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Las antiguas canteras son oasis

El desplome de la extracción de arcilla en Bailén ha originado vida en los cantizales

JUAN ARMENTEROS

La caída en la fabricación de ladrillos en Bailén (Jaén) ha provocado el abandono de la mayoría de las canteras de donde se extraía la arcilla. A su vez, las canteras en desuso se han ido regenerando de forma natural y ha ido apareciendo vegetación palustre, que ha atraído a anfibios y aves acuáticas. Lo que fue un paisaje de trajín y polvo, se ha convertido con la crisis en un páramo en el que han surgido oasis de vida natural.

La desolación de fábricas y canteras abandonadas contrasta con la vida que albergan tanto en flora como en fauna estos humedales. De momento, son 23 las viejas canteras convertidas en lagunas. En los alrededores del municipio son evidentes las secuelas que demuestran la frenética actividad extractiva de arcilla que vivió Bailén en la época del ladrillo, pero ya pocas canteras se siguen explotando, la mayoría se han abandonado en el último lustro. Las abundantes lluvias y algunos acuíferos subterráneos han posibilitado que surja y permanezca el agua en esos enormes agujeros, lo que ha supuesto una explosión de vegetación, anfibios y aves acuáticas, algunas de ellas protegidas.

La crisis del ladrillo provocó el abandono de las fosas

Los valores de estos parajes han hecho que movimientos ecologistas pidan su inclusión en el inventario de humedales de la Junta de Andalucía para su protección. 'Desde el punto de vista ecológico tienen un importante valor, ya que en estos humedales hay especies en peligro de extinción, como la cigüeña negra y la garza imperial, y otras especies protegidas como fochas, gallinetas, ánades reales o porrones comunes', explica Mariano Martínez Aguilar, presidente de la Asociación Naturalista Artemisa de Bailén.

Además, estos parajes se han convertido en áreas de descanso para aves migratorias en su largo peregrinaje a África, como milanos, cigüeñas o especies limícolas. Independientemente del valor ecológico, Mariano Martínez cree que hay que tener en cuenta el valor cultural, 'los charcones de Bailén [así se conocen estas lagunas] son canteras que han dado de comer a muchas familias durante años, y ese valor también conviene resaltarlo. Forman parte de nuestra historia'.

La zona la pueblan ahora especies en extinción y otras protegidas

Al ser canteras privadas, los ecologistas han pedido la mediación del Ayuntamiento: 'Lo que queremos es que estén protegidos, los propietarios tienen la obligación de regenerar estas canteras, y en las que no lo han hecho han surgido estos humedales, por lo que se ahorrarían el coste de la regeneración', asegura Martínez.

Algunas canteras llevaban abandonadas 15 años, pero la mayoría cerraron con la llegada de la crisis de la construcción porque ya no son necesarias para la industria cerámica, aunque sí para las especies que las han hecho su hábitat. Al menos alguien ha sacado provecho del derrumbe del ladrillo.

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