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Nuestro sueño no es la manta, dicen los "sin papeles"

Reuters

Por Elena Massa

Abdou salió de Senegal persiguiendo un sueño, el de mejorar su calidad de vida y la de los suyos viajando a Europa, pero una vez aquí se encontró con una realidad bien distinta: el único trabajo que la sociedad le permitía hacer conllevaba pena de cárcel.

Dueño de una tienda de fotografía en su país y, con 25 años, decidió irse a la aventura que suponía Europa y acabó en Madrid, donde encontró trabajo como mantero. Un día la mala suerte se cebó aún más con él: un policía en moto y con porra le persiguió, él se cayó, se destrozó la rodilla y pasó tres noches en la comisaría.

Ahora no puede ni quiere arriesgarse a salir a vender ni buscar por otro sitio porque no tiene papeles.

"Me gustaría volver a Senegal pero no quiero regresar como un fracasado", dijo Abdou a Reuters.

El artículo 207 del Código Penal prevé penas de seis meses a dos años de prisión para quien reproduzca, plagie o distribuya obras de autoría registrada, lo que denunciaron la Red de apoyo Ferrocarril Clandestino y la Asociación de Sin Papeles de Madrid el jueves en la plaza de Sánchez Bustillo, delante del museo Reina Sofía en la capital.

Un círculo de mantas, cada una con una letra, formaba la frase "Sobrevivir no es delito", uno de los lemas del acto, junto con "Todos tenemos un sueño y no es la manta".

"El próximo semestre los políticos tienen la oportunidad de introducir un cambio con el que se despenalice la manta. (...) Es una oportunidad de oro para borrar una injusticia de nuestro Código Penal que de otra manera quedaría inscrita por muchos años", dijo Marta Malo, portavoz de Ferrocarril Clandestino, refiriéndose a la reforma de la legislación penal, cuya aprobación en el Parlamento está ahora en trámite.

El acto contó con la escenificación de un día de trabajo cualquiera, en el que los senegaleses Mamadou y Samba se van a trabajar. Una pareja de policías con uniforme pasa por delante de los manteros haciendo caso omiso, pero a través del 'walkie-talkie' hablan con policías de paisano y éstos se presentan como compradores. Acto seguido viene la detención y uno escapa, pero Mussa, que pasa casualmente por allí, es detenido y llevado a comisaría igualmente.

El actor Alberto San Juan, que apoyó el acto, afirmó que "no se pueden poner los derechos de autor por encima de los derechos humanos elementales como la libertad o el derecho a comer".

La mayoría de manteros eran albañiles, traductores, profesores, pintores, pescadores o artistas, entre otros, antes de llegar a España, donde algunos han participado en la construcción de la M30, se han ocupado de personas mayores y han recogido las cosechas. Por diferentes razones emigraron y se encontraron con que no había ningún espacio laboral para ellos, y ahora, por intentar rehacer su vida vendiendo música, cine, bolsos, monederos o relojes, ven que 63 de sus compatriotas están actualmente encarcelados.

"Hay un sector que está directamente implicado, que son los creadores, los autores. Ellos tienen que decir algo: o bien que apoyan que la gente vaya a la cárcel o bien que están en contra, porque les atañe directamente ya que esas personas van a la cárcel en su defensa, y yo no quiero que nadie vaya a la cárcel en mi defensa", continuó San Juan.

"Hacer una sociedad mejor para ellos es hacer una sociedad mejor para todos, y ellos ya no son "ellos" porque ellos somos nosotros", declaró José Enrique Ema, miembro de la Red de apoyo Ferrocarril Clandestino, que defiende, además, que la mejor medida que se puede tomar al respecto es organizarse y luchar juntos por lo que es un proyecto colectivo para unos y otros.

Las personas reunidas el jueves quisieron subrayar la importancia de que no se siga utilizando el Código Penal y que hay otros procedimientos como el administrativo o el civil para arreglar este tipo de irregularidades.

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