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El Guggenheim dejará en la
calle a los trabajadores que
hicieron huelga en agosto

Tras varias jornadas de protestas contra la precariedad laboral, el museo comunica a sus orientadores y educadores que no renovará el contrato con la empresa Manpower, encargada de prestar este servicio. En su lugar contratará de manera directa a tres empleados, que sustituirán al grupo de 18 subcontratados.

Protesta de los educadores del museo Guggenheim de Bilbao. EiTB

BILBAO.- Da igual que sea verano o invierno. Con lluvia o con sol, el Museo Guggenheim es el plato fuerte del sector turístico en Euskadi. No en vano, Bilbao se ha convertido en sinónimo de este afamado centro del arte. Lo que muchos ni siquiera imaginan es que los 18 orientadores y educadores que atienden cada año a miles de personas se encuentran en una situación de absoluta precariedad. El 30 de septiembre, todos ellos —subcontratados a través de la Empresa de Trabajo Temporal (ETT) Manpower— se quedarán en la calle. Según acaba de anunciarles la dirección, sus lugares serán ocupados por apenas tres trabajadores.

“La entrada al museo vale 16 euros. Nosotras ni con tres horas de trabajo podríamos pagar esa entrada”, sintetiza Maialen Gallego-Careaga, una de las educadoras que en otoño perderá su empleo. Tanto ella como el resto de sus compañeros pretendían conseguir mejoras de salario —el sueldo base es de 5,35 euros la hora—, además de reclamar que los festivos y fines de semana trabajados fuesen reconocidos como tales. También buscaban la subrogación de sus puestos de trabajo de cara a futuras licitaciones, lo que les garantizaría su continuidad.

“La entrada al museo vale 16 euros. Nosotras ni con tres horas de trabajo podríamos pagar esa entrada”

Los reclamos fueron expuestos ante la dirección del museo, regido por un patronato que integran, entre otros, la Diputación de Bizkaia y el Gobierno Vasco. Ante la falta de soluciones, la plantilla de orientadores y educadores convocó ocho jornadas de huelga durante el mes de agosto, acompañadas por movilizaciones en el exterior del edificio. En cada una de esas protestas, los trabajadores enseñaron una pancarta con la firma del sindicato LAB en el que se podía leer la palabra “precariedad” escrita en inglés. Los destinatarios, además de sus jefes, eran los miles de turistas que, al igual que cada agosto, visitaban el Guggenheim.

La respuesta de los responsables del museo llegó esta semana. “El martes por la mañana nos llamó el representante de LAB para decirnos que teníamos una reunión a las 13.00 —relata Gallego-Careaga—. El encuentro duró unos escasos diez minutos, suficientes para decirnos que ya no habrá más licitaciones, que no se subcontratará el servicio y que se contratará a tres personas por medio de un selector de personal, Campo Otxandiano, con el que el museo lleva muchos años trabajando”.

Durante la reunión, algunos de los presentes preguntaron si podrían optar a ese proceso de selección. La respuesta les dejó atónitos. “Nos dijeron que ese proceso ya estaba cerrado”, señala esta trabajadora, quien asegura que el Guggenheim lleva sin abrir bolsas de trabajo desde 2011. “Ahora quieren maquillarlo y hacerlo ver como una mejora, pero lo cierto es que el día 30 de septiembre nos vamos todos a la calle”, denuncia.

Se van 18, entran tres

Mientras tanto, desde la dirección del Guggenheim prefirieron no hacer comentarios. Al ser consultados por Público, desde el área de Prensa se ciñeron al comunicado que habían difundido a través de su página web. Allí se subraya que el museo “asumirá internamente en el próximo curso 2016-2017 los servicios de educadores y orientadores que viene prestando la empresa Manpower Group Solutions mediante la contratación de tres personas a tiempo completo para el desarrollo de dichos servicios”. “Además, (el museo) contará con la colaboración de otros profesionales para la realización de las actividades que requieren una mayor especialización”, asegura.

Vista del Museo Guggenheim Bilbao.

Vista del Museo Guggenheim Bilbao.

Para justificar la drástica reducción de su plantilla de orientadores y educadores —que pasarán de 18 a tres—, la responsable de Recursos Humanos, Garbiñe Urrutikoetxea, asegura en la nota que habrá una “reestructuración de la programación educativa”.

Además, sostiene que “ninguna de las personas que vienen prestando estos servicios a través de la empresa Manpower, que en general compatibilizan su labor en el Guggenheim con trabajos en otras entidades, tienen una dedicación en el museo superior al 42% de la jornada anual, y la mitad de ellas tiene una dedicación inferior al 25% de la jornada anual”. “La dedicación media de todo el grupo de educadores de Manpower en el último curso escolar —puntualizó Urrutikoetxea— se sitúa en torno al 17%”.

“No nos dan ni los catálogos”

Estos argumentos irritaron aún más a los trabajadores afectados por la denominada “reestructuración” que desde el próximo lunes realizarán una huelga indefinida en defensa de sus puestos de trabajo. “Durante el curso escolar estábamos nueve personas trabajando por la mañana, tres en labores de orientación en sala y seis atendiendo a grupos escolares —indica Gallego-Careaga—. Por lo tanto, con tres personas va a ser imposible cubrir el mismo trabajo”. Según datos del propio Guggenheim, 29.982 escolares participaron en distintos programas presenciales durante 2015. Además, 107.594 personas requirieron la asistencia de los orientadores de salas.

En contraste con esas cifras, los orientadores y educadores del museo aseguran que se ven obligados a realizar su trabajo en condiciones precarias. “Ni siquiera nos proporcionan los catálogos de las exposiciones: nos dicen que los compremos”, destaca la educadora consultada por este periódico. “Sólo nos dan el texto que se difunde con la audioguía, por lo que tenemos la misma información que un visitante, así que nos vemos obligadas a estudiar y buscar información por nuestra cuenta”, subraya.

Con retraso

En medio de esta polémica, los grupos municipales de EH Bildu, Udalberri y Goazen Bilbao han instado al alcalde de esta localidad, el peneuvista Juan Mari Aburto —quien forma parte del Comité Ejecutivo del museo— a tomar cartas en el asunto. Lo solicitaron el pasado 10 de agosto, cuando aún había cierto margen para negociar.

Sin embargo, la respuesta del alcalde no llegará hasta el próximo 9 de septiembre, día en el que acudirá al pleno del ayuntamiento. En ese contexto, Público intentó conocer la opinión de Aburto sobre este tema. La respuesta fue breve y sencilla: no hará ninguna valoración hasta después de ese pleno. Para entonces, los 18 trabajadores ya estarán en la calle.

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