España empezó a vacunar contra la covid a los menores entre 5 y 11 años el pasado 15 diciembre después de que la Comisión de Salud Pública diera su visto bueno el 7 de diciembre. Menos de dos semanas después del inicio de la llamada vacunación pediátrica, un 23,3% de las personas en esa franja de edad ya ha recibido al menos una dosis. En total, 779.343 de los 3.349.276 menores entre 5 y 12 años a vacunar en todo el país.

El Gobierno considera que vacunar a estos menores es "un objetivo prioritario", tal como afirmó el pasado 19 de diciembre el presidente Pedro Sánchez. Sólo en los tres primeros días –entre el 15 y el 18 de diciembre–, se administró la primera dosis de la vacuna al 5% de la población entre 5 y 11 años. "Vamos a buen ritmo", certificó entonces Sánchez.

Sí, se va a buen ritmo –casi 800.000 menores con la primera pauta en 12 días, incluyendo dos fines de semana y la Navidad es todo un acelerón–, pero se atisban nubarrones en el horizonte. El pasado jueves el Instituto de Salud Carlos III, el organismo encargado de la investigación biomédica y de la salud pública en España, publicó los resultados de una encuesta de elaboración propia —realizada entre el 30 de noviembre y el 13 de diciembre— que señalaba que el 20% de los padres tiene claro que no va a vacunar a sus hijos contra la covid. Un 60%, en cambio, afirmaba en la encuesta que vacunaría a sus hijos sin dudarlo, mientras que otro 20% mostraba alguna duda.

Que uno de cada cinco padres y madres se muestren contrarios a la vacunación de sus hijos es ciertamente llamativo. Pese a todo, el propio Instituto de Salud Carlos III matizaba en su nota de prensa que el estudio "se hizo justo antes del inicio de la vacunación en España de este rango de edad entre menores, y que observando el ejemplo de las vacunas en gente adulta, la confianza ha ido subiendo de manera progresiva una vez consolidada la vacunación", con lo que parecía quitar hierro al asunto.

Las reticencias de los padres contrarios a la vacunación pediátrica no tienen mucho sustento, de acuerdo con las sucesivas declaraciones de los expertos en las últimas semanas. En un artículo de la Agencia Sinc publicado hace unos días, varios expertos en pediatría defendían la administración de la vacuna a los menores. "Este gran abanico de manifestaciones de la infección ha generado dudas en algunos padres, que preguntan sobre la conveniencia o no de vacunar, pero la vacunación en este grupo de edad es importante y necesaria", resumía a la autora del artículo Pedro Gorrotxategi, vicepresidente de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria.

Es cierto, como se comentaba en ese mismo artículo de la Agencia Sinc, que la infección de la covid en niños suele ser leve, asintomática en la mayoría de los casos, y apenas provoca mortalidad entre ellos, con la excepción de algunos casos graves. Diferentes estudios estiman una mortalidad de 0,21 por 100.000 niños de 0 a 9 años, y de 0,34 por 100.000 niños entre los 10 a 19 años. De hecho, según un informe del Sanidad publicado el 2 de agosto, hasta el 30 de julio pasado habían fallecido nueve niños de entre 6 y 11 años desde el inicio de la pandemia.

No es menos cierto, sin embargo, que los menores entre 5 y 11 años forman parte de la cadena de contagio. De hecho, esa franja de edad tiene, según los últimos publicados por Sanidad sobre la pandemia, una de las tasas de incidencia más altas: 1.332,35 casos por cada 100.000 habitantes. Sólo el grupo de edad de entre 30 y 49 años presenta una tasa más alta. Pero como señaló  hace unos días la ministra de Sanidad, Carolina Darias, son precisamente los menores aún no vacunados los que empujan la curva hacia arriba en su franja de edad.

La vacuna contra la covid-19 se ha demostrado eficaz y segura en menores, tanto en niños como adolescentes, sostiene el Ministerio de Sanidad. En el caso de los menores de 12 años, la vacuna ayuda a reducir la carga vírica en ese grupo de edad y repercutiría positivamente en el resto de la población al reducir la circulación del virus, recuerdan los expertos.