'Harry y Meghan': una serie documental que denuncia el racismo institucional
Las historias inventadas por los tabloides británicos han sido el ojo del huracán del acoso a Meghan Markle, desembocando en un odio superior en las redes sociales y el silencio de la monarquía. Aunque no hay evidencias científicas de que exista una relación directa, la actriz declara en la serie documental de Netflix que el estrés que todo esto le ocasionó pudo haberle provocado un aborto.
Andrea Garcia
Actualizado a
Imagina ser de la realeza y tener que hacerle una reverencia a tu abuela. O mejor, querer dejarlo con tu pareja porque vives una relación de tres, pero una ‘entidad’ superior no te permite divorciarte —véase, la palabra más odiada por los británicos monárquicos—. Pasando al siguiente nivel, supón que eres de raza negra y eres miembro de la familia real, ¿qué podría salir mal? Este es el tridente que han experimentado habiendo nacido o siendo parte de la familia real en Inglaterra, respectivamente: Harry de Sussex, Diana Spencer y Meghan Markle.
Estas tres figuras no es que hayan sido muy abrazadas por la realeza y tampoco por los tabloides. Lady Di fue la primera de la fila en recibir la magnitud de acoso más aterrador de todos los tiempos. Aunque no hubiera redes sociales (y gracias), el acoso físico a su persona llegaba a unas alturas incontestables. Incluso, desde el filme se habla de que su temprana y trágica muerte no hubiera sucedido si los focos no hubieran estado tan obsesionados con ella. Meghan y Harry han seguido su camino y defienden su versión en el reportaje de la plataforma de streaming.
Lo que podría haber sido
Desde la cinta se debate la figura de Meghan para Gran Bretaña: una mujer negra que se esforzó por encajar en un mundo que no la protegió, mientras trataba de propiciar un cambio social a través del feminismo y el antirracismo. En un principio, el compromiso acercó la monarquía al pueblo, según testimonios recogidos en Enrique y Meghan, la serie documental producida por Netflix. ¿Cuándo se había visto un paso similar en una Casa Real llena de blancos?
Meghan se sincera y narra que dentro de la monarquía no podía ser ella. Ser parte de ese estamento significa, entre otras cosas, vestirse con prendas que no quieres llevar, tener un futuro que no es el que aspiras, no tener secretos y tampoco vida personal. Todo pasa por un filtro, el de la jefa de Estado. Hasta aquí, un guión sin sorpresas, pero el racismo y el odio que se desató en las redes sociales contra la intérprete de ‘Suits’, seguidas por las las fake news en la prensa y el without comments continuo de Palacio convirtieron su desembarco en Buckingham en una historia de terror.
Desde la monarquía británica, nunca hubo una palabra para defender a la duquesa. Titular tras titular, el silencio parecía ruido. Pero llegó un momento en el que por fin, lanzaron un comunicado; las declaraciones de los duques en la entrevista con Oprah les hicieron hablar. La pareja llegó a revelar en aquella ocasión que dentro de la familia hubo preocupación por lo oscura que pudiera ser la piel de Archie -su primer hijo- cuando naciera", debido a la ascendencia de raza mixta de Meghan. Ella, a su vez, admitió que había tenido pensamientos suicidas durante el tiempo que formó parte de la Casa Real. La institución se pronunció de manera obligatoria, sin disimulo, para asegurar que se compadecían por todo lo que sufrieron durante los tres años previos.
Royal ¿qué?
No es la primera vez que una mujer es la diana de la prensa en el Buckingham Palace. Diana de Gales fue un precedente claro. De hecho, Harry ha establecido la comparación públicamente: "He visto lo que sucede cuando alguien que amo se convierte en mercancía hasta el punto de que ya no son tratados o vistos como una persona real. Perdí a mi madre y ahora veo a mi esposa ser víctima de las mismas fuerzas poderosas”.
Cuando los duques de Sussex decidieron alejarse de sus deberes reales y mantenerse por ellos mismos económicamente, el amarillismo no tardó en titular “Megxit”, un términos machista con el que centraban la decisión del matrimonio de dejar todo atrás en Meghan, a pesar de que la última palabra la tuvo Harry, porque él es quien pertenece a la familia real. Ella fue la presa de toda la campaña de odio conformada por el Royal Rota, un sistema de acreditación exclusiva, organizado por la News Media Association. Lleva 40 años en pie, y según se explica en este hilo de Ana Laura en Twitter, todo el mundo que pertenezca a la realeza debe darles la primicia al grupo de medios del Rota.
Este pool mantiene un acuerdo tácito entre los tabloides —tipo de publicación que lleva intrínseco el sensacionalismo— y la monarquía para salvaguardar el derecho a los medios y periodistas acreditados de informar sobre la realeza británica a cambio de que no interfieran con sus actividades y ni con el aparato de seguridad. Sin embargo, la vulneración de la privacidad es el credo de los tabloides.
