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España vuelve a nadar

Después de unos decepcionantes Juegos de Pekín, la expedición nacional abandona con nota su participación en Roma

A.CABELLO / AGENCIAS

El perfil de la natación española en los últimos años se asemeja al de una etapa ciclista de alta montaña. Subidas y bajadas pronunciadas, sin apenas terreno llano. Los grandes picos siempre han estado apoyados en las individualidades: los López Zubero, el amago de Sergi López, Nina Zivaneskaia... La actuación de la expedición en los Juegos de Pekín marcó uno de los puntos más profundos de esas depresiones en las que cíclicamente suele precipitarse la piscina en línea en España. Es cuando salen a flote las discrepancias con los métodos de entrenamiento y la falta de medios e instalaciones apropiadas para los deportistas.

Los Mundiales de Roma parecen haber cambiado de nuevo la tendencia de la natación en línea: tres medallas de bronce, seis finalistas, tres semifinalistas y ocho récords de España. La suma de las brillantes chicas de la sincronizada y la emocionante plata del waterpolo cierra dos semanas notables para España. En la competición en línea se iguala el tope de tres medallas que tenía la selección. Sumados los logros en todas las modalidades, son sus mejores Mundiales de la historia.

'Creo que son los mejores campeonatos del mundo para España. Visto el cambio de reglas para el año que viene va a ser difícil repetir un torneo así. Los aficionados tienen que estar satisfechos con nuestra actuación en Roma', decía ayer Erika Villaecija.

La jornada final de competición se cerró ayer con la cuarta posición de Aschwin Wildeboer en la final de los 50 metros espalda con un tiempo de 24 segundos y 57 centésimas.

Wildeboer se quedó a nueve centésimas del récord de España que él mismo batió en la semifinal del sábado. El español no ha bajado de la quinta posición en las tres finales a las que ha accedido en estos Mundiales de Roma. 'Ha estado muy consistente, ha demostrado que ha dado un paso importante en este campeonato. Estar entre los cinco primeros en las tres finales que ha disputado es una muy buena señal', añadía ayer Villanueva.

Marco Rivera acabó séptimo en la final de los 1.500 metros con un crono de 15 minutos, 1 segundo y 92 centésimas. El español llegaba de participar en la final de los 800 metros libre, en la que quedó también séptimo. Ha sido el primer nadador español que baja de los 15 minutos en los 1.500 metros libre, una barrera que ayer no superó.

Además de la buena preparación, el ambiente de la selección española en Roma ha sido muy distinto al vivido en Pekín. Se ha conseguido una comunión entre nadadores y federativos que ha tenido su reflejo en la piscina. Las sensaciones parecen haberse revertido en un año.

'Los nadadores que han estado aquí ya estaban hace ocho meses. Así que no hemos inventado nada. Había motivos que impedían que los resultados afloraran, incluso en contra del propio sentido común. Hemos impuesto unas reglas que hace que nuestros deportistas naden más a gusto y con más confianza'.

Todo no ha sido positivo. La mediocre actuación de Mireia Belmonte es una de las grandes decepciones. A pesar de su gran talento, la joven promesa no termina de explotar en una gran competición. Otro gran fiasco fue la descalificación de Melquíades Álvarez en los 200 braza por nado irregular.

¿Y el futuro? 'Evidentemente el año que viene tendremos que hacer unos buenos Europeos, pero por muchas medallas que consigamos en Budapest, para llegar bien a unos Juegos tenemos que ganar peso en unos Mundiales. Aquí hemos ganado, pero tenemos que dar otro paso en Shanghai 2011. Tener más medallistas y más finalistas para tener opciones en Londres', comentaba ayer Luis Villanueva, el director técnico español.

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