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Rayas blancas y negras inundan la pasarela de París con vestidos sublimes

EFE

Rayas blancas y negras, un estampado de apariencia tan sencilla ofrece a la mujer del invierno 2008-2009 algunos de sus más sublimes vestidos, como pudo verse hoy en la pasarela del Carrousel del Louvre.

Elie Saab presentó bellísimos modelos, cortos y largos, plisados o vaporosos, aptos para el cóctel o la gala más exquisita y que inundaron de belleza su desfile en París, donde el modisto libanés presentó una colección capaz de fascinar a las princesas de las "Mil y una noches" y a sus príncipes.

No fue una sorpresa, pues este artista, que cuenta entre sus clientas a la reina Rania de Jordania y a numerosas grandes damas de países orientales, es un maestro en la materia.

Sus creaciones, ideales para ocasiones muy especiales, garantizan una elegancia impecable y, desde luego, sensual.

Recibieron nutridos aplausos del público, entre el que se encontraba el escritor brasileño Paulo Coelho.

Más allá de las deliciosas y gráficas rayas Saab, con él la noche y el cóctel podrán teñirse el próximo invierno de azul cielo y granate, en vestidos monocolores de diferentes materias, como terciopelo y satén, a menudo con escote palabra de honor, liberados los brazos en todo su esplendor.

Orientes más lejanos inspiraron la colección Kenzo, creada por el italiano Antonio Marras y cerrada bajo una nube de pétalos de rosa esférica y geométrica a la vez.

Allí recibió su último modelo los honores y ovaciones de una asistencia que acababa de contemplar, entusiasmada, una poética colección.

Lazos quimono en la espalda, tejidos, colores y bordados tradicionales sobre formas levemente futuristas, o vestidos-jerséis de punto, complicados chalecos, grises o multicolores, a menudo asimétricos, fueron algunas de sus propuestas.

Casi todas inspiradas en la bella Sayoko (1950-2007), musa de la firma en la década de los 70 y primera maniquí nipona que conquistó la gloria internacional.

A ella quiso hoy rendir homenaje con todo su desfile, rico en reminiscencias, el modisto italiano y a ella dedicó su triunfo filosófico.

Lo explicaba el artista en su no menos exquisito dossier de prensa al hablar del sistema estético "Wabi-sabi", que representa la belleza "de las cosas imperfectas, temporales e incompletas" y que encarna "su ideal de Japón".

Armonía, equilibrio y salud es lo que aporta esa antigua filosofía japonesa y algo de ello recibirá la mujer que inspiró su indumentaria en la delicada y audaz propuesta de Antonio Marras.

Contemplarla fue ya un placer, aunque no estuviese allí la bella Sayoko para desfilar con el "sentimiento Kimochi, el estilo Katachi y el movimiento Ugoki", los "tres elementos esenciales" que, en su opinión, debe poseer una maniquí.

¿Estaban o no en posesión de esos tres elementos fundamentales las chicas de Paul and Joe? Gran cuestión.

En todo caso, lucieron con fuerza los diseños de esta firma, que tiene en España uno de sus mercados más importantes.

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