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El volcán de El Hierro no crece

La última campaña de investigación indica que la boca eruptiva 'no parece haber crecido significativamente' en las últimas dos semanas

JAVIER SALAS

El buque oceanográfico Ramón Margalef sigue demostrando porqué es casi imprescindible en las aguas de El Hierro. Gracias a sus exploraciones se supo que el volcán estaba todavía lejos de la superficie, a unos 200 metros, y que en su base mide hasta 700 metros de ancho. Ahora, gracias a la última campaña de investigación, llevada a cabo el fin de semana, el volcán 'no parece haber crecido significativamente' a lo largo de esas dos semanas, según el investigador Jesús Rivera, responsable de este último viaje científico.

Este hallazgo alejaría de momento el peligro de una erupción explosiva, que sólo se produce cuando la boca está mucho más cerca de la superficie de lo que lo está en la actualidad. En la anterior medición, realizada por el investigador del IEO Juan Acosta el 28 de octubre, se concluyó que el volcán nació a 300 metros de profundidad y que se había elevado unos cien metros desde el suelo submarino.

El Margalef trajo otra 'no noticia' muy importante, por no decir decisiva. Por primera vez, realizó una batimetría -estudio de la morfología de las profundidades marinas- de los fondos de El Golfo, al norte de la isla, donde se están concentrando la mayoría de los terremotos que vive El Hierro en las últimas semanas. El estudio de esos suelos descarta que en aquel momento se hubiera dado ningún tipo de proceso eruptivo allí, una circunstancia que muchos científicos todavía esperan que se dé en el futuro. Pero, todavía, no hay volcán frente a Frontera, al norte de la isla.

La cuarta campaña Bimbache (así se llama a los pobladores prehispánicos de El Hierro) trajo consigo otros importantes hallazgos, como que el volcán está transformando notablemente los fondos marinos, y no sólo por la aportación de materiales: la erupción ha derribado una pared oceánica de más de 500 metros de largo por 300 de ancho, con unos 60 o 70 metros de alto.

El derrumbamiento de esa cumbre subacuática, que se produjo en algún momento entre el 28 de octubre -fecha de la última exploración- y el 12 de noviembre, fue provocada por la emanación de sustancias de forma paralela a la erupción: 'Allí había una fractura activa por la que también se venían emitiendo fluidos y gases', asegura Rivera. La comparación entre el mapa del subsuelo que realizó la primera campaña Bimbache y la realizada el día 12 muestra ese gigantesco bloque desprendido 'flotando' sobre la cola de escoria desprendida por el volcán.

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