El regreso de la moda de los 90 restituye el culto a la delgadez extrema y despierta a los fantasmas de la insatisfacción corporal
Tras una década de apuesta por el 'body positive', ha resurgido la exaltación de los cuerpos delgados. Esta tendencia constituye un factor de riesgo para los problemas de alimentación, que han experimentado un repunte en los últimos años.
María Martínez Collado
Madrid-
Pasear por delante de los escaparates de las tiendas de ropa mainstream últimamente podría resumirse en ver pantalones de tiro bajo, de campana, crop tops o camisetas de hombros caídos. No hace falta ser un experto para observar que la estética de los años 90 y 2000, con referentes como las Spice girls, atractivas por sus huesos prominentes y aspecto frágil, ha regresado. Una moda que parece haber traído de vuelta el culto a la delgadez, como si el movimiento body positive nunca hubiera existido.
Si después del confinamiento por la pandemia del coronavirus las marcas apostaron por trasladar la ropa de casa a las calles y emergió una tendencia donde las prendas relaxed y holgadas eran mayoría, ahora las redes sociales están llenas de consejos para adelgazar y perfeccionar el aspecto físico. Internet está plagado de vídeos de usuarios y usuarias que muestran las calorías o la cantidad de alimentos que comen cada día, el número de batidos de proteínas o detox que beben y los ayunos que practican para mantener su cuerpo en línea.
El 71% de las chicas entre 16 y 24 años se identifica con un trastorno alimentario
Observando esta creciente ansiedad en torno a la salud y la imagen corporal, es imposible no acordarse del enorme impacto que tuvo para las generaciones de mujeres que crecieron precisamente en estas décadas el hecho de no encajar en esos cánones estéticos tan rígidos y estrictos.
En aquellos años, tuvo lugar un aumento drástico de los trastornos alimenticios, una tendencia que parece haber repuntado. Según los datos recopilados por la Fundación Fita y la Asociación Española para el Estudio de la Conducta Alimentaria, más de 400.000 jóvenes sufren algún trastorno de la alimentación en nuestro país.
Asimismo, un estudio reciente realizado por la Fundación Manantial profundiza en la gravedad de la situación, revelando que la relación de las jóvenes con su cuerpo y la comida es aún más preocupante: el 71% de las chicas entre 16 y 24 años se identifica con un trastorno alimentario, mientras que entre los chicos se detectan casos en tres de cada diez. Por su parte, la prestigiosa revista JAMA Pediatrics estima que más de uno de cada cinco adolescentes muestra signos de algún tipo de problema con la comida.
Cuerpos que nunca llegan a ser perfectos
Los expertos señalan que la "comparación social" desencadenada, debido a la mayor exposición a imágenes de individuos que se ajustan a los estándares de belleza normativos en las redes sociales, podría estar incentivando la insatisfacción corporal. Un malestar que, a su vez, podría contribuir o, al menos, podría ser un factor de riesgo en la proliferación de estos trastornos.
Denisa Praje: "Todo lo que tenga que ver con glorificar el cuerpo, la belleza, tendrá un impacto sobre los problemas con la alimentación"
"La moda tiene que ver con el cuerpo y existe una relación evidente entre la percepción del cuerpo y los problemas de alimentación. Lo que me encuentro en consulta es que cuando hablo con las pacientes sobre esto, sobre qué harían si tuviesen otro físico, me contestan que ponerse otro tipo de ropa, me hablan de ir a comprar tranquilas y encajar en otro tipo de tallas", explica a Público Denisa Praje, psicóloga especializada en conducta alimentaria.
A su juicio, las tendencias noventeras y millenial, "donde se muestra más el abdomen" y se destaca la zona del tronco, "seguramente también tendrán un efecto sobre cuál va a ser el cuerpo deseado", que tiene que ver con la idea del cuerpo delgado. La especialista pone el foco en la "sobrevaloración del físico" como "elemento central" en los problemas de alimentación y alude al "bombardeo constante" que se recibe desde las redes sociales. "Todo lo que tenga que ver con glorificar la belleza tendrá un impacto sobre estos problemas, que principalmente se mantienen por este culto", apunta Praje.
En la misma línea, Sandra Fernández, directora clínica del centro Arbore TCA, destaca que "sin duda" este es uno de los factores socioculturales que están más presentes en la aparición y el mantenimiento de los trastornos con la comida, "los cuales son mucho más marcados para la mujer que para el hombre, aunque en los últimos años cada vez se viene observando que esa presión por cumplir con un determinado físico también está aumentando en ellos".
Adiós a lo 'curvy'
Si el movimiento feminista, a través del body positive, se había traducido en una corriente a favor de los cuerpos reales y las plus size (que huía justamente del canon totalizado por los cuerpos extremadamente delgados e incluso demacrados, herederos de la estética grunge), ahora cada vez son más los rumores que dicen que hasta Kim Kardashian, la que fuera la reina de las curvas, ha decidido quitarse los implantes.
