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María Castrejón recoge las voces lesbianas de la narrativa española

P.C.

Una canción de Carmen Paris y una tesis aburridísima sobre la literatura femenina fueron suficientes para que la filóloga María Castrejón (Madrid, 1974) se lanzará de cabeza a la elaboración de ...que me estoy muriendo de agua. Guía de narrativa lésbica española (Egales), un compendio que recoge cómo ha sido el recorrido de los personajes homosexuales femeninos a lo largo de la literatura española del siglo XX, y lo más importante: en qué lugar están ahora.


'El cambio comenzó a partir de los años setenta, cuando publicaron autoras como Esther Tusquets y Ana María Moix, que incluían a lesbianas en sus novelas. Durante todo el franquismo evidentemente no hubo nada', explica a Público la escritora.

Después, durante los ochenta, a pesar de que la movida llenara las calles, las lesbianas mantuvieron una invisibilidad literaria -y social- de la que no comenzaron a salir hasta principios del siglo XXI. 'Surgió un boom con la publicación de novelas con estos personajes', asegura Castrejón. El mejor ejemplo, el éxito de Beatriz y los cuerpos celestes (1998), de Lucía Extebarría y la posterior aparición de Isabel Franc (Las razones de Jo, 2006) con su alter ego Lola Van Guardia, una escritora que ha avanzado mucho en la experimentación del lenguaje. 'Ella lo lleva todo al femenino y le da vueltas a frases hechas como ‘hoy tengo un humor de perras', que demuestran cómo se ha denostado lo femenino, incluso en el lenguaje', afirma la autora.


Ahora, María Castrejón se atreve a proclamar que ha llegado el momento de la normalización: 'La lesbiana tiende a aparecer de forma natural en la literatura y puede llamar la atención por otros motivos'. Eso sí, para que esto avance habría que descabezar otras tendencias como la chic lit. 'Una literatura en las antípodas de la realidad femenina', finaliza.

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