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Bilbao enseña lo que Rouault quiso esconder

El Museo de Bellas Artes expone 156 obras del pintor, la mitad inéditas en Europa

GUILLERMO MALAINA

Georges Rouault (París, 1871-1958) murió dejando tras de sí un buen número de obras inacabadas y un misterio sobre la evolución de su pintura desde el trazo sombrío de sus inicios, hasta la explosión cromática de sus últimos años. Nadie acierta a dar una respuesta solvente sobre el porqué de ese tránsito. Lo cierto es que ese salto colorista fue tan pronunciado que algunas de sus pinturas, hasta hoy inéditas en Europa, sitúan a este pintor en pleno modernismo. Y esto es un descubrimiento sobre Rouault, que se mantuvo casi toda su carrera al margen del vanguardismo de sus coetáneos en París, como Picasso y Matisse.

Un buen número de esas obras inéditas se puede ver en el Museo Bellas Artes de Bilbao en la exposición Georges Rouault. Lo sagrado y lo profano (desde hoy hasta el próximo 13 de febrero). De los 156 trabajos, entre óleos, grabados y una vidriera, procedentes de la colección del Centre Georges Pompidou, 72 ven por primera vez la luz en Europa en la pinacoteca de Bilbao.

La comisaria dice que con prostitutas y soldados mostraba 'el dolor de Cristo'

Para comprender por qué han estado guardados hasta ahora, hay que remontarse casi medio siglo. A los cinco años de la muerte de Rouault, en 1963, su viuda decidió donar al Estado francés sus obras. Sin embargo, una parte importante de la colección no se había expuesto nunca porque el propio artista la consideraba inacabada.

Angela Lampe, conservadora del Centre Georges Pompidou y comisaria de esta exposición en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, explicó ayer que esas pinturas nunca mostradas por el artista se exponen ahora por vez primera por voluntad de sus nietos. 'Son de gran calidad. Nos preguntamos por qué las consideraba inacabadas', añadió en presencia de Janiere Rouault, nieto del artista y presidente de su fundación. La exposición está dividida en cuatro capítulos cuya línea argumental común viene marcada por el deseo del artista de acabar con las líneas divisorias entre lo profano y lo religioso. Como ilustró Angela Lampe, en la primera parte de la muestra, El Circo, 'intenta desvelar el alma de los personajes circenses y acabar con su carácter frívolo'.

'Cabe preguntarse por qué en sus últimas obras usa colores más vivos'

Sobre la segunda parte de la muestra, Obras inacabadas, la comisaria destacó que 'revela lo que Rouault tenía en su laboratorio. Lo importante es que da el mismo tratamiento formal por ejemplo para una bailarina o para un Cristo en la cruz en la composición de las pinturas'.

La tercera parte de la muestra, Miserere, está compuesta por las obras más conocidas. Son 58 estampas de soldados, jueces, niños, vagabundos, prostitutas... 'Con su dolor representa el mismo dolor de la pasión de Cristo', explicó Angela Lampe.

El cuarto capítulo, Obras tardías, incluye pinturas de su última etapa, cuando el color es más cálido y luminoso. 'Cabe preguntarse por qué se da esa explosión cromática', dijo Lampe sin conocer la respuesta, aunque sí algunas hipótesis. Quizá, sugirió, Rouault se sintió más libre para experimentar con el color tras la muerte de su marchante en 1939 o bien esa explosión cromática fue fruto simplemente de la 'serenidad espiritual' del pintor al final de su vida.

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