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"La voluntad de Batasuna de dejar su vinculación con el terrorismo es sincera"

Presidente del PSE. Participó en el último proceso de diálogo y plantea una nueva vía para el final de la violencia

GUILLERMO MALAINA

Después de publicar Historia del socialismo vasco, donde repasa desde su origen en las minas hasta la llegada al Gobierno autonómico, Jesús Eguiguren, presidente del PSE y su interlocutor en las negociaciones de Loiola, prepara un libro sobre el fallido proceso de paz: 'Para que se vea que no hubo las traiciones a España y a la democracia de las que se nos acusan'.

Tras el arresto de Arnaldo Otegi y Rafa Díez Usabiaga, usted afirmó que si Batasuna tenía un debate serio, seguiría adelante.

Entonces hubo como siempre acusaciones al ministro del Interior, pero se ha visto que el debate ha continuado. Creo que es sincera la voluntad de Batasuna para buscar el modo de dejar la vinculación con el terrorismo. Cuando dice que hace un debate para buscar salidas, no es una estrategia para engañar a la policía, a los periodistas, a los partidos... y colarse en las elecciones municipales. Por lo que sé y por lo que me cuentan, es un debate sincero y, además, el desenlace ha sido mayoritariamente a favor de hacer política. Otra cosa es que no sabemos bien cómo será esa nueva línea.

¿Qué quiere decir?

Las dudas me entran al pensar si van a saber o van a poder superar esta situación. No va a cambiar nada si ETA no renuncia a las armas o si Batasuna no se compromete a condenar los atentados. Y creo que ninguna de esas dos premisas están de momento encima de la mesa. Entonces, basta un atentado para que todo el debate pueda quedar en papel mojado.

¿Considera que una apuesta en exclusiva por las vías políticas no implica como tal un rechazo de la violencia de ETA?

Pues no, porque eso ya lo han hecho antes. Cuando hablan de rechazo a todo tipo de violencia, meten la violencia del Estado, de la Policía, de la Guardia Civil... Lo único que vale ya es que Batasuna consiga parar a ETA o, si actúa, la condene. No veo otra fórmula.

'Admiro a Zapatero y a Rubalcaba, pero ellos no pueden resolver el problema vasco'

¿Vio avances en el comunicado de ETA sobre la idea de Alsasua?

Alsasua para ellos es la Tabla de Moisés, pero para uno que lo ve desde fuera no hay casi nada nuevo. Han incorporado los principios de Mitchell, pero en el momento actual no tienen vigencia. Cuando estábamos en el último proceso de paz y se iba a formar la mesa de partidos, era cuando tenía sentido asumir esos principios. Ahora nadie se va a sentar para hablar sin la garantía de que ETA lo deja. Poco más dice ese documento. Lo importante es lo que está detrás, la explicación del documento que han dado desde Batasuna a su mundo, que viene a querer decir: 'Esto va a misa y si alguien va en contra, nos vamos a plantar'.

¿Pero cree posible un plante de Batasuna ante ETA?

'No va a cambiar nada si ETA no renuncia a las armas o Batasuna no condena los atentados'

Ver para creer, como decía Santo Tomás. Si hoy hubiera atentados, creo que Batasuna no los condenaría, pero dentro de un año o dos igual sí. Depende también del tipo de atentados y de su tira y afloja.

Si Otegi y Usabiaga propugnan el final de la violencia en la izquierda abertzale, ¿su encarcelamiento no supone poner piedras en el camino hacia la paz?

Estas cosas son inevitables. En cualquier caso, para quien quiere seguir adelante no son piedras en el camino, son baches. Esta idea de justificar siempre que no hacen las cosas porque surgen problemas no puede ser. En política, hay que tener convicciones y tomar decisiones. Y este es un momento para tomar decisiones, no de lamentaciones. No se han dado cuenta de que hay una cuestión previa sin la cual nada de lo demás sale: es la decisión de parar. Cuando tomen esa decisión, si hay una piedra en el camino, les ayudaremos a quitarla.

Los partidos nacionalistas acusan al Gobierno de obstaculizar el debate en Batasuna.

El nacionalismo vasco tiene una visión conspirativa de la historia. No sé si es una visión paranoica de la realidad, pero eso refleja su debilidad, falta de confianza en el Gobierno, pese a que tratamos de explicárselo, y mucha estrategia electoral.

¿Puede esperar la izquierda abertzale flexibilidad del Gobierno si apuesta por las vías políticas y pacíficas?

La flexibilidad no es lo más adecuado en la lucha antiterrorista. No olvidemos que la ebullición de la izquierda abertzale es fruto en parte del proceso de paz fallido y de la Ley de Partidos. Yo fui partidario de las dos. También es consecuencia de las actuaciones del ministro Rubalcaba, ahora de Rodolfo Ares y la Ertzaintza, de la política de deslegitimación social del Gobierno vasco... Podría darle 20 ejemplos más de la catarsis que ha supuesto el cambio político en el País Vasco para esa reflexión en la izquierda abertzale. Se le ha vuelto el mundo al revés. Creía que estaba en 1977 y se ha dado cuenta de que estamos en 2010.

