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Iniesta obra el milagro de Stamford Bridge

El Barça saca el billete para la final de Roma gracias a un golazo de Iniesta en el minuto 93. Essien puso el choque cuesta arriba pero el empeño azulgrana dio su fruto, luchar contra el Manchester el 27 de mayo por levantar su tercera Co

ENRIQUE MARÍN

En el último suspiro, cuando ya sólo quedaba confiar en una épica que en este caso sí es elogiable. Iniesta, no podía ser otro, recibió un pase de Messi en la frontal del área e improvisó un tiro con el exterior del pie derecho (puro arte) que se coló por la escuadra de la portería de Cech. El gol, en el único lanzamiento entre los tres palos del Barça en todo el partido, daba a los de Guardiola el empate y el pase a la final de Roma. El gol, que castigaba con crueldad a un Chelsea otra vez miserable y ruin, hacía justicia cuando más duele, o alegra, según se mire.

El fútbol, tantas veces ingrato con quien lo dignifica, era generoso con el único equipo que, pese a estar durante casi media hora con uno menos, nunca renunció a jugar. No lo hizo con la brillantez de otras veces. Al Barça le faltó lucidez para crear ocasiones y, sí, tuvo la fortuna de encontrar el gol en el tiempo de prolongación. Puede incluso que los azulgrana no hicieran méritos para ganar, pero sí para no perder.

Hiddink y su planteamiento nuevamente rácano, patético cuando se está al frente de una plantilla multimillonaria, no le permitió ser el Barça. A punto estuvo de salirle bien al holandés su plan anti futbolístico. Su equipo se dedicó a administrar el tempranero gol de Essien y no sentenció al Barça cuando pudo hacerlo. Valdés tuvo mucho que ver en que esto no sucediera. Protestar la mano de Etoo dentro del área después de haber despreciado tanto y tanto tiempo fue otro gesto miserable por parte de los ingleses, que de haberse clasificado hubieran justificado su renuncia a jugar.

En ausencia de Márquez y Puyol, Guardiola se decidió por la opción más segura: Touré como pareja de Piqué. La baja de Henry llevó a Guardiola a adelantar a Iniesta y dar entrada a Keita. Demasiadas piezas cambiadas de sitio. La consigna de Pep era, como todas las que da, cortita y al pie: evitar el choque. La fortaleza física del Chelsea lo aconsejaba. Ante ello, las armas del Barça deberían ser las habituales: jugar rápido y buscar el gol. Esta vez el plan no funcionó.

Hiddink, que confesó haber disfrutado mucho del Madrid-Barça, anunció que esta vez su equipo debería tener mucha más iniciativa. Si la comparación la estableció pensando en el partido del Camp Nou, se lo puso fácil a sus jugadores. Pero una vez más se trataba de un farol. Qué decepción.

En el arranque del partido ya quedaron retratadas las intenciones. El Barça aliándose con el balón y el Chelsea maltratándolo. Bastaba que Iniesta, Messi o Etoo presionaran a los centrales ingleses para que éstos largaran un zapatazo sin el mínimo rubor. Sin embargo, en el primer acercamiento colectivo del Chelsea, un balón rebotado en Touré le cayó a Essien, quien sin dudarlo se sacó una volea con la izquierda desde fuera del área ante la que Valdés sólo pudo responder con una estirada baldía. El partido se le ponía a Hiddink que ni pintado. Con ventaja en el marcador su renuncia a jugar y evitar que lo hiciera el Barça tenía coartada.

Al igual que ocurriera en el partido de ida, al equipo de Guardiola le costaba hacer circular el balón con fluidez, aunque no renunciaba a intentarlo una y otra vez. Todo lo contrario que el Chelsea, que se limitaba a tapar por acumulación y jugar en largo cualquier balón que sus jugadores lograran interceptar, a la búsqueda de Drogba. El marfileño era un peligro latente, pues en cada balón que le llegaba planteaba problemas a Touré.

La segunda parte empezó con el mismo guión, tan poco original como el de la primera. El Chelsea cediendo la iniciativa, es decir, el balón, y el Barça empeñado en jugar a lo que sabe, pero sin la eficacia necesaria para rentabilizarlo. El partido no estaba perdido para el Barça, por cuanto era el único contendiente que buscaba el gol, del empate y, en este caso, también de la victoria.

Valdés, como ya hiciera en el Camp Nou, le sacó un balón imposible a Drogba. Era una buena señal, pero por más que lo intentaba, el Barça no lograba enfocar la portería, lo cual empezaba a resultar desesperante. El Chelsea seguía dejándole a oscuras. Llegó la expulsión de Abidal y el árbitro perdonó un penalti de Piqué por mano. El Chelsea se lo jugaba todo a una carta: que el Barça no marcara. Pero entonces apareció Iniesta, quien con su gol dio luz al partido y dignificó el fútbol.

Chelsea: Cech; Bosingwa, Alex, Terry, A.Cole; Essien, Ballack; Anelka, Lampard, Malouda; y Drogba (Belletti, m. 72).

Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Youré, Abidal; Xavi, Sergio Busquets (Bojan, m. 85), Keita; Messi, Etoo (Sylvinho, m. 90+7) e Iniesta (Gudjohnsen, m. 90+4).

Goles: 1-0. M. 9. Essien engancha una volea con la izquierda desde fuera del área que, tras pegar en el larguero, se cuela como un obús en la portería de Valdés. 1-1. M. 90+3. Iniesta, desde fuera del área, marca con el exterior de la pierna derecha.

Árbitro: Övrebö (Noruego). Expulsó a Abidal (min. 66) por zancadillear a Anelka cuando era el último defensa. Amarillas a Alves, Essien, Alex, Etoo, Ballack y Drogba.

Stamford Bridge: 42.500 espectadores. 

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