El boom de las hermanas Kardashian puso de moda las operaciones de cirugía estética que consistían en engordar los glúteos y los pechos a fin de conseguir una figura perfectamente curvilínea. Eso sí, nunca perdieron de vista los corsés para seguir luciendo cintura de avispa. Una apariencia, no obstante, que se alejaba de la figura de la heroin girl que desfilaba en las pasarelas de moda a principios de siglo, de la que, sin embargo, hasta ellas han empezado a desmarcarse.
De hecho, hace apenas un año, Kim Kardashian confesaba haber perdido siete kilos en tres semanas de cara a la Met Gala 2023 para encajar en el famoso vestido que Marilyn Monroe llevaba cuando cantó Cumpleaños feliz al presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy.
El afán de lograr un adelgazamiento exprés ha provocado incluso un pico de consumo de medicamentos −que deben ser recetados y aconsejados por médicos especialistas−, diseñados para tratar la diabetes, que tienen como efecto secundario la pérdida de apetito.
El caso de Ozempic, cuya farmacéutica advirtió de problemas de abastecimiento, ha sido el más sonado. Hasta se abrió hueco entre algunos artículos sobre los premios Oscar: ¿Cuál de las estrellas de los Oscar 2024 pudo o no haber usado Ozempic para reducir peso para la noche más importante de Hollywood?, se preguntaba una publicación de The New York Post.
Validación a costa de la salud
Que las tendencias de Hollywood y de las caras más famosas de Instagram se trasladen a pie de calle es cuestión de tiempo, aunque estas sean completamente inverosímiles e insanas. Praje pone de relieve la importancia que tiene el llamado "sentido común" y el aprendizaje a la hora de entender qué significa tener un cuerpo delgado o gordo, qué implicaciones tiene y a qué violencias se exponen las personas en función de su condición física.
Sandra Fernández: "Se asocia el modelo de belleza a la idea de seguridad, aceptación social, popularidad, y verlo continuamente hace que se idealicen esos cánones"
Buena parte de las veces se asocia "ese modelo de belleza a seguridad, aceptación social, popularidad, y verlo continuamente en influencers, cantantes o actrices a las que siguen y admiran, hace que se idealicen esos cánones y los vean como algo sano y alcanzable", señala en sintonía Fernández. "Si a esto le sumamos los filtros que se usan en las redes sociales, que también alteran completamente el rostro y el cuerpo simulando un físico que no es real, pero que cuadra con el ideal de belleza, el resultado son adolescentes y jóvenes que se comparan continuamente, con sentimientos muy negativos hacia su cuerpo", lamenta la especialista.
Durante los años 90, la influencia se transmitía principalmente a través de anuncios, revistas y vídeos musicales. En el año 2024, en cambio, las redes sociales se han convertido en la principal fuente de información. En plataformas como TikTok, los desafíos para perder peso son muy comunes. Sus algoritmos, además, muestran al usuario contenido que cree que le resultará interesante, lo que puede llevar a largas horas de exposición a consejos para adelgazar.
Es habitual encontrar a personajes famosos que muestran una vida de aparente éxito asociada a su físico. Actitud que, tal y como advierte Fernández, puede llegar a ser realmente dañina, sobre todo si se atiende al tipo de mensajes que lanzan a su público, con peligrosas recomendaciones a seguir para "parecerse a ellos, conseguir su cuerpo perfecto y una vida de popularidad".
"Algunos ejemplos de esta conducta son: hablar de alimentos prohibidos, dietas restrictivas, el uso del deporte como forma de compensación (son habituales mensajes tipo: Después de la hamburguesa de ayer, hoy toca gimnasio para quemarla), retos alimentarios y de deportes extremos, que ponen en riesgo gravemente la salud", afirma Fernández.
Espacios seguros que hagan resbalar la gordofobia
¿Qué puede hacer la ciudadana o el ciudadano medio para escapar de este bombardeo y obsesión informativa por la imagen? La psicóloga Denisa Praje lo tiene claro, la clave está en habitar y desarrollarse en entornos que "enaltezcan otras cualidades que no solo tengan que ver con el físico". La única forma de compensar la apología de la delgadez y las "tallas cero", considera, es convivir y crear espacios que no critiquen a otros cuerpos, que no sean gordófobos: "Todo ello sería un factor de protección muy grande porque de ahí vendrán grandes aprendizajes que nos ayudarán a ser más impermeables".
Por su lado, Sandra Fernández destaca la necesidad de favorecer la comunicación emocional y la capacidad de expresar el malestar, educar en la tolerancia a la frustración, "permitir el error como parte del proceso de cualquier aprendizaje, sin caer en la autoexigencia y el perfeccionismo", y hacer todo lo posible por que las redes sociales "no sean la única fuente de entretenimiento".
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