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García Calvo afirma "no tengo principios, pero sí repugnancia contra la mentira"

EFE

El lingüista, poeta, dramaturgo y ensayista zamorano Agustín García Calvo asegura que no tiene principios "pero sí repugnancia contra la mentira" y, en entrevista con la Agencia EFE, defiende que "la lengua no es de nadie" y "no tiene más amo que quien la habla".

El pasado abril García Calvo publicó "Cosas de la vida", un libro con diecisiete cuentos escritos solo con diálogos, y en marzo apareció "Elementos Gramaticales", manual destinado a alumnos de bachillerato para -observa- "niños mayorcitos y para quienes se hagan como niños", ambos títulos de la Editorial zamorana Lucina.

El polifacético autor, que mantiene una relación muy estrecha con Zamora, su ciudad natal, a la que acude varios días cada dos semanas para desconectar de Madrid, y donde tiene a tres de sus cuatro hijos y algunos amigos, cree que la "gramática en la escuela no debería tener más sentido que el tomar conciencia de lo que se ha aprendido sin darse cuenta".

No obstante, cree que "lo que se vende como gramática no es más que una acumulación de teorías y análisis como en cualquier otra ciencia, y contra eso se dirigen los Elementos".

García Calvo explica que publica el libro con la intención de que sirva para tratar la lengua en los institutos, aunque sabe "que es una intención pedagógica casi imposible de realizar".

"La lengua no es de nadie, no tiene más amo que quien la habla", observa el lingüista, que se muestra muy crítico con el papel "funesto" de la Real Academia Española, "porque son señores que se creen que saben lo que pasa en la lengua y que se permiten hasta dar reglas para hablar".

A sus 82 años, Agustín García Calvo sigue sin estar del todo convencido de la idoneidad de publicar sus textos, porque desde su juventud se "ha resistido", ya que "veía en lo que se iba a convertir y se está convirtiendo la cultura, marcada por el dinero y los beneficios", y eso no le gusta.

Comenzó a publicar a mediados de los años sesenta del siglo pasado, cuando fue expulsado de la Universidad Central de Madrid, "por apoyar a los estudiantes en una revuelta que luego se extendió por el mundo, cuando se estaba implantando el régimen que padecemos, el régimen del bienestar, del dinero", un movimiento que le dio "la mayor alegría" de su vida y, de alguna manera, sigue "viviendo de eso".

Desde entonces, no le ha resultado difícil mantenerse fiel a sus principios, porque confiesa que no tiene principios, "pero sí una repugnancia contra la mentira" y ser fiel a eso le "es difícil", pero cree que nunca se ha vendido del todo ni ha mentido del todo.

García Calvo ha obtenido los Premios Nacionales de Ensayo, Literatura Dramática y a la obra de un traductor, unos galardones "muy pequeños", que ha aceptado "porque tienen la ventaja" de que él no se presente y "los jurados son muy grandes y variados y hay más probabilidades de que entre ellos haya gente honesta".

A lo largo de su trayectoria, García Calvo ha arremetido contra los medios de comunicación, "porque lo único que les interesa es llenar las pantallas y las páginas para mover la industria más importante del mundo que es la de la información, y da igual que el tema sea la crisis que la peste porcina", eso es lo que más le "duele".

Desde el principio se mostró contrario al devenir y al uso de la televisión, por eso se ha negado "siempre a prestar su imagen", y así le va, porque "el que no sale en la pequeña pantalla no existe y eso repercute, por desgracia", en que sus libros "no llegan a mucha gente".

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