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Otra vez el Bribón

Juan Carlos I anuncia en Sanxenxo que volverá el 10 de junio a la localidad gallega para participar en otra regata. A su llegada al Club Náutico de Sanxenxo fue recibido con gritos de "viva el rey".

20/05/2022 El Rey Juan Carlos a su llegada al Náutico, a 20 de mayo de 2022, en Sansenxo (Pontevedra)
El Rey Juan Carlos a su llegada al Náutico, a 20 de mayo de 2022, en Sansenxo (Pontevedra). Raúl Terrel / Europa Press

Juan Carlos de Borbón apareció en Sanxenxo tras casi dos años de autodestierro en Abu Dabi tal y como es. Tan campechano. Con pantalón de pinzas, camisa blanca y chaleco casual, gorra contra el sol de esas que le quedan igual de bien y mal a los eméritos navegantes y a los raperos noveles, y andares más inseguros que regios.

A las puertas del náutico de Sanxenxo le esperaban unas 250 personas. Medio centenar eran curiosos, turistas y vecinos de la localidad, aunque la mayoría de quienes hicieron guardia para verle llegar eran periodistas. "No me habían hecho tantas fotos desde el día de mi boda", dicen que chisteó el monarca con quienes le recibieron en el interior del exclusivo club. Así es él.

Juan Carlos llegó al club náutico entre aplausos y coros

Ajeno a cualquier pregunta de los medios, como haciéndose el sorprendido ante la expectación que ha levantado su vuelta a España para participar en una regata, sin ver antes a su familia ni dar explicaciones sobre los turbios asuntos con los que se le relaciona, el ex jefe del Estado sólo se dejó querer por quienes le aclamaron al bajar del lustroso Volvo plateado de su amigo Pedro Campos.

"¡Viva España!, ¡Viva el rey!", corearon entre aplausos a las puertas y desde las terrazas del náutico y desde el muro del espigón del puerto. Una señora hasta se atrevió con un "¡Viva Canarias!".

Juan Carlos, que aún conserva esa maña que da la sangre azul para saludar sin mover la mano con elegantes rotaciones de muñeca, les respondió llevándose la otra al corazón y musitando "gracias, gracias". A los periodistas, en cambio, que le preguntaron a gritos y desde la distancia muchas cosas, desde cómo se encontraba hasta si pensaba pedir perdón por sus pecados fiscales, ni mú.

El rey no tenía cara de cansado, a pesar de que se hizo más de 6.000 millas en un jet privado para subirse a bordo del barco de acompañamiento de la embarcación en la que acostumbra a divertirse haciendo vela deportiva.

Su edad, 84 años, y su estado físico, no le permiten patronearla como exige una competición de verdad, así que, tras salir del club para cubrir en el Volvo todoterreno los 200 metros que separan el edificio del punto de atraque del velero, sólo pudo subirse un rato en cubierta para otear el horizonte y sacarse una foto con la tripulación.

En la sala de prensa, cortésmente habilitada para por el náutico con agua y bandejas de fruta y wifi poco fiable, algunos periodistas aún dudaban si el barco no sería el Fortuna, en realidad un yate de recreo a motor que se le acabó hace años a la familia real. Fortuna en masculino y cursiva, porque las otras fortunas que tiene su emérita majestad parece que no han sido ni serán nunca desguazadas.

El rey emérito tiene previsto volver a la localidad para participar en otra regata

La llegada del rey a Sanxenxo fue muy vistosa por el despliegue de cámaras, fotógrafos y plumillas, aunque en el pueblo, la verdad, todo estaba como siempre. Terrazas y playas con aforo ni siquiera a medio llenar, bermudas, camisetas y una deliciosa y primaveral brisa marinera. Lo típico en un municipio tan turístico como acostumbrado al famoseo local y a ver de vez en cuando algún sarao. Los agentes de paisano con gafas de sol, pinganillo y sobaquera abultada patrullando el paseo al borde del mar ni siquiera desentonaban demasiado.

De cómo pasó Juan Carlos sus primeras horas en España poco más se sabe que lo que indicaron unas mujeres que le vitoreaban y a quien el monarca se acercó para, según ellas, mostrarles su agradecimiento por recibirle con tanto entusiasmo. "Nos dijo que estaba encantado de volver", aseguraron risueñas. Otra mujer, que permanecía callada a su lado, se acercó luego al periodista para decirle lo que opinaba de la visita de Juan Carlos: "¡Pero vaya cara dura tiene este hombre!".

El alcalde de la villa, Telmo Martín, del PP, también insistió en que el monarca estaba feliz por su vuelta y por el gesto "espontáneo" de quienes acudieron a apoyarle. Y hasta bromeó con una ocurrencia para criticar a quienes no piensan, como él. Es decir, los que creen que es el Juan Carlos de Borbón quien está en deuda con España y con su fisco, y no al revés. "Hay una España real", dijo Martín, "y otra que es la que quieren hacernos ver cuatro políticos de nada", aseveró.

Por cierto, lo más importante: según aseguró luego el alcalde de Sanxenxo, el rey tiene previsto regresar de nuevo a la localidad el mes que viene para participar en otra regata, la de la Copa de España que se celebra a partir del 10 de junio. Lo hará, si puede, con el mismo barco. El Bribón. Otra vez.

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