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Un sencillo implante permite recuperar la visión

Implantar una lentilla de colágeno permite que personas con problemas de visión mejoren el estado de sus córneas, según un estudio europeo. La nueva técnica podría solucionar la escasez de donaciones en algunos

NUÑO DOMÍNGUEZ

La mejor manera de curar un ojo es dejar que lo haga él mismo. Esa es la filosofía de un nuevo tipo de córnea biosintética compuesta por agua y proteínas que permite que los ojos enfermos seregeneren.

Así lo ha demostrado un ensayo clínico financiado por el Gobierno sueco y publicado hoy en Science Translational Medicine. Han participado diez pacientes cuyas córneas, la capa de tejido transparente que protege el iris, tenían lesiones que les impedían ver correctamente, y tampoco podían llevar lentes de contacto para corregir su defecto. Dos años después del implante, sus ojos habían repoblado las córneas biosintéticas con células y nervios nuevos deforma natural.

Unos diez millones de personas esperan una córnea nueva

El trabajo busca una nueva opción para tratar a enfermos que necesiten un trasplante pero que no dispongan de donante. Según el estudio, hay unos diez millones de personas en todo el mundo que tienen sus lesiones sin tratar debido a esa escasez. En España, líder mundial en donaciones, el trasplante de córnea es el implante más común y se realizan unos 3.000 cada año.

'La posibilidad de tener un material que se pueda fabricar es muy positiva', explica Rafael Matesanz, coordinador de la Organización Nacional de Trasplantes. 'Las córneas donadas no se pueden conservar durante mucho tiempo y la mayoría proceden de donantes de avanzada edad, por lo que muchas no son aptas'.

Aunque los participantes no recuperaron tanta visión como otros que recibieron córneas naturales, llegaron a ver igual de bien con la ayuda de las lentes de contacto que no podían usar antes de la operación.

El nuevo tratamiento permite que el ojo se regenere

'En vez de trasplantar una córnea natural humana, nosotros simplemente reproducimos el ambiente en el que ésta se desarrolla', explica aPúblico la investigadora de la Universidad de Ottawa May Griffith, que ha dirigido el trabajo. El éxito es aún preliminar. Deben realizarse otros dos estudios con más pacientes, lo que quiere decir que la aplicación clínica no comenzará hasta dentro de unos cinco años, detalla la experta.

Su idea es similar a la de otros equipos que han creado corazones, hígados y hasta pulmones en el laboratorio, aunque con un giro minimalista. Esos proyectos se basaron en un andamio natural que se obtiene tras limpiar un órgano real con detergentes hasta que queda sin una sola célula. Esa estructura se recubre después con nuevas células hasta que queda reconstruido.Griffith ha optado por juntar los ingredientes que componen una córnea y los ha mezclado en el laboratorio.

Las células de la córnea tienen una capacidad de regeneración ejemplar, pero cuando tiene nubes o deformaciones, el ojo no enfoca, ve doble e incluso puede quedar privado de la visión.

Unos hongos modificados fabrican la materia prima para los implantes

Griffith reprodujo el contenido de la capa celular exterior de la córnea, compuesta en su mayoría por agua y colágeno, un tejido ubicuo en el cuerpo humano. Este material biológico recubre partes de los músculos, refuerza los huesos y también forma la capa transparente que permite al ojo ver el mundo salvo en caso de lesión por una enfermedad congénita o una herida.En concreto, los pacientes de Griffith sufrían queratocono, una enfermedad poco común que deforma la córnea y dificulta la visión.

Griffith usó hongos de levadura modificados para llevar ADN humano que les permite fabricar colágeno. Lo mezcló con agua, lo purificó y depositó la solución en un molde. 'El resultado es una estructura igual a una lente de contacto', explica Griffith.

Un equipo español colabora para perfeccionar la técnica

Tras extirpar las córneas de los diez pacientes, el equipo de Griffith puso en su lugar esas lentillas, que no contenían ni una célula humana. En unos meses, el propio ojo comenzó a repoblar esa estructura con células epiteliales y, después, con nervios. A los dos años se habían recompuesto las dos capas superiores de la córnea. La tercera, menos expuesta, no se retiró. Los implantes no causaron rechazo y permitieron a los pacientes recobrar parte de la visión perdida.

Griffith se mudó desde Canadá a Suecia para realizar este trabajo, pues en su país no tenía financiación. Tras lograr apoyo del Gobierno sueco y de la Universidad de Linköping para el ensayo, el mismo equipo emprenderá en 2011 un nuevo ensayo con el doble de pacientes para confirmar los resultados. Griffith también colabora con la Universidad Miguel Hernández de Elche en implantes que regeneren las tres capas de la córnea.

Llamada a los ingenieros
La artista estadounidense Tania Vlach perdió su ojo izquierdo en un accidente de coche. Aguantó con una prótesis de cristal hasta finales de 2008, cuando desde su blog hizo un llamamiento a los ingenieros para conseguir una cámara lo suficientemente pequeña como para colocarla tras su falso iris. Su objetivo no es recuperar la visión, sino grabar todo lo que ve en un experimento de transhumanismo.
El envite es todo un reto tecnológico. Los ojos de ‘Terminator’ aún son cosa de ciencia ficción. Entre las especificaciones mínimas necesita una cámara de alta definición con capacidad para grabar, conexión USB y zoom óptico. También busca reconocimiento facial y visión infrarroja.
Varias empresas e ingenieros ya están trabajando con ella para conseguir meter toda esa tecnología en una cámara con unas dimensiones de 8x10 mm.

Un cineasta tuerto
El canadiense Rob Spence y el californiano Kosta Grammatis quieren colocar una videocámara y un transmisor en el ojo protésico del primero. Spence perdió la visión del lado derecho a los 13 años por un disparo, y cree que haría su mejor película con una cámara en el ojo. Como Vlach, tampoco quiere conectar la cámara al nervio óptico sino “grabar el mundo desde una perspectiva nunca vista hasta ahora”, dice en su blog.  Spence ha conseguido el apoyo compañías tecnológicas como Omni Vision, fabricante de sensores ópticos y microcámaras. Grammatis ya tiene un prototipo formado por un sensor CMOS de 1,5 mm. cuadrados. La señal de vídeo se transmite mediante un emisor de radiofrecuencia hasta al sistema de grabación. Confían en tener el ojo biónico listo en dos años.

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