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Sexo en Cibeles

Ayer tocó lencería en una jornada dominada por Andrés Sardá y Davidelfín

ÁLEX CARRASCO

De normal, Cibeles no sube la libido. Más aún tras asistir a propuestas como las de Javier Larrainzar, que son como beberse un tarro de bromuro estético a palo seco. Si nos metemos en el camino de una elegancia comercial pero efectiva, mejor dejarse guiar por el olfato estético de la diseñadora catalana Sita Murt. Por suerte ayer era el día dominado por las firmas de lencería, que por fin consiguieron elevar la temperatura visual y sexual del certamen de moda madrileño.

Andrés Sardá ni quiere ni pretende ser conceptual. Cuando desarrolla un tema tan sólo desea abrir bocas, dejando que lo mental discurra por sus más íntimos derroteros. El mito de Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas, sirvió a la firma catalana para desarrollar un amplio compendio de cuidados estilismos (a cargo de Alberto Murtra) que jugaban con el choque de la candidez infantil y la seguridad de aquellas que se saben sexualmente poderosas. Totón Comella, diseñadora de TCN, es más lúdica y menos evocativa, aunque también juegue en la liga de la lencería. Lo suyo es una femineidad más real, cercana al espíritu retro, romántico y cándido de las chicas que prefieren gustarse a sí mismas antes que a los demás.

Es normal que ayer ningún diseñador decidiese ni tan siquiera flirtear con la moda conceptual, estando por allí Davidelfín (recién aterrizado de la New York Fashion), mejor dejarle a él las camisas de once varas: la evolución del creador malagueño le ha permitido llegar a un punto donde las prendas se reducen a su esencia, sin detalles superfluos: lo que ves es lo que hay. ¡Y es realmente bueno!

Hoy cierra sus puertas Cibeles con uno de los mejores batallones creativos de toda la semana.

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