La información que se filtraba continuamente llevó a Meghan a tener litigios con medios de prensa escrita. Fue el caso del Daily Mail, el periódico que publicó una carta que le envió a su padre, Thomas Markle, después de su boda. “Tus acciones han roto mi corazón en un millón de pedazos", escribió la duquesa de Sussex en agosto de 2018 a su progenitor, a quien recriminaba en su misiva haberse inventado historias para la prensa.
El tabloide utilizó como pretexto para su difusión que el documento era de dominio público por la mención de su contenido en la revista People, en una entrevista organizada anónimamente por sus amigos para animarla por todo lo que estaba viviendo. La actriz ganó el caso y el medio asumió la victoria de Markle en su portada.
Situaciones como esa ocasionaron un estrés tal a los duques que la pareja asegura que el aborto que Meghan sufrió se debió a toda la ansiedad vivida durante años. No existen evidencias científicas que demuestren esta relación directa, pero hay diversos estudios que mantinenen que las mujeres con signos de estrés tienen tres veces más posibilidades de sufrir un aborto espontáneo durante las tres primeras semanas de embarazo. Por estos motivos y la falta de apoyo de la monarquía, el matrimonio decidió alejarse de sus funciones reales y criar a sus hijos fuera de los focos.
El vacío desde Palacio
Harry declara en la serie que, en su familia, “a veces eres más parte del problema que de la solución”. Con esta afirmación desliza que, desde su perspectiva, prefirieron encasillarlos y dejarlos fuera de lugar para la opinión pública, para que la Reina no perdiera aceptación por parte de la sociedad. Una forma fácil de despejar la X de la ecuación y salir ganando. La columnista de The Guardian Afua Hirschl, define a la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth) como “el imperio 2.0, un conjunto de antiguas colonias con el antiguo maestro imperial a la cabeza”. Si aplicamos esta interpretación y establecemos un símil con Star Wars podría decirse que Isabel II sería más un senador Palpatine, que un Yoda.
La monarquía, una vez más, perdió su oportunidad de reformarse y prefirió quedarse en los márgenes del silencio y del racismo. No olvidemos que Reino Unido fue el líder del comercio de esclavos hace siglos y hasta el XIX no se prohibió esa ley en el país. Lamentablemente, la historia ha dejado unas manchas difíciles de borrar. Los duques de Sussex intentaron ser parte del cambio y no lo consiguieron, pero han sido galardonados con el premio Robert F Kennedy a los Derechos Humanos por su denuncia pública del racismo en el seno de la monarquía británica.
Las críticas persisten
A pesar de que en febrero de 2021, el matrimonio se desvinculó oficialmente de las responsabilidades de la familia real británica, al término del año de gracia que recibieron después de que confirmasen su deseo de hacer vida lejos de palacio e incluso de Reino Unido, y la Reina Isabel II les retiró todos los títulos militares y reales; el debate público ha continuado. Han recibido críticas dentro y fuera de Gran Bretaña y se les ha acusado de mercantilizar su vida con el documental, por el que habrían recibido cien millones de dólares.
En nuestro país, la última en viralizar esta postura ha sido la periodista Ana Rosa Quintana, que esta misma semana ha arremetido contra Harry por la publicación de unas memorias autobiográficas que han salido a la venta el 10 de enero. “Es un niñato”. Los tertulianos de su programa no han podido resistirse a comentar la publicación de algunos fragmentos del libro titulado Spare, un relato que desarrolla temas candentes que se dejan entrever en el documental y en las últimas apariciones televisivas del duque: la mala relación con su hermano, su paso por Afganistán o su consumo de drogas.
¿Qué no nos están contando?
Hay algo que está claro. Nunca sabremos qué parte del todo es la que falta en la historia. Lo que cuentan es su versión y eso nadie puede rebatirlo. Por otra parte, hay temas sobre los que han evitado dar muchos detalles. Por ejemplo, la portada donde Harry aparece disfrazado de nazi publicada por el tabloide The Sun no se muestra en la serie. Él se centra en pedir perdón y reconocer que es el error que más le persigue. En sus memorias, en cambio, el príncipe revela que Kate y Guillermo, herederos a la Corona, fueron los que le animaron a llevar ese traje en esa famosa fiesta en 2005.
La BBC aporta otra interpretación. Desde la cadena británica aseguran que el reportaje es “parcial y selectivo”, aunque Netflix lo presente como una "serie en profundidad y sin precedentes".
En la charla de Harry con Anderson Cooper, el hijo menor de Carlos III y Lady Di, se defiende de las acusaciones de “lavado de imagen” y declara que prefirió no callar por una razón: “Cada vez que he tratado de hacerlo en privado han habido informaciones, filtraciones y siembra de historias falsas contra mí y mi esposa”. En su intervención aseguró que están hartos porque Palacio no hizo con ellos lo que llevan haciendo décadas con otros miembros de la familia y finiquitó el asunto con una frase lapidaria: “El silencio es una traición”. Es el ‘ya basta’ de los duques de Sussex.