribuidores de esos productos en las universidades del país, que estarán situados en lugares de paso, en las residencias y en los servicios sanitarios de los campus.

"Nuestro objetivo es que para la vuelta de las vacaciones (de invierno) haya 1.500 distribuidores a disposición de todas las estudiantes", explicó la ministra. 

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