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Los elefantes imponen su paso ante la 'reina de los intocables'

POR ELISA RECHE

Sesenta y dos descomunales elefantes vigilan a cada lado la entrada principal del parque de Ambedkar en la localidad india de Lucknow, capital del Estado de Uttar Pradesh (UP). Es un jardín sin hierba. En su lugar, mármoles y calizas traídos del Rajastán recubren el suelo, y son también los materiales con que se erigen las múltiples cúpulas y estatuas del conocido como Taj Mahal de Mayawati Kumari, la reina de los intocables.

Mayawati, jefa de gobieno del estado, no podía revestir al monumento conmemorativo al líder dálit intocable B. R. Ambedkar de un lujo menor. Los medios de comunicación calculan que ha debido de costar a las arcas del Estado de 4 a 10 millones de euros, dependiendo de la inquina que le tengan a la dirigente.

Hasta el Tribunal Supremo advirtió a la líder intocable de que parase la construcción de parques dedicados a Ambedkar a lo largo de la región a cargo del erario público. Pero nada es capaz de detener a la ambiciosa política dálit, quien con 54 años asume por cuarta vez las riendas del estado más populoso de India con 180 millones de habitantes.

Mujer llegada al poder sin ser esposa o hija y, además, intocable. Casi un milagro para India. Nacida en una chabola de Nueva Delhi y de profesión maestra, Mayawati supo subir hasta las más altas cotas del poder dejando varios cadáveres a sus espaldas y con acusaciones de corrupción. De hecho, es la política india que más paga al fisco y en sus cumpleaños luce sin complejo grandes diamantes.

Mayawati Kumari es la política india que más paga al fisco y en sus cumpleaños luce sin complejo grandes diamantes

'Ese mismo dinero que ha invertido en el parque podría haberlo gastado en un hospital', critica Suhas Chakm, director del Centro Asiático de Derechos Humanos. Le acusa, como otros, de no haber mejorado ni un ápice la situación de los intocables en UP. Mientras tanto, múltiples esculturas de la propia Mayawati, del fundador de su Partido Bahujan Samaj (BSP), su símbolo el elefante y Ambedkar hacen guardia sobre el parque de Lucknow, con 50 hectáreas de tamaño y en proceso de ampliación.

Shravan Prajapati, autor de las estatuas, tiene la orden de reducirle el volumen del pecho, evitarle la doble papada y alagarle el cuello. Pese a la megalomanía de su líder o quizás por ello, miles de peregrinos intocables esperan largas filas para entrar al parque. Para ellos es una especie de templo y Mayawati, su diosa. Las figuras de Ambedkar muestran a un hombre de constitución ancha, con traje de chaqueta y gafas. Fue el primer líder político de origen dálit y prohibió por ley las castas al redactar la Constitución. Arrastró con él a millones de intocables al budismo.

Para muchos de los 250 millones de dálits indios, esto sigue siendo una realidad: aún sufren una gran marginación económica y social, no pueden tener contacto físico con las castas más altas y se dedican a labores consideradas impuras por los hindúes como embalsamar cadáveres o curtir la piel de los animales. 'En otros pueblos, los más pobres siempre han podido rezar y formar sus movimientos de resistencia desde la iglesia, pero a los dálits se les prohíbe incluso la entrada al templo', explica Ajoy Bose, autor de una biografía no autorizada titulada Behenji hermana, como la conocen millones de intocables. 'Mayawati conoce el poder de los símbolos en este país y también quiénes son sus electores', añade el periodista.

 

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