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El MI5 reclutó a Mussolini en 1917

Los servicios de inteligencia británicos pagaron al líder fascista para que hiciera propaganda contra los grupos pacifistas

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

La trayectoria excéntrica y oportunista de Benito Mussolini en sus primeros años de actividad política dio ayer un nuevo giro al saberse que llegó a estar a sueldo de los servicios de inteligencia británicos. Durante la Primera Guerra Mundial, se unieron dos requisitos. Gran Bretaña quería que Italia continuara a su lado en la contienda y Mussolini necesitaba dinero al haber roto con los socialistas.

En 1917, el MI5 contactó con un joven periodista italiano que estaba haciendo mucho ruido precisamente en la dirección apropiada para los británicos. Mussolini fue contratado como agente y no por una módica cantidad de dinero. Recibió durante un año 100 libras semanales, el equivalente a 6.000 libras de hoy (6.400 euros).

El historiador de la Universidad de Cambridge Peter Martland descubrió los detalles de la relación en los documentos personales de Samuel Hoare, por entonces jefe del MI5 en Roma.

Después del triunfo de la revolución bolchevique, Rusia se había retirado de la coalición aliada formada contra la Alemania del kaiser Guillermo. Italia era otro eslabón vulnerable y los británicos decidieron no reparar en gastos para impedir que abandonara la guerra.

Mussolini resultaba un peón muy útil. Durante años, había formado parte de los socialistas y alcanzado puestos importantes en su estructura de propaganda. En 1911, había pasado cinco meses en prisión por movilizarse contra la 'guerra imperialista' de Italia contra Libia. Por ese y otros méritos, le fue concedida la dirección del diario socialista Avanti.

Muy pocos años después, su idea del pacifismo se evaporó. Al desencadenarse la guerra en 1914, abandonó Avanti por estar en contra de la neutralidad ante la guerra aprobada por los socialistas. Al poco, fundó otro periódico, Il Popolo dItalia, para apoyar la intervención en la guerra contra los imperios alemán y austriaco. Los socialistas terminaron expulsándole de sus filas.

Fueron esos artículos en Il Popolo los que captaron la atención del MI5. Además, Mussolini estaba dispuesto a algo más que a escribir. Se ofreció a los británicos a enviar ex soldados a las fábricas del norte para poner fin a puñetazo limpio a las manifestaciones pacifistas.

'Lo último que quería Gran Bretaña eran huelgas pacifistas en las fábricas de Milán', explica Peter Martland. 'Era mucho dinero para un hombre que entonces sólo era un periodista, pero en el fondo sólo era calderilla comparado con los cuatro millones de libras que el país se gastaba cada día en la guerra'.

Cuando Mussolini llegó al poder a través del fraude y la violencia, sus ideas sobre el colonialismo ya eran muy diferentes. La expansión de la Italia fascista sobre África volvió a cruzar su destino con el de su antiguo jefe de espías en 1935.

Samuel Hoare era ya ministro de Exteriores. Firmó con Francia el pacto Hoare-Laval que permitió en la práctica a Mussolini hacerse con el control de la mayor parte de Abisinia, la actual Etiopía. El acuerdo fue tan mal recibido en Londres que Hoare tuvo que presentar muy pronto la dimisión.

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