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Vivienda y banca: los abusos del poder financiero al descubierto

Los desahucios continúan

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Desde 2009, ya se acumulan casi medio millón de desahucios y 600.000 ejecuciones hipotecarias iniciadas, según la PAH. . REUTERS/Susana Vera

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BARCELONA.- Casi todo parecía un cuento feliz hasta el estallido de la burbuja inmobiliaria. Las páginas de la historia empezaron a llenarse de altas cifras de desempleo, recortes públicos y subidas de impuestos. Y, para muchos, la angustia de no poder pagar la vivienda. Los desahucios aumentaron. Los bancos no querían perder dinero. Y, en esas, los únicos que perdieron fueron los ciudadanos expulsados de sus casas o engañados por los productos tóxicos de la banca. Los primeros suicidios de afectados crearon una mayor presión social y el Gobierno del PP respondió con una tímida respuesta en 2012: un código voluntario de buenas prácticas para los bancos y el Fondo Social de Viviendas (FSV).

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Cuatro años después, tras varias reformas bancarias, el sistema financiero ha salido a flote. No ha ocurrido lo mismo con parte de la sociedad que, como puede, se enfrenta aún a los desahucios o denuncia los fraudes de los productos tóxicos. Tampoco existe una política pública de vivienda que respete los derechos humanos. Una historia con un final feliz para el sistema financiero y agridulce para el resto de la sociedad: la banca rescatada se ha reestructurado, sigue teniendo beneficios… y el Gobierno da por perdido el rescate.

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Los desahucios continúan

La andadura de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) ya comenzó hace siete años. Las medidas de austeridad terminaron de asfixiar a muchas familias y sus viviendas. Como ayuda, sólo encontraron a esta plataforma. En estos cuatro años de Gobierno, el Partido Popular no ha respondido a sus peticiones. Desde 2009, ya se acumulan casi medio millón de desahucios y 600.000 ejecuciones hipotecarias iniciadas, según la PAH. Incluso se alcanzaron los 184 desahucios al día, en 2013. Ellos siguen con su meta: parar desahucios, recuperar viviendas vacías, conseguir la dación en pago y crear cambios legislativos.

PAH. EFE

Macías recuerda el impacto psicológico de los desahucios, el sentimiento de vergüenza, culpa, o fracaso y el impacto en la infancia. “Por las asambleas, sabemos de familias que alargan la leche de sus hijos con agua para tener dinero con el que pagar al banco”, confiesa el portavoz. Ante la débil política de vivienda estatal, este colectivo sigue con su petición de las 5 de la PAH, “políticas de sentido común y de dejar de servir a la banca”.

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Poca vivienda pública...y fondos buitre

Con más recortes, más desempleo y más vulnerabilidad, la tendencia es una mayor solicitud de vivienda social. Pero el Gobierno no ha respondido así. “La vivienda siempre se ha tratado como un bien de inversión, y no se ha legislado como un derecho humano, está invisible en la legislación”, explica Marta Mendiola, de Amnistía Internacional. Es un mal que viene de antes de la crisis, pero ésta aumenta la demanda.

Contenido adicional o infografía: ver versión completa del artículo.

Medidas ineficaces y con un coste social

Las diferentes reformas aplicadas al sistema bancario tan tenido diferente resultado. Una de ellas ha sido la desaparición de las cajas de ahorro. Para Julio Rodríguez, de Economistas Frente a la Crisis, “su desaparición no ha sido positiva para la economía española, por la pérdida de proximidad con el cliente”. Desde este colectivo también valoran otras actuaciones como el código de buenas prácticas o el Fondo Social de Vivienda que sólo han sido soluciones “paliativas al problema”, o que frente a los productos tóxicos de la banca, “el gobierno no ha apoyado con decisión a los afectados frente a los bancos”.

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Contenido adicional o infografía: ver versión completa del artículo.

Una banca pública, ¿la solución?

La insolvencia de los bancos llevó a España al rescate y detrás, hubo responsables, concreta Aurora Martínez, de Plataforma por la Banca Pública: “Ni los bancos centrales ni los gobiernos de PP y PSOE supervisaron. El Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores debieron asegurar que los bancos poseían suficiente capital para las perdidas imprevistas”, apunta.

