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Adiós a Sócrates, el gran demócrata

El centrocampista y capitán de la selección brasileña ha fallecido a causa de una infección intestinal

N. ROMÁN

“Ganar o perder, pero siempre con democracia”, dijo en una de sus sentencias más célebres Sócrates, el jugador que más filosofó en el fútbol brasileño, el hombre que ayer perdió su última batalla, ante la vida, a los 57 años, víctima de una infección intestinal que se le extendió por la sangre, como antes lo había hecho el exceso de alcohol, causantes ambos de su democrática muerte. Futbolista excelso y tardío –se hizo profesional a los 24 años–, Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira (Belém, Brasil; 1954) fue el exponente del fútbol arte que Brasil exhibió en el Mundial de España 82 y el cabecilla de la democracia corintiana, un fenómeno de difícil parangón en el deporte.

Médico antes que futbolista, Sócrates lideró, desde el Corinthians, su club de referencia –luego pasó por la Fiorentina, el Flamengo y el Santos–, el movimiento revolucionario que sacudió al fútbol brasileño a finales de los años setenta. A instancias del Doutor, uno de sus apodos, todo en O Timão (el apodo del Corinthians), se decidía por votación, desde los fichajes a las concentraciones o las primas. Y todos tenían derecho a voto: jugadores, utilleros, miembros del cuerpo técnico y de la directiva. “Lo mejor de aquello y lo que debería ser puesto en valor es que colocaba en el mismo nivel de decisión colectiva a personas de clase social distinta”, reflexionó sobre aquel movimiento Sócrates.

Hermano de Raí –exdelantero del PSG y del Sao Paulo–, seguidor de Karl Marx y de Fidel Castro –uno de sus seis hijos se llama Fidel–, Sócrates siempre mostró tantas inquietudes sociales como futbolísticas. El fútbol siempre recordará su elegancia, su cabeza erguida, su minúsculo pie –soportaba sus 193 centímetros en un 37– acuñando un toque de tacón patentado. La hinchada no olvidará la brillantez de su juego en los Mundiales de 1982 y 1986, aunque la Canarinha, donde también formaban Junior, Zico y Cerezo, no saliera campeona.

La sociedad brasileña lamenta hoy la falta de referentes deportivos con el activismo social y político de Sócrates, seguidor de Partido de los Trabajadores, aunque Lula nunca lograra convencerlo para ejercer un cargo.

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