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"La vida real hoy es una ruina, pero para el cine es una mina"

'Obra 67', primer largometraje de David Sainz, llega hoy a las salas. La película, una sorprendente comedia negra, se rodó en trece horas y con solo trece personas en el equipo, y ya tiene algunas de las mejores críticas de

BEGOÑA PIÑA

'El futuro será brillante', escribía el gran Martin Scorsese en una carta a su hija Francesca, publicada en el diario italiano La Repubblica hace una semana. Se refería al cine, por supuesto, y añadía: 'Por primera vez en la historia de esta forma de arte, se pueden hacer películas por muy poco dinero'. Naturalmente, matizaba: 'Hay que recordar una cosa importante: las herramientas no hacen la película, la haces tú'. Parecería que David Sainz estaba esperando estas palabras de uno de los maestros del cine para corroborarlas. Su primer largometraje, Obra 67, una película rodada en trece horas y con trece personas en el equipo -técnico y artístico-, llega hoy a las salas. La virtud del filme, sin embargo, no es su bajísimo presupuesto y el tiempo récord en que se ha hecho, sino la calidad artística que hay en él.

Un humor negro apegado a la realidad, nada forzado, sorpresas argumentales muy bien tejidas y el inesperado regalo de unos fantásticos actores, magníficos improvisadores, son solo algunos de los atractivos de una película que, además, se muestra crítica con la realidad de hoy y que retrata desde sus dos personajes principales esta España de la crisis. 'Aunque la vida real hoy es una ruina para todos, en el mundo audiovisual es una mina'.

Obra 67, una película rodada bajo las reglas de #littlesecretfilm (proyecto creado por Haizea G. Viana y Pablo Maqueda), es la historia de un padre y un hijo, de dos amigos que son como hermanos, de un robo a un chalet... Juan el Candela (Antonio Dechent) acaba de salir de la cárcel después de veinte años. Su hijo, el Chispa (Álvaro Pérez), y el amigo de éste, Cristo (Jacinto Bobo), le esperan. Mientras el primero intenta adaptarse a un mundo completamente ajeno a él, los chicos, que sueñan con convertirse en estrellas del hip-hop, deciden dar el palo en un chalet y conseguir dinero rápido.

-¿Qué fue antes el Candela o el Chispa y Cristo?

Era una película del proyecto #littlesecretfilm para Calle13, así que tenía que tener un argumento basado en el género que pedían, el thriller. Sobre esa idea yo quería sacar el punto cómico. Siempre pienso que en las películas a los ladrones les sale todo bien, pero en la vida real estoy seguro de que tienen que pasarlo mal. Y eso, desde el punto de vista de un tercero, puede resultar cómico. Así que tenía el robo de una chalet y de ahí empecé a tirar para atrás. Cuando tuve la posibilidad de trabajar con Antonio Dechent surgió el Candela.

-Y el Candela, ¿de dónde salió?

Es un personaje que está basado en algo que me pasó en la vida real. Una vez fue un tío a mi casa, era el hermano de la novia de un amigo mío, había salido de la cárcel y no tenía dónde ir y se quedó en mi casa. Y me acuerdo que iba con él por la calle y el tío se salía del pellejo cada vez que veía a una mujer, daba igual la edad, la belleza... y me ponía en ridículo todo el rato. Me pareció muy interesante esa persona desactualizada.

-Ese personaje sirve de testigo del espectáculo de la España de hoy, la de la crisis...

Sí, es un tipo que no está preparado para el contexto que se encuentra. Y el tío no es una persona legal, siempre ha sido un buscavidas y un delincuente, pero su punto de vista es más recto que el de mucha gente que se supone que no delinque. También representa la responsabilidad del padre por encima de todo.

-Aunque thriller, lo que destaca en la película es el humor negro. Éste está ya en la webserie Malviviendo (38 millones de reproducciones), ¿es su sello personal?

Estoy explorando el humor negro desde que empecé y me lo inspiran los problemas reales, a los que yo mismo me enfrento cada día. Aunque la vida real es una ruina para todos, en el mundo audiovisual, en el cine, es una mina.

-¿Y hay intención crítica desde ese humor negro?

Sí, creo que el cine siempre, aparte de servir como entretenimiento, puede ofrecer muchas otras cosas, aunque también pienso que siempre tiene que ir por delante el entretenimiento. Yo siempre que puedo meto una crítica, intento decir cosas.

-Lleva cinco años trabajando en proyectos de bajo presupuesto.

Porque no he tenido la oportunidad de trabajar a otro nivel, ni yo ni nadie del equipo (reunido en la productora Different Entertainment). Estamos súper acostumbrados a trabajar con los mínimos recursos, pero vamos a más, aunque lento por la situación, paso a paso. Ahora, internet es la respuesta, de la oportunidad al nuevo creador de mostrar su trabajo al mundo. Antes eso no existía.

-Que una película como Obra 67 llegue a las salas comerciales ¿es un paso más en ese avance hacia otro nivel?

Puede ser. Obra 67 es cine low cost y es un bofetón al sistema de subvenciones y al funcionamiento del cine aquí, donde todo está medido, incluidas las nominaciones a los Goya. Y yo soy el máximo defensor del cine low cost como primer paso, paso previo a. Siempre digo que éste es mi primer largo, pero tengo la ilusión de hacer una película con todos los recursos.

-Una cosa es el low cost y otra el crowdfunding. ¿Se declara también defensor de las donaciones de la gente para hacer películas?

Con la serie, nosotros creamos una plataforma para conseguir donaciones por PayPal y no dábamos nada a cambio. Para mi sorpresa, la gente donaba dinero. Eso me sorprendía mucho más que el que nos viera la gente por internet. Yo no confiaría. Con el tiempo, pensamos que ese no debe ser el camino, que lo mínimo es que sacáramos el dinero de patrocinadores. Con el crowdfunding estás jugando con el dinero de la gente.

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