La estafa de la cláusula suelo

Uno de los productos tóxicos que más afectados tiene es la cláusula suelo. Un simple texto de un párrafo transformó todas estas hipotecas. Los notarios, ni avisaron ni explicaron. Hubo una falta completa de transparencia por parte de los bancos. Desde la plataforma Stop Cláusula Suelo calculan que son unos dos millones y medio de afectados: “Éramos cinco millones, pero algunas personas han encontrado soluciones, otras han sido desahuciadas o incluso hubo suicidios. La mitad han caído por el camino. Otros han conseguido la retroactividad de las cantidades o la anulación de la cláusula”, confirma Israel Orozco, su presidente. Sabe que aún hay más afectados que no quieren decirlo por miedo y respeto, por la idea de que “el banco siempre gana y no reconocer que ha sido engañado”, afirma.

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El fraude de las preferentes

El fraude de las preferentes. EFE

“El escándalo de las participaciones preferentes ha significado el mayor fraude al ahorro de los consumidores por parte de la banca en nuestro país”, denuncia Ileana Izverniceanu, portavoz de la OCU (Organización de Consumidores)”. Después de la caída de Lehman Brothers en 2008 y el estallido de la crisis inmobiliaria en España, la banca no tiene suficiente liquidez. Y ahí aparecen las participaciones preferentes. Los bancos y cajas necesitaban dinero y lo vendieron masivamente, como un producto seguro, a 700.000 ahorradores sin explicar sus riesgos. “Se trataba de consumidores sin conocimientos financieros y que confiaron en su entidad de siempre”, confirma Izverniceanu.

Los afectados, ante la ausencia de respaldo de las instituciones públicas, tienen que demostrar en los tribunales que la comercialización no fue transparente y que no saben qué producto tóxico adquirieron. “La banca está perdiendo esta partida. Bankia, por ejemplo, pierde más del 90% de las demandas. Es fundamental que los consumidores denuncien estos fraudes porque es posible ganar a la banca”, explica. OCU critica que las entidades, “rescatadas por los contribuyentes”, obliguen a los afectados a acudir a los tribunales. Y que sólo cuando pierden los pleitos, ofrezcan acuerdos extrajudiciales.

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La banca pierde dinero... y busca comisiones

La banca tiene una bajada de hipotecas y de productos de inversión. Por eso, tiene que buscar dinero de la forma más sencilla. ¿Cómo? Con las comisiones bancarias. Según Adicae, las comisiones han aumentado un 25% y los bancos recaudan 20.000 millones de euros al año a sus clientes. Ruben Sánchez, de Facua, explica dos de las más recurrentes. “Una de las grandes estrellas de la crisis es la comisión por descubierto. Es una doble comisión donde el banco, de entrada, si te quedas con números rojos, aunque sean 10 céntimos, penaliza. ¿De cuánto puede ser la penalización? Puede alcanzar los 30 euros. Es como un préstamo con usura”, detalla.

Cierre de oficinas y despidos en el sector

La otra cara de la crisis bancaria son sus trabajadores. La reestructuración del sector ha llevado al cierre de oficinas, pero también menos empleo: “En 2008 éramos 278.000 y en 2015 somos unos 198.000 empleados. Ahora sólo quedan 13 cajas de ahorros, y algunas son propiedad de otras, por lo que hablamos de siete grupos. Y, de ellas, sólo dos son grandes: Caixa y Bankia. En banca la concentración ha sido importante, han quedado sólo cinco grandes”, describe Juan José Giner, de CCOO.

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Dos operarios trasladan un cajero automático en una calle de la localidad malagueña de Ronda. REUTERS/Jon Nazca

Prejubilaciones, excedencias pactadas, trasladas o salidas incentivadas han sido algunas de las soluciones más aplicadas, con acuerdos entre los sindicatos. Reclaman más puestos de trabajo a pesar de las circunstancias y de la paradoja que un día representó el país: “Es cierto que en España había muchas oficinas, pero en la zona euro somos el tercer país, por la cola, en número de bancarios por cada cien mil habitantes. Una cosa es reducir oficinas, y otra es la reducción de plantilla. Si reduces plantilla pierdes superficie de contacto con la realidad de la gente, y no das un buen servicio financiero”, justifica Giner. También recuerda que es un sector laboral donde se han aplicado recortes y congelación salarial del 2011 al 2015, y que desde entonces los trabajadores de la banca tienen “mayor presión comercial y más jornadas de tarde fuera del horario del convenio”.

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