Este artículo se publicó hace 3 años.
La reanudación turística tensa la situación en diferentes barrios de València
Centenares de vecinos se manifiestan en La Saïdia contra un proyecto de macrohotel de 575 habitaciones y siete alturas que se ha convertido en el símbolo de la turistificación del barrio.
Joan Canela
Valencia-Actualizado a
575 habitaciones, cuatro bloques de pisos de siete alturas, residencia de estudiantes, hotel, 94 plazas de aparcamiento, además de numerosos negocios como bares, oficinas o coworking. Este es el proyecto que la empresa Inversiones Gran Valencia 2005 SL tiene pensado construir en la zona interior de una isla de casas al barrio de la Saïdia, en València.
El macrohotel, tal como lo llaman las asociaciones vecinales, que cifran en un millar la población turística permanente que llegará al barrio, ha despertado una fuerte oposición y centenares de personas –600 según la organización, 400 según la policía local- se han manifestado exigiendo en el Ayuntamiento que pare el proyecto.
"La movilización ha sido un éxito. Hay gente que se ha emocionado tanto por la asistencia quehasta ha llorado", ha explicado a Público Nacho Collado, abogado especializado en temas urbanísticos y miembro de La Saïdia Comuna, una de las entidades que han promovido la oposición al hotel. "Ahora es al Ayuntamiento a quien le toca mover ficha y esperamos que nos podamos reunir la próxima semana, pero por ahora no tenemos ninguna respuesta oficial", continúa.
Desde La Saïdia Comuna plantearán no solo que se busque la forma de revocar la licencia otorgada por el mismo consistorio, sino que se pueda llegar a la expropiación y se dedique el uso de las actuales naves a un centro social de gestión comunitaria. "Sabemos que esto es caro, pero también valen mucho dinero otras operaciones urbanísticas y entonces parece que no hay ningún problema", asegura Collado. En el barrio reivindican la falta de servicios básicos como centros culturales, biblioteca, centros para la gente mayor.
Punta del iceberg
"El barrio está cambiando", explica una vecina presente a la manifestación, quien añade que "cierran comercios de los de siempre como ferreterías o mercerías y son sustituidos por otros pensados para los turistas, como el alquiler de bicis o las lavanderías". Y esto no solo dificulta la vida cotidiana al vecindario, sino también han notado un aumento importante de los precios de los alquileres. Desde La Saïdia Comuna han calculado, con datos extraídos del portal Idealista, un aumento del 50%, con alquileres medios de 800 euros mensuales. "A mí mismo me lo han subido de 600 a 800 euros", denuncia Collado.
"Por ahora todavía somos un barrio normal, podemos revertir este proceso de turistificación, pero necesitamos que el Ayuntamiento se ponga las pilas", explica el abogado, quien espera que el Consistorio "haga efectiva la moratoria de nuevas licencias turísticas que anunció, porque si lo anuncia pero no lo aplica, solo genera que las empresas aceleran los proyectos. Hay que ser más serios".
Y es que este macrohotel solo es uno de los proyectos inmobiliarios relacionados con el turismo que está en marcha a la Saïdia, un barrio muy bien conectado, próximo al centro histórico de la ciudad y, hasta ahora, relativamente virgen, al menos en comparación con otros más saturados cómo Ciutat Vella o Russafa. Desde las organizaciones vecinales han contabilizado al menos otro proyecto de hotel residencia universitaria de 254 habitaciones, otro edificio con pisos colmena y hasta once bloques de pisos que ha ido adquiriendo la empresa Abadías Explotaciones Hoteleras y de los cuales, poco a poco, está echando a sus vecinos. A estos habría que sumar un mínimo de 141 pisos turísticos, solo contando los registrados registrados.
Este es un proceso que no es exclusivo de la Saïdia, sino que otros barrios en situación geográfica e inmobiliaria parecida, como Extramurs o Monteolivet, también sufren una creciente presión urbanística con la multiplicación de peticiones de licencias de explotación turística.
"Los inversores siguen actuando y en el Ayuntamiento están desbordados por la tramitación de licencias de nuevos hoteles y pisos turísticos", explica Paula Rosselló, activista de la plataforma Veïnat en Perill d'Extinció. "Y cuando se cambia la fisionomía urbanística de un barrio ya es muy difícil que los vecinos y vuelvan", apunta. Rosselló destaca que "con el confinamiento, muchos pisos turísticos fueron al mercado regular, pero estos habitualmente tienen 30 o 40 metros cuadrados, es un perfil muy determinado que, por ejemplo, no sirven para una familia. La situación no ha mejorado nada".
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