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El príncipe Enrique de Inglaterra no se considera "un héroe"

EFE

El príncipe Enrique de Inglaterra aseguró hoy que no se definiría como "un héroe" y confesó sentirse "algo decepcionado" por haber tenido que regresar al Reino Unido, tras filtrarse la noticia de su envío a Afganistán.

"No diría que soy un héroe en absoluto. No soy más héroe que cualquiera, si piensas que hay miles y miles de soldados allí fuera", dijo el joven, tercero en la línea de sucesión al trono británico, en una entrevista concedida a medios de comunicación británicos poco después de su llegada al Reino Unido.

En su opinión, los que sí son verdaderos héroes son dos soldados que viajaron con él desde Afganistán hasta territorio británico, tras resultar heridos por la explosión de una mina.

El joven, que ha pasado diez semanas combatiendo a los talibanes en Afganistán, dijo que no se esperaba que tuviera que recortar su misión en ese país, lo que calificó como "una pena".

"Enfadado sería la palabra incorrecta, pero sí me siento algo decepcionado. Creía que podría terminar la misión y volver con nuestros chicos y con el coronel", indicó.

"Pero ahora estoy de nuevo aquí y supongo que en el fondo es bastante agradable. Estoy deseando darme un baño... Pero no, me gustaría haberme quedado con los chicos", añadió.

El príncipe, de 23 años, agradeció a los medios británicos que hubieran mantenido su acuerdo de no difundir información sobre su envío a Afganistán, aunque se quejó de que de nuevo "la prensa, la prensa extranjera" haya sido la que "ha revelado el secreto".

"Pero lo que ha pasado ha pasado y no me sorprende. Siempre hay alguien fuera allí que está deseando estropearte la fiesta. Bien, trabajo cumplido", añadió Enrique, quien relató que estaba en el desierto, cerca del antiguo feudo talibán de Musa Qaleh, cuando saltó la historia.

A pesar de los desafíos a los que debió enfrentarse, el príncipe aseguró que disfrutó del anonimato de vivir y trabajar en el desierto y que este tiempo en Afganistán fue uno de los más felices de su vida.

Al referirse a su futuro, el hijo menor de Carlos de Inglaterra y la fallecida Diana de Gales dijo que se reuniría con su oficial de mando para examinar sus opciones e insistió en que no estaba planeando dejar el Ejército.

Al ser preguntado si temía que los días en el frente se hubieran acabado ya, respondió: "Espero que no. Espero que esto haya probado que el sistema puede funcionar y que la prensa británica cumple el acuerdo".

"No veo porqué no puede funcionar de nuevo. Con un poco de suerte para mi hermano (el príncipe Guillermo) también, hay una posibilidad de que pueda funcionar. Sólo tenemos que esperar y ver qué pasa en el futuro", argumentó.

El príncipe llegó hoy en un avión de transporte de tropas con otros 170 soldados a la base de la Real Fuerza Aérea Británica de Brize Norton, en Oxfordshire (sur de Inglaterra), donde fue recibido por su padre y su hermano.

Enrique ha pasado las últimas diez semanas desplegado en secreto en la provincia de Helmand (sur afgano), una de las más peligrosas del país y donde se encuentra el grueso de las tropas británicas.

En Afganistán, Enrique ha actuado como Controlador de Ataque Conjunto, más conocido como "JTAC", labor que consiste en llevar a cabo una vigilancia aérea detallada detrás de las líneas de los talibanes e, incluso, ordenar ataques aéreos contra posiciones enemigas.

Defensa quería mantener su presencia allí en secreto, para lo que llegó a un acuerdo con los medios de comunicación a cambio del cual éstos pudieron entrevistarle y grabar imágenes de su despliegue.

Sin embargo, la página web estadounidense "Drudge Report", la misma que destapó en 1998 el llamado "escándalo Lewinsky", difundió la información, rompiendo el bloqueo que pesaba sobre la misma.

Ante esa situación, los mandos militares británicos evaluaron "con detalle" los riesgos de que Enrique continuara en Afganistán y concluyeron que era necesario sacarlo de allí "de inmediato".

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