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Las otras caras de William Shakespeare

Quince escritores españoles le dan la vuelta a las tragedias y comedias del inglés

PAULA CORROTO

La palabra remake es uno de esos vocablos tan sobados que apesta. Trae malas connotaciones. Suena a reelaboración, a algo vuelto a hacer y la mayoría de las veces, mal.

El cine tiene buena parte de culpa. Sin embargo, la literatura está llena de grandiosos remakes. Como dice el escritor Isaac Rosa, 'casi todas las obras actuales tratan ideas universales ya utilizadas por los clásicos, como puede ser la lucha de poder, el amor, etc'.

Precisamente, Rosa es uno de los autores que ha participado en la colección 'Los clásicos reviven en escritores de hoy', impulsada por la editorial de reciente creación 451. Su cometido, al igual que el de otros 14 escritores es refrescar las tragedias y comedias de William Shakespeare. ¿Por qué darle la vuelta al bardo inglés? Para el editor Javier Azpeitia, la idea, concebida hace muchos años pero no puesta en práctica hasta ahora por falta de medios, 'parte de intentar hacer llegar este clásico a los lectores que jamás salen de la mesa de novedades de las librerías'.

Sin embargo, esta idea iniciática no está tan clara por parte de los escritores. De hecho, según Rosa, autor de una nueva versión de Julio César, que acerca la trama al tema de la especulación urbanística, 'eso supone una gran responsabilidad, ya que igual que atraemos al lector, podemos disuadirle. Ahora bien, sí que puede ser una primera lectura de este clásico'.

Inspiración, no calco

Jesús Ferrero, por su parte, autor de un nuevo cuento sobre la comedia La fierecilla domada, va aún más allá. '¿Emular a Shakespeare? No, no. Además, no creo que la palabra correcta sea la de remake. Un remake es un calco de algo. Esto en el fondo es inspirarte en una idea del inglés para plasmar luego algo distinto. En mi caso, por ejemplo, no me gusta nada La fierecilla domada. Creo que tiene una moral masculina muy antigua, puesto que incluso se podría relacionar con la violencia de género. De ahí que sólo haya tomado el título y el hecho de que ella muera', explica
el escritor.

Cuentos más actualizados y otros menos. En esta colección, que ya realizó el mismo experimento con el Mio Cid, El Lazarillo de Tormes, las Leyendas de Becquer, y algunas tragedias griegas, hay de todo. Sin embargo, como comenta Javier Azpeitia, 'los que me mejor han captado la idea son los que más se acercan a la época actual'.

En este sentido, destaca la versión de Marco Antonio y Cleopatra realizada por la gallega Luisa Castro. Esta autora ha trasladado esta historia de amor y odio al ámbito de la competitividad empresarial, tan propia de este siglo XXI. 'Shakespeare creó un personaje femenino que tiene el mismo poder que el hombre, pero que, además, es una mujer mucho más fuerte. Me pareció curioso llevarlo al tema de la empresa y hacer de Cleopatra una líder empresarial. Además, ahí también desarrollar lo que subyace bajo el enamoramiento, que es esa oposición entre el amar o traicionar.

Pero, ¿no es una aventura arriesgada darle una vuelta de tuerca a Shakespeare y publicarlo? 'Sí, porque es evidente que en el mundo editorial hay un inmovilismo feroz. Si algo funciona, todos hacen lo mismo. Pero yo soy de los que les gusta apostar por algo nuevo', sostiene el editor.

Y quizá intentar hacer lo que hacía en su tiempo el propio William Shakespeare a quien, como sugiere Isaac Rosa, en la tragedia Julio César 'tampoco le interesaba la historia de Roma sino que quería desarrollar la idea de la lucha de poderes. Él ya hizo fue un remake de una historia ya contada'.

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