Hace casi un año, declaró a este diario que el inicio de la paz se vería en 2011. ¿Lo mantiene?

Entonces era casi una intuición y ahora me siento mucho más convencido. Posiblemente, desde la política habrá que hacer algo para fomentar esto, pero todo me lleva a pensar que el clímax de la paz llegará en un par de años. Porque si la izquierda abertzale no pudiera presentarse en las elecciones de 2011, ya sólo le quedaría la oportunidad de las autonómicas.

¿A qué se refiere con eso de hacer algo desde la política para favorecer el final de la violencia?

No quiero crear polémicas, pero la idea que plantea Iñigo Urkullu para actualizar todos los pactos desde Ajuria Enea me parece muy seria e interesante. No sé exactamente qué hay detrás, pero creo que esa idea encierra una creencia sincera en que, como en Ajuria Enea, quizá sería ahora el momento de sentarnos y, partiendo del principio 'o ETA para o Batasuna lo condena', preguntarnos qué más podemos hacer. Creo que es la primera vez en la vida que coincido con Urkullu. No me extrañaría que esta legislatura Patxi López tenga que impulsar algo así.

¿Y qué podría hacerse desde la política, podría concretar más?

Siempre hablamos de Batasuna y ETA, pero ese conglomerado es más amplio, como por ejemplo las familias de los presos. En el anterior proceso de paz, madres y padres de presos me daban abrazos en la calle. Todos no, claro. Es un colectivo organizado y sale a gritar eslóganes, pero alguien les tiene que decir que la forma de que sus hijos salgan de la cárcel es, precisamente, convencerles de que hasta aquí hemos llegado y de que vamos a iniciar otra etapa. Además, están los propios presos. A lo mejor, en lugar de estrategias de convertir a un preso en traidor al acercarlo a Euskadi, hay que buscar otros sistemas; no de reinserción, esta palabra ya está quemada, sino de incorporación a la sociedad. A esta gente les tiene que empezar a llegar este tipo de mensajes.

¿Cómo piensa que se tiene que gestar ese nuevo proceso de paz?

Eso lo tenemos que hacer los vascos. Mire, yo admiro muchísimo a Zapatero y a Rubalcaba, que lo está haciendo fenomenal como ministro del Interior. Dicho esto, hay que entender que el problema vasco es un problema de enfrentamiento entre vascos, no tenemos un conflicto con España, y por lo tanto lo tenemos que resolver aquí. No lo puede resolver Rubalcaba ni lo puede resolver Zapatero.

'El nacionalismo vasco tiene una visión conspirativa de la historia que refleja su debilidad'

¿Y qué papel tendría el Gobierno?

El Gobierno debe seguir lógicamente con lo que está haciendo, con las fuerzas de seguridad, con la Justicia... Aparte de esto, lo que puede hacer es ayudarnos y dejarnos hacer. Pero, en fin, aún no son muy conscientes en Madrid ni tampoco aquí, en el PSE, de que hemos entrado en una nueva etapa en la que Madrid pasa a un segundo plano. Al primer término pasan las instituciones vascas, que son las que deben analizar este asunto.

¿De qué debe concienciarse el Partido Socialista de Euskadi?

Nos tenemos que creer que tenemos la misión histórica de pacificar el país y poner en marcha la reconciliación. Y que eso necesita muchas cosas. Lo dejo ahí. El resultado final debe ser un pueblo unido que no olvide lo que pasó, pero que tenga también cierta capacidad de olvido. Porque la memoria histórica es fundamental, pero sólo funciona si hay una cierta capacidad de olvido. El nuevo Gobierno vasco no ha venido a gestionar cuatro cositas, como el anterior, sino a hacer un proyecto político y ahí entra buscar la unión de los vascos. Y para eso, necesitamos vivir en paz y reconciliarnos.

'La crispación política en Madrid no da margen. El tema se lo vamos a llevar a Madrid solucionado desde Euskadi'

¿Cómo debería articularse ese proceso de paz?

Lo primero es que ETA lo deje de forma clara. Además, el método de antes no vale. Las dos mesas que nunca existieron en el proceso anterior se echaron a la hoguera el día de San Juan. Lo que se haga debe ser en las instituciones vascas y entre los partidos vascos. Y para eso Batasuna tiene que resolver antes su problema, porque debe ser legal y estar en las instituciones. Ahí es donde tenemos que ir tomando decisiones. A eso me refería cuando he dicho que Madrid, sin olvidarse de esto, nos tiene que dejar este tema a nosotros. Los socialistas vascos lo podemos resolver.

¿Y sobre qué deberán hablar y llegar a acuerdos los partidos vascos en ese final dialogado?

Sobre lo que la izquierda abertzale llama las consecuencias del conflicto, el reconocimiento de las víctimas y la reconciliación de los vascos.

¿Cree que el resto de partidos se sumará a este planteamiento?

