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Fracasa la millonaria inversión de la UE en Internet

El uso de redes sociales en las instituciones es minoritario, pese a los enormes gastos que conlleva

DANIEL BASTEIRO

Una televisión multilingüe y multimedia que no funciona, por nueve millones de euros, o una red social parecida a Facebook que muere antes de ser presentada, por cerca de cinco millones. Son algunos de los gastos en nuevas tecnologías del Parlamento Europeo que no han servido para salvar el trecho que le separa de los ciudadanos.

Este bajo interés de los políticos comunitarios refleja, para el consultor de medios Jon Worth, 'una clara falta de alicientes'. 'Es más fácil poner a cientos de eurodiputados o a comisarios a legislar sobre blogs e Internet que sentarlos ante un ordenador, porque entre ellos se comunican de otra manera y sus cargos no dependen mucho de los ciudadanos', añade.

En la Comisión Europea, la situación es similar. 'Todo lo que suena a nuevos medios produce cierta alergia y miedo a los políticos', reconoce el portavoz del Ejecutivo comunitario, Joseph Hennon, al que le consta que varios comisarios tienen blog y presencia en redes sociales como Facebook, pero 'muchas veces no son ellos los que los gestionan'.

Tanto Worth como Hennon coinciden en que, salvo excepciones individuales, la UE no tiene una política de comunicación en Internet definida.

Sin embargo, la UE sí gasta mucho dinero en comunicación. El centro de estudios Open Europe, de perfil euroescéptico, cifra en 2.400 millones el coste de todas las campañas de comunicación de las instituciones europeas que incluye 10.880.000 euros para información on line y herramientas para proveer a los ciudadanos con información general de las instituciones.

Una de las iniciativas, el canal de la UE en Youtube, parte de los gastos de comunicación de la Comisión Europea, que ascienden a 207 millones de euros al año, ha sido objeto de duras críticas desde sus inicios, con un vídeo promocional del cine europeo en el que aparecían exclusivamente escenas eróticas de películas con aportación económica de Bruselas. (*).

'La UE no tiene una política para Internet', denuncia el diputado español por los Verdes David Hammerstein, 'aunque sí haya gente que personalmente se implica porque quiere'.

El parlamentario es el autor de una iniciativa, Open Parliament.eu, que denuncia, la negativa de las instituciones a popularizar el uso software libre de patentes. La institución en la que trabaja no permite instalar navegadores como Firefox. 'Dicen que es muy complicado y costoso cambiar a programas por los que no tuviésemos que pagar', explica.

Las dos iniciativas más polémicas han sido Myparl.eu en su web sólo se ve el anuncio de su retirada y la recién estrenada televisión parlamentaria. Ambos proyectos y la mayoría de iniciativas comunicativas de la institución son responsabilidad de empresas como Mostra, Euractiv y Twofour, que monopolizan el negocio europeo.

En el caso de Myparl.eu, que costó cerca de cinco millones de euros, la iniciativa murió antes de nacer. Iba a ser una red social donde los parlamentarios se comunicasen entre sí, con una futura apertura al público. Sólo se inscribieron tres. 'Los parlamentarios, cuando se quieren comunicar, se llaman por teléfono', asegura Worth.

En cuanto a la televisión, nace 'sin participación ni contenidos adaptados a las nuevas tecnologías', señala Worth. Además de la sesión en directo, el canal parlamentario ofrece vídeos de las actividades de la cámara, que se cuelgan días o semanas después de que el evento se haya producido.

Para las elecciones europeas, a celebrar en junio, Hennon confía en que las cosas cambien: 'Serán las primeras elecciones con una gran presencia de nuevos medios, y es una muy buena oportunidad para los responsables políticos'. Sin embargo, para Worth 'hay diputados que manejan las redes sociales como Facebook, Twitter, los blogs... Más allá, la UE no tiene una política clara que haga pensar en un cambio de rumbo', asegura.

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