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Fernando Trueba: "Intentar imitar el cine americano es una enfermedad que se cura con los años"

El cineasta estrena La reina de España donde recupera, 18 años después, a los personajes de ‘La niña de tus ojos’ y con la que vuelve a la comedia. Es una carta de amor a los profesionales del cine, “que somos como los demás”.

Fernando Trueba y Javier Cámara, en el rodaje

MADRID. - Un Oscar (Belle Époque), un BAFTA, una Concha de Plata en Donosti (El artista y la modelo), unos cuantos (bastantes) premios Goya… éxitos de taquilla… no parecen tenerse muy en cuenta en España hoy. Fernando Trueba es, como miembro especialmente destacado del cine español, uno de los ‘objetivos’ principales de las fuerzas más carcas del país.

El PP ha conseguido que algunos estén contra el cine, era impepinable, pero yo creo que es una minoría”, dice el cineasta, que dieciocho años después resucita en La reina de España a los personajes de La niña de tus ojos y con ellos vuelve a su género favorito, la comedia.

Con un elevado presupuesto–el más caro este año de Atresmedia-, La reina de España cuenta con un reparto excepcional, con los actores que trabajaron en la anterior película (Penélope Cruz, Antonio Resines, Jorge Sanz, Santiago Segura, Loles León, Rosa María Sardá, Neus Asensi y Jesús Bonilla), y las incorporaciones de Javier Cámara, Ana Belén, Carlos Areces, Chino Darín, Arturo Ripstein, Clive Revill, Cary Elwes y Mandy Patinkin. Todos forman en la ficción la ‘troupe’ del cine que se va a organizar para sacar a uno de ellos de la Cruz de los Caídos, aprovechando el rodaje de una superproducción americana en España. Un homenaje sin reservas a ‘los del cine’.

El estreno del filme, uno de los más esperados del año, se ha ensombrecido con la demanda que los guionistas Carlos López y Manuel Ángel Egea han puesto a Fernando Trueba por, supuestamente, haber utilizado sin tener los derechos a personajes que habrían creado ellos para La niña de tus ojos. “Habría que ver lo que han escrito ellos y lo que he escrito yo –apunta el cineasta-. Eso que dicen de los personajes no es así. Ellos escribieron un guion y lo vendieron, pero no se utilizó”.

'La reina de España' cuenta una aventura de una ‘troupe’ del cine, pero en el fondo habla de solidaridad, de trabajo en equipo, de justicia…

Y de la amistad, de la generosidad de la gente del cine, aunque también se habla de sus cobardías y miserias, como las de cualquier otra profesión. Los del cine somos como los demás. Siempre que se hace una película de época, hablamos de nuestro tiempo por personajes interpuestos. Shakespeare no escribió Julio César para hablar de Roma, sino para tratar de la ambición, del poder… Quieres que la historia hable al espectador de ahora. La película transcurre en los años cincuenta, pero es una historia para los espectadores del siglo XXI. Además, este microcosmos de un rodaje también me permitía recrear cómo se hacía el cine entonces.

¿Cómo recuerda aquellas producciones de EE.UU. en España?

Es un cine que no recuerdo con nostalgia. Me llevaba mi padre a ver esas películas, pero El Cid, 55 días en Pekín, La caída del imperio romano, a mí no me han dejado nada. A mí me gusta Renoir, Berlanga… Sí me interesaba recrear ese momento, esa especie de pacto hispano-americano. Eran películas que hacían los americanos para liberar fondos bloqueados, de compañías como la Dupont. Aquí, Bronston fue un hombre de talento que supo vender humo, el hecho de hacer películas, a Franco y a las compañías de EE.UU. Todavía hoy cuando empiezas a hacer cine intentas imitar al cine americano, pero eso es una enfermedad que se cura con los años.

Fotograma de la película 'La reina de España'

Fotograma de la película 'La reina de España'

A Méndez de Vigo no le duele decir que lo que le gusta es 'Cine de barrio', ¿no hay demasiada incultura entre los políticos hoy? Antes, hasta Franco era un cinéfilo…

El cine es la mejor tarjeta de visita y en los países más inteligentes saben emplearlo muy bien. Lo saben en EE.UU. y en Francia, pero no solo, también lo saben en Irán. Lo de Franco está contado en la película. ¡Atención al cine de los dictadores! Stalin, Hitler… también estaban muy interesados en él. En aquella época había una fascinación gigantesca por el cine. Hitler tenía muchos celos de Clark Gable, porque Eva Barun estaba enamorada de él. Así que llegó a prohibir Lo que el viento se llevó en Alemania. Es la mezquindad de estos seres.

