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Medem salta al vacío con su película más intimista

El cineasta regresa con la arriesgada Room in Rome, el encuentro de dos mujeres durante una noche

SARA BRITO

Una advertencia antes de empezar: 'Quien quiera puede quedarse en lo epidérmico, en el juego sexual de dos chicas desnudas en una cama, pero es imposible que la película no te agarre por dentro'. Julio Medem ha puesto punto y final a su regreso al cine, Room in Rome, y lo ha hecho con pesar, con ganas de continuar escarbando en la vida de esas dos mujeres que empiezan jugando una noche y que acaban transformadas a la mañana siguiente.

Dice que ha llegado muy lejos. Él y las actrices, Elena Anaya y Natasha Yarovenko. Y que, al tiempo, esta es 'la película más sencilla' que ha hecho en su vida. Se le escucha excitado y feliz al otro lado del teléfono. 'Estoy muy contento. No es que marque el camino por el que quiero seguir, pero es algo que nunca había hecho'.

Nunca había abordado una película de encargo, ni había rodado en inglés. Tampoco había trabajado sólo con dos actrices en una única habitación, ni había rodado los cuerpos de una forma tan radicalmente íntima.

'El desnudo no importa tanto. He intentado no encuadrar para que prime el desnudo, pero tampoco lo he tapado. Creo que el resultado prende mucho y conmueve', asegura el autor de filmes como La ardilla roja (1993) y Los amantes del círculo polar (1998).

Han pasado tres años desde Caótica Ana (2007) y muchas páginas y guiones escritos para calmar la desazón que siguió al linchamiento mediático de aquel filme, el más extremo y personal de su carrera. 'He aprendido que soy ese espectro que puede gustar mucho, regular o al que se le puede denigrar. Ya me he acostumbrado a esa fluctuación, unas veces te clavan espinas y otras te hinchas a manjares', confiesa.

'Soy un espectro que puede gustar mucho, regular o nada'

Algunos manjares han empezado a caerle antes incluso de que acabara Room in Rome en el cuarto de edición. La película está vendida a más de 20 países, entre ellos mercados de difícil acceso como el americano. A España llegará en primavera y en unas semanas sabrá a qué festival le regala su regreso. Ha recuperado la confianza, pero también quiere recuperar al público. 'Caótica Ana tuvo doscientos mil espectadores, una cifra por encima de la media de las películas españolas. Además funcionó mejor fuera que en España. Creo que fue un problema de expectativas, se esperaba demasiado después de Lucía y el sexo'. El cineasta sigue recordando los ataques personales, pero dice que ha mudado de piel.

Inspirándose en la película chilena En la cama (Matías Bize, 2005), Medem ha hecho suya Room in Rome a base de reescribir hasta 12 versiones del guión y de dar mucha cancha a las dos actrices. 'Ellas han puesto mucho de sí mismas, han construido el pasado de sus personajes y han alcanzado una complicidad muy profunda', aclara el director vasco.

A Anaya la descubrió en Lucía y el sexo (2001), pero en Room in Rome 'alcanza una profundidad enorme. Es la persona con el crecimiento más impresionante que he conocido', confiesa, y recuerda una secuencia que le conmueve, el monólogo de ocho minutos de la actriz. 'La película sucede casi en tiempo real, casi sin elipsis, eso la hace aún más intensa', explica.

Elena Anaya es Edurne, una ingeniera que viaja a Roma por trabajo y que conoce, durante su última noche en la ciudad, a Natasha. Se enamora. 'Empiezan jugando, no quieren que les pase nada más pero les pasa'. ¿Es todo tan severo y trascendental como parece a primera vista? 'No, hay humor en la película, pero también mucha emoción', aclara el cineasta.

Por mucho encargo que sea, Room in Rome es también muy Medem. Ahí está su interés por lo etéreo y metafísico, y también su gusto por lo orgánico y carnal. También hay guiños a un proyecto que persigue desde hace años y que lo tiene atrapado en lecturas interminables de la Grecia clásica: Pericles y Aspasia. 'La película tendrá lugar en el siglo V antes de Cristo y será la historia de amor entre Pericles y Aspasia', dice. 'Ese proyecto reclama toda mi atención ahora', asegura, apasionado.

Mientras tanto, no es casual que en Room in Rome Medem haya trasladado la trama del filme original de Bize de Chile a la capital italiana ('una ciudad empapada por la emoción de la Historia', dice), ni que las dos mujeres se alojen en el Hotel Pompeya, ni que mantengan una conversación sobre el ágora griega.

Así que, de la película más pequeña saltará a la más grande que haya hecho y pondrá a prueba una vez más que la carrera de Julio Medem es sinónimo de salto al vacío.

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