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Mariscal y el dibujo de una vida con límites

El diseñador inagura en Londres una muestra sobre su experiencia creativa

NELA DOMENECH

Javier Mariscal es modesto; el segundo español que expone en el Design Museum de Londres, tras el diseñador de zapatos Manolo Blahník. 'Blahník es de una finura exquisita; él es de primera división, yo estoy en tercera regional. Aunque nació en Canarias, se desarrolló en París, Londres y Nueva York, no se le puede considerar español', dice, aparentemente convencido, Mariscal poniendo los últimos toques a la exposición Drawing Life (Dibujando la vida), que se abre el 1 de julio en el citado museo, en la orilla sur del río Támesis.

El diseñador no califica la muestra como una retrospectiva, aunque arranca con los primeros trabajos que lo dieron a conocer y mira hacia el Londres olímpico del 2012. 'Es una reflexión del trabajo y de la vida; como si atrapara las imágenes conocidas, las pusiese en la batidora y salieran otras', explica reconociendo que a Cobi (Barcelona, 1992) no le ha salido ni una cana a pesar de hacerse mayor. 'Cobi es como James Dean, murió joven, y será eterno como Michael Jackson', añade Mariscal mientras llega Daniel Charny, curador de la exposición.

Los dos muestran una sintonía perfecta aunque ambos se han sometido a los condicionamientos del museo para presentar las obras del diseñador, nacido en Valencia en 1950. La entrada a la exposición es un túnel oscuro del que cuelgan imágenes en blanco y negro de los dibujos típicos y tópicos de Mariscal; personajillos optimistas, de trazo en negro sobre fondo blanco dándose la buena vida.

Pasado el túnel aparece un cargado y colorido bazar de sus personajes y todo lo que ha generado el mercado pirata y el oficial, desde un Cobi convertido en Polly con el pene en erección o un par de tenedores de plástico con una mala copia. Ahí va el aviso de Mariscal para los Juegos Olímpicos de Londres de aquí a tres años; eso es lo que les espera. Los seis espacios de exhibición se pueden recorrer de forma aleatoria; uno de ellos es típicamente mariscaliano; la moto-vespa, los chiringitos, la vida en la calle de cualquier país mediterráneo, ahí está también Villa Julia, una casita en venta para juegos de niños con espacio para entrar y salir varios retoños. Julia es el nombre de su hija, estudiante de Arte en el Goldsmith College de Londres.

'En el diseño, la libertad no existe; cuando alguien me pide que le haga una silla como yo quiera, lo mando a tomaruna cerveza, digamos. Me tienen que decir el material, el dinero o si la quieren para impresionar a los amigos', explica Mariscal. Él prefiere hablar de la película de Chico y Rita que hace con Fernando Trueba.

'Es una historia de amor, de jazz latino, con una animación distinta a lo que he hecho hasta ahora'.

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