¿Y ahora que tenemos al PP?

El PP ha conseguido que algunos estén contra el cine, era impepinable. Pero el cine y el arte unifican y reúnen a la gente. He conocido gente muy de derechas a la que le gustó mucho Belle Epoque, que me decían que era muy bonita. Esa es la ilusión del cine. El cine, la comedia no es para segregar, es para reunir.

Cuando le entregaron el Premio Nacional montó una gordísima solo por decir: “No me he sentido ni cinco minutos de mi vida español”. ¿Sigue pagando por aquella declaración?

Soy español, vivo aquí porque me encanta y por decisión personal. Hice unas declaraciones que se malinterpretaron de forma ¡tan estúpida! Yo solo quería decir que no tenía sentimiento nacionalista, intentaba ser didáctico con humor y conseguí lo contrario, un paso atrás. Creo que el nacionalismo saca lo peor de nosotros.

¿Qué ha pasado con el internacionalismo progresista, el de Engels y Marx y los anarquistas?

Eso se ha despreciado. El internacionalismo ha pasado a la historia. ¡Ahora Podemos habla de ‘patria’!

Ha ganado los premios más importantes, es un referente del cine moderno español… y, como la mayoría de la gente del cine de aquí, sigue enfrentándose a una especie de desaire…

En enero cumplo 62 años y ya me he acostumbrado, es parte de nuestra historia. Con cada película empiezas desde cero, de nuevo. Es como si nunca antes hubieras hecho nada. Además, siempre ha habido ese desprecio por el cine español, la gente decía: “Es una españolada, no voy a verla ni loco”.

¿También está acostumbrado a la crisis?

Sí. Cuando hice mi primera película, Ópera prima, hace 25 años, ya se hablaba de la crisis del cine español, siempre ha estado ahí presente.

La película sucede mientras se terminaba la Cruz de los Caídos…

Es un monumento megalómano, un disparate enorme en esa España en la que se pasaba tanta hambre y había tantas necesidades. En 1956, en que se desarrolla la película, ya estaba casi terminada, ya no era algo tan dramático, no morían tantas personas. He intentado ser fiel más o menos.

Esta película es su regreso a la comedia, ¿necesitaba volver a ella?

Desde La niña de tus ojos no había hecho comedia y antes de aquella película, sin embargo, es lo que hice mayoritariamente. La gente necesita reírse, es una forma de reconciliarnos con nosotros mismos y con los demás. La comedia es una celebración colectiva, nos reímos juntos sin pelearnos. Hoy los jóvenes tienen muy pocas oportunidades de ver una película de risa con mil personas a su alrededor. La comedia es mi manera de ser. A través del humor, entiendo la vida. La comedia es ser consciente de tus limitaciones y tus miserias, y hace que te mires y mires a los demás con tolerancia.

¿Qué le gustaría que pasara con la película?

La idea era un poco meter a la gente en el túnel del tiempo. Y, desde luego, lo que más me gustaría con la película es oír a la gente reírse. Eso es lo más importante cuando haces una comedia. Ahora vemos Luces de la ciudad como un clásico, pero Chaplin la hizo para que la viera la gente y se riera.

Hablando de comedia, su hermano David y usted han recuperado para el género a Jorge Sánchez, que está en un momento brillante…

Jorge Sánchez es el último actor de la comedia italiana. Es una mezcla de Mastroianni con un poco de Giannini y con un punto de disparate.

¿Ha echado mucho de menos a Azcona al escribir este guion?

A Azcona le echo de menos siempre, todos los días de mi vida. Le quiero. Me acuerdo cuando íbamos a comer y cuando nos echaban del restaurante porque iban a cerrar, luego nos quedábamos otras tres horas de pie hablando en la calle.

'La reina de España' ¿es una carta de amor al cine?

Y un homenaje a todos los del cine, no solo a los actores. También a los que hacían los trucos, a los decoradores, a los maquinistas… Los actores solo son la parte más visible del cine. Por eso en la película hay actores interpretando el papel del que está empujando el travelling o del que hace el vestuario.

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