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Robin Hood era un sicario

Las baladas que dieron origen al personaje inglés en el siglo XIII llegan por primera vez al mercado editorial español

PAULA CORROTO

Ni un conde ni un justiciero de valores monárquicos y nacionalistas. Tampoco un tipo caritativo que daba el dinero de los ricos a los pobres. Robin Hood nació como un bandido, un criminal que se tomaba la justicia de una forma pragmática y bastante básica: ante los abusos de los poderosos, flechazo y muerte.

Esta es la verdadera imagen del héroe que muestran las originales Baladas de Robin Hood, que ahora aparecen por primera vez en español en la editorial Akal. El profesor de literatura medieval inglesa de la Universidad de Oviedo, Rubén Valdés, ha sido el encargado de recopilar estos poemas, que van desde el siglo XV al XVIII, y que exhiben la evolución de un personaje que surgió como un proscrito y que según los diferentes contextos sociales y políticos evolucionó hacia la imagen de héroe romántico y justiciero que tenemos hoy en día. Un estereotipo que, en gran parte, se ha encargado de potenciar las películas, desde la que protagonizó Errol Flynn en 1938 hasta la de Kevin Costner en 1991. La última, que se estrenará el próximo 14 de mayo y que ha dirigido Ridley Scott con Russell Crowe como protagonista, ha intentado acercarse al asesino original, pero sin conseguirlo del todo: mantiene la historia de amor con Lady Marion y sigue enlazando a Hood con Ricardo Corazón de León.

Lady Marian nació como una acción comercial: el amor atrae al público

'En las baladas más antiguas era un personaje más crudo. Y hay más violencia. Era un bandido al margen de la ley. Un personaje mucho más popular. De hecho, los poemas que se refieren a él como un conde son del siglo XVII, cuando se intenta dar un mensaje mucho más moralizante', cuenta Valdés a Público.

En una de las primeras baladas, Robin Hood es capaz de matar a un niño 'para que no dé cierta información', dice el profesor. En el prólogo, recupera un texto de Walter Bower de 1440 en el que se describe a Robin Hood no como un caballeroso ladrón sino como 'un famosus siccarius a quien el necio populacho tan desmesuradamente gusta de celebrar'.

'Sería una especie de Che Guevara pero sin programa político'

El nombre de Robin Hood surgió de los fugitivos que estaban perseguidos por la justicia allá por el siglo XIII. Bandoleros que mataban por dinero, por hambre. Según explica Valdés, que también se ha encargado de la traducción del inglés antiguo, era común en esta época que muchos de estos bandidos tomaran como apodo este apelativo. No hay ninguna prueba concluyente de que hubiera un tipo que realmente se llamara Robin Hood. De hecho, sólo se ha recuperado un registro de Yorkshire, al norte de Inglaterra, en el que se cita la expropiación de bienes de un fugitivo llamado Robert Hod en 1226. No es hasta 1296 cuando aparece por primera vez el apellido Robynhood.

La historia literaria del arquero canalla comenzó en aquel siglo XIII. De ahí que estos poemas de rima consonante al contrario que los cantares de gesta en castellano que tienen rima asonante reciban el nombre de balada: no se leían sino que se cantaban.

Empezaron a escribirse en el siglo XV pero no fueron impresos hasta el siglo XVII. En la mayoría de ellos, el personaje moría joven para ser vengado después por sus compañeros. Es lo que sucede en la primera balada escrita conocida, Robin Hood y Gandalin, cercana a 1450. Para Rubén Valdés, lo más probable es que fuera la historia de un bandido que 'a través de la literatura oral fue mitificado'.

Robin Hood fue cambiando, según las circunstancias políticas y sociales

A pesar de que los valores de este Robin primigenio puedan parecer hoy políticamente incorrectos, las baladas antiguas también hablan de la defensa de la naturaleza y de la corrupción de la sociedad. 'Se exalta mucho el valor del compañerismo, de la amistad y hay un rechazo al autoritarismo y los abusos. Sería una especie de Che Guevara pero sin programa político', apunta Valdés.

El frondoso bosque en el que habita el arquero, del que no se sabe si era Sherwood u otro, es un lugar mágico en el que no se sufren excesos. Un mundo también idealizado y que se estableció como una especie de Beatus Ille. 'Casa muy bien con los valores ecologistas que tanto se defienden ahora', señala el traductor.

Con el paso de los siglos, Robin Hood fue pasando por diversos estadios, según las circunstancias políticas y sociales del momento. Sufrió el peso de la moral inglesa. Fue antimonárquico, anticlerical y todo lo contrario, como en El derrocamiento de las abadías (1553), una alegoría contra la disolución de los monasterios. Por eso también sufrió la censura. De hecho, Un cuento verdadero de Robin Hood, en el que aparecía como anticlerical, pero cercano a la nobleza, fue prohibido durante la revolución inglesa de 1649 en la que se defendieron valores republicanos.

La historia de su amor con Lady Marian también es tardía y proviene de representaciones dramáticas, no de los poemas. Surgió como una acción comercial: la historia de dos amantes siempre atrae al público. No es hasta el siglo XVII cuando toma cuerpo el personaje de Marian en las baladas.

Durante el Romanticismo también comenzaron a escribrise baladas que aludían al nacimiento de Robin en contraposición a las primeras, mucho más centradas en su muerte. 'Fue una época en la que las mujeres eran las que transmitían esta historia a sus hijos. Es posible que estos cambios, más cercanos al concepto de la maternidad, se debieran a esta influencia', apostilla Valdés.

El personaje vivió su cambio más pronunciado con la publicación de Ivanhoe, de Walter Scott, en 1819. Es en esta novela en la que se recrea el mito del conde romántico que lucha por devolver al trono al rey legítimo Ricardo Corazón de León. Para Valdés, esta historia tiene, sin embargo, dos grandes errores con respecto a las primeras baladas del siglo XIII. Una de ellas es que 'Robin jamás pudo coincidir con el reinado de Ricardo Corazón de León, ya que este reinó de 1189 a 1199. Por otro lado, Scott imagina un enfrentamiento entre sajones, que eran los legítimos ingleses a los que pertenece Robin Hood, y los normandos, enemigos y opresores. No pudo ser así porque Robin no era más que un bandido'.

Y sin ningún tipo de connotación nacionalista. Esta cuestión es la que le separa de otros héroes medievales como el castellano Cid Campeador. 'Robin nunca defendió a ningún rey, al contrario que el Cid, por eso no se han hecho interpretaciones nacionalistas. Es un personaje más universal'. Eso también ha posibilitado su supervivencia, a diferencia de lo que ha ocurrido con otros bandidos ingleses cantados en la época medieval como Adam Bell y William de Cloudesley.

El próximo viernes se estrenará en el cine Robin Hood. Un Robin cachas y enamorado de Lady Marian (Cate Blanchett). El director ha intentado rescatar al personaje de las historias originales, pero no ha podido evitar las licencias de la sociedad contemporánea. 'Es el problema de nuestra cultura, que está teñida de una reconstrucción de la Edad Media que no es tan antigua', zanja el profesor Rubén Valdés.

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