'A mí no me eligieron presidente para restaurar el capitalismo en Cuba'. Esta fue la respuesta del mandatario cubano, Raúl Castro, a las propuestas de la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, y a los gobiernos de la UE sobre la necesidad de que La Habana realice algún gesto de apertura democrática para normalizar las relaciones.

Lo hizo ante el pleno de la Asamblea Nacional celebrado el sábado. Castro reafirmó, sin embargo, su voluntad de negociar aunque aclaró que 'el diálogo debe ser respetuoso y entre iguales'. Aseguró que Cuba está dispuesta a hablar de todo, pero dejó claro que no negociará 'el sistema político cubano'.

Sobre los cambios diplomáticos del presidente Barack Obama, señaló que nada se ha modificado, que el embargo económico sigue intacto y que el Departamento de Estado mantiene a Cuba en la lista de las naciones terroristas.

El presidente de Cuba valoró positivamente la eliminación de las restricciones para que los ciudadanos cubano-estadounidenses puedan viajar a la isla y enviar dinero a sus familiares, pero aclaró que ninguna de estas medidas se ha puesto todavía en marcha.

En el discurso de clausura del pleno de la VII Asamblea Nacional, Raúl Castro también abordó la dificil situación económica de Cuba. El líder cubano destacó 'los modestos' avances económicos logrados por su Gobierno en los últimos tres años. El más importante, en su opinión, es el equilibrio de la balanza comercial logrado al sustituir las importaciones de mercancías por la producción propia.

Respecto a la celebración del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), que debiera haberse celebrado en 2000, el presidente del país y segundo secretario del partido confirmó que se ha pospuesto indefinidamente, pero que en su lugar ha convocado a corto plazo 'una Conferencia Nacional que deberá elegir a los miembros la dirección del PCC'.

La explicación oficial de esta dilación es que se necesita tiempo para preparar los temas y consultar a la población. Castro reveló en su discurso de ayer que los asuntos que están suscitando mayor debate en el seno del partido son 'la unificación monetaria y la eliminación de gratuidades y subvenciones'.

Sin embargo, la Conferencia Nacional anunciada puede permitir a Raúl Castro renovar a su antojo los cuadros de dirección del PCC para consolidar aún más su posición dentro de los órganos de poder. Según fuentes de La Habana, su objetivo es encarar el VI Congreso con mucho más apoyo al proceso de cambio emprendido en el país.

El último punto novedoso de la Asamblea Nacional celebrada el sábado fue la aprobación por unanimidad de la Contraloría General de la República, un organismo que puede convertirse en el centro del proyecto de institucionalización que propone Raúl Castro para vigilar el funcionamiento de las instituciones y la actividad de los altos cargos del Gobierno.