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Guerra abierta por la bacteria 'alternativa'

Varios expertos cuestionan la validez del estudio de la NASA sobre una nueva forma de vida que crece en el arsénico

NUÑO DOMÍNGUEZ

Una bacteria atípica acaba de desatar uno de los mayores revuelos científicos del año. Hace una semana, la NASA anunciaba haber descubierto un organismo que desafiaba un gran dogma de la vida en la Tierra: era capaz de sustituir el fósforo, un compuesto esencial, por el arsénico, un veneno que causa cáncer en seres humanos.

El hallazgo 'cambiará los libros de texto y ampliará los márgenes de la búsqueda de vida más allá de la Tierra', aventuraba la NASA en un comunicado. La agencia espacial citaba un estudio en Science en el que su colaboradora Felisa Wolfe-Simon demostraba que la bacteria usaba arsénico para construir su ADN y abastecerse de energía. Otra vida era ahora posible.

El trabajo ha sido recibido con una oleada de críticas por científicos ajenos al estudio, que han publicado varios análisis del estudio en blogs y medios de comunicación estadounidenses. Señalan que el arsénico encontrado en el ADN de las bacterias, rescatadas del lago salado Mono, en California, donde abunda el arsénico, es contaminación. Critican que los autores no hayan realizado análisis de pureza rutinarios para descartar esta posibilidad. 'Si un estudiante de doctorado me hubiese presentado estos datos en una reunión le hubiera mandado de vuelta al laboratorio', decía en su blog la microbióloga de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) Rosie Redfield, experta en ADN microbiano y cabecilla de la revuelta contra el estudio. Su blog recibió 40.000 visitas en tres días, según Wired, y a él se sumaron otras voces críticas desde importantes universidades como Harvard.

Un portavoz de la NASA salió al paso diciendo que sus investigadores no contestarían a comentarios de otros expertos, sino sólo a artículos publicados en revistas científicas, lo que acabó por incendiar una discusión que avanza mucho más rápido que por los canales clásicos de la ciencia (revistas y congresos).

Redfield ya tiene lista una carta formal para Science en la que aporta nuevos cálculos que indican que las bacterias amantes del arsénico tenían en realidad suficientes cantidades de fósforo residual como para seguir vivas.

Los autores del estudio defienden la validez de su trabajo, pero no responden a preguntas sobre la supuesta contaminación. 'Estamos abiertos al debate', asegura Wolfe-Simon a este diario en un correo electrónico en el que también echa balones fuera. 'Nuestro estudio fue meticulosamente revisado y aceptado en Science'.

Un portavoz de la revista, cuyos expertos independientes analizan cada artículo antes de su aparición, explica que están a la espera de 'conocer la respuesta formal de los autores' en las páginas de la publicación. También han hecho público el estudio, que normalmente sólo está disponible a suscriptores, para que cualquiera pueda juzgarlo y enviar cartas de protesta. Después de todo el proceso, el artículo permanecerá vigente o será retirado por la revista si considera que hay fallos.

'Excepto que hayan falseado los datos, el trabajo me parece convincente', explica Ricardo Amils, investigador de la Universidad Autónoma de Madrid y del Centro de Astrobiología, colaborador de la NASA y experto en las bacterias de Río Tinto (Huelva), un ecosistema similar al de Marte. 'Retirarán el trabajo en dos meses', opina Francisco Rodríguez-Valera, catedrático de microbiología de la Universidad Miguel Hernández (UMH) y experto en bacterias de zonas salinas como el lago Mono. 'Lo más grave es que haya un revisor en Science que ha pasado este artículo', señala. Pepa Antón, otra microbióloga de la UMH, también tiene dudas: 'Presentan datos contundentes, pero seguramente tendrán que repetir el estudio'.

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