No veo mala voluntad. Al PNV, aunque ha perdido el Gobierno vasco, en estos temas lo veo con ganas de ayudar. Al PP también. Este no es el PP que te decía no a todo. Si hablo con Basagoiti y le cuento todo lo que le estoy contando a usted, seguro que me dice: 'Oye, pues vamos a ponernos a trabajar, ¿no?'. También hablo con Aralar, y está de acuerdo. A EA se le está criticando excesivamente porque la gente piensa que va a entregarse en los brazos de Batasuna. Y creo que esa gente está muy equivocada.

Decía que Madrid debe pasar a un segundo plano. ¿Por qué?

Hay que traer el problema al País Vasco porque así ha sido históricamente. Y también en parte porque, en Madrid, la opinión pública y la crispación política no dan margen. No se iba a comprender ningún tipo de gesto, decisión o estrategia del Gobierno. España no lo permite. En cambio, en el País Vasco, en las instituciones vascas, sí se puede hacer porque la sociedad vasca sí lo permite y va a dar su apoyo. Para entendernos, a Madrid el tema lo vamos a llevar solucionado desde Euskadi.

Hablaba antes de EA. ¿Qué papel cree que puede jugar?

EA no va a hacer ninguna lista con Batasuna si no para ETA o no se compromete a condenar sus atentados. Entonces, si pone esa condición y aún así siguen hablando, pues lo mejor es ser espectador de lo que ocurra. EA sería el escudo, porque supongo yo que nadie se va a atrever a ilegalizar a Carlos Garaikoetxea.

'Este no es el PP que decía no a todo. Si le cuento a Basagoiti todo esto, seguro que me dice: Vamos a trabajar'

¿Ve con buenos ojos una entente entre EA y la izquierda abertzale para las elecciones de 2011?

Ahí todos ganaríamos. EA buscaría su función en la historia, que hasta ahora no la había buscado. Batasuna podría empezar a hacer política. Y también saldríamos ganando todos los demás porque sería un paso adelante para la paz si sale bien. Si lo hacen bien, no lo veo con malos ojos.

El PP ya mete presión al Gobierno para que lo evite.

Sí, pues que la Fiscalía y el Gobierno hagan lo que puedan, porque [EA y Batasuna] tampoco son hermanitas de la caridad y prepararían mil argucias legales para salir adelante, aunque no le guste al Gobierno. El Gobierno lo que debe hacer es aplicar la Ley de Partidos, y si ellos consiguen cumplirla, adelante.

Sobre las elecciones de 2011, ¿qué estrategia seguirá el PSE para intentar llevar el 'cambio' a otras instituciones?

Donde los resultados electorales aconsejen gobernar con Aralar gobernaremos con Aralar, donde aconsejen hacerlo con el PP, con el PP, y donde aconsejen hacerlo con el PNV, con el PNV. Hombre, siempre tendrá cierta ventaja el PP en la medida en que hay un pacto con ellos y no se pueden hacer alianzas contra la política del Gobierno vasco.

¿Debe preocuparse el lehendakari por las encuestas?

No. Lo que dice el Euskobarómetro y las encuestas que tenemos es que la sociedad ha asumido el cambio. Haces un sondeo y el 40% de los votantes del PNV te dice que le parece bien que Patxi López sea lehendakari. Hombre, luego te añaden: no es el Gobierno que a mí me gusta. No es un Gobierno que entusiasma, pero el cambio que se ha producido en el País Vasco es de países nórdicos, tranquilo. No obstante, no quiero hacer un análisis triunfalista, porque sería el camino al fracaso.

¿Será capaz el lehendakari de recuperar la confianza del PNV?

Yo creo que Patxi López y Urkullu no tienen malas relaciones. Lo que ocurre es que cada uno defiende su proyecto. Yo creo que saldrá bien.

¿Y el PP no se revolverá?

No, porque las relaciones con el PP son más intensas que con el PNV. ¡Por qué se iba a quejar!

¿Y cómo ve el PSE la política del Gobierno en España?

Hay que levantar el vuelo un poco. No lo digo porque piense que estamos mal; estamos como se suele estar en la segunda legislatura a estas alturas. Y no veo a nadie capaz de relevar a Zapatero. En el PSE no estamos preocupados por eso, pero a veces nos parece que el Gobierno debería anticiparse a algunos problemas, como en Catalunya.

¿A qué se refiere?

Darle tantas vueltas a la cuestión del Estatut y mentalizar a Catalunya de que le puede perjudicar, antes de que salga la sentencia, no lo entiendo bien. Habría que hacer lo contrario: sea cual sea la sentencia, busquemos la estrategia para que sus repercusiones sean mínimas. Me preocupa mucho tanta crítica al Tribunal Constitucional y, sobre todo, por parte de los nacionalistas. Si no hubiera TC, las arbitrariedades de los gobiernos con las comunidades autónomas serían muy superiores. En cualquier caso, nos gustaría que el Gobierno arreglara ese tema. Porque me temo que si en el Partido Socialista perdemos las próximas elecciones, no va a ser por la crisis económica, va a ser por no haber encauzado el tema de Catalunya.

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