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Cal: "Estoy en Pekín para ganar los dos oros"

El campeón en Atenas 2004 en 1.000 metros dice que alcanzar la madurez es el mayor cambio que ha experimentado en estos cuatro años

MIGUEL ALBA

Es de los pocos deportistas españoles cuya musculatura supera a la de Nadal. “El agua ofrece más resistencia que la pelota”, bromea. Cuatro años después de que David Cal (Cangas, 1982) reivindicara sus títulos anónimos previos con un oro y una plata en Atenas, aparece en Pekín con una responsabilidad que acepta sin condiciones. Ayer, logró la clasificación directa para la final en la prueba de 1.000 metros. Hoy, intentará igualarlo en los 500 metros. Sus rivales: el alemán Dittmer, el eslovaco Ostrcil y el chino Wenjum.

¿Cómo ve a sus rivales?

Tampoco me interesa mucho cómo estén ellos. Con estar bien yo, ya es suficiente. Lo que tengo que intentar es dar paladas más rápido que ellos.

¿Por qué decidieron completar la preparación en el embalse de Saucedillo (Salamanca)?

No me gusta competir con calor y buscamos un sitio que tuviera unas condiciones parecidas a las del canal de Pekín. Suso (su entrenador) entraba diariamente en Internet para ver qué diferencia de temperatura había entre Pekín y Saucedillo. Así podíamos sacar conclusiones de los tiempos que iba haciendo. Además, necesitábamos aislarnos.

¿Es necesario un trabajo tan espartano para ganar dos oros?

Sí, porque poco puedo hacer más que entrenarme. Es lo que llevo haciendo durante muchos años. Me gusta trabajar duro. El resto entrena tanto como yo y no puedo descuidarme.

¿Soporta ya mejor el calor?

Bueno, digamos que sí. En la concentración, me he aclimatado a temperaturas de entre 32 y 34 grados. Eso sí, la primera semana lo pasé muy mal. Tuve dolores de cabeza y estaba que me caía. Pero después de unos días, empecé a sentirme mejor y a hacer tiempos suficientemente buenos para llegar tranquilo a los Juegos. Suso me ha explicado que la zona era una especie de microclima que nos venía perfecto, porque apenas había viento, como esperamos que pase aquí en Pekín.

¿Qué ha cambiado en David Cal de Atenas a Pekín?

Tengo cuatro años más (risas). A nivel personal, soy mucho más maduro.

En Atenas, sus medallas aparecieron para el gran público. Ahora, se le exigen. ¿Cambia eso mucho la forma de competir?

No, porque antes de Atenas era ya subcampeón del mundo. Es cierto que a ese resultado no se le dio tanto reconocimiento como a mis dos medallas olímpicas, pero ya me sentía en la élite del piragüismo. Al final, si no remas más deprisa que el resto, no ganas.

¿Llega con mejores sensaciones que las de los anteriores Juegos?

Si me lo pregunta nada más bajar del avión, le diría que no. Ahora, después de unos días de entrenamiento aquí, estoy recuperando el nivel que mostré en los entrenamientos y eso me hace ser muy optimista. Sí, pienso que mis sensaciones son mejores que las de Atenas.

¿Nota que ahora no puede fallar en las dos pruebas?

Lo que sí es cierto es que, después de haber logrado un oro y una plata en Atenas, no puedo marcarme un objetivo más pequeño. Estoy en Pekín para ganar los dos oros.

¿Qué será más complicado el 500 o el 1.000?

Creo que ninguno. No me asusta ninguna de las dos distancias. En los 1.000 metros, me encuentro más cómodo, pero los 500 son más rápidos y divertidos. Soy subcampeón mundial en 500 metros y oro olímpico en 1.000. ¡Cómo no voy a tener opciones!

Compléteme la frase. Si gano los dos oros…

Lo celebraría.

¿Cómo?

Con mis amigos y mi familia.

¿Se daría algún capricho?

Dejar de entrenarme algún día, pero no compraría nada.

Hablan mucho de factores externos como la contaminación, ¿suena a excusa?

No sé. A cada uno le afecta de una manera. Lo que es cierto es que las condiciones son idénticas para todos. Me preocupan las algas. Las quitan, pero espero que en la competición no haya.

¿Ser abanderado le descentró mucho?

Tenía ganas de que pasara, porque no soy mucho de ese tipo de historias. Me encantó, pero durante unos días estuve descentrado porque tuve que atender a muchas llamadas y no pude entrenarme tanto como hubiera querido. Lo que sí quiero es abanderar la clausura. Sería la mejor señal de que todo fue bien.

¿Trae algún amuleto con el que remó en Atenas?

No soy supersticioso. Lo único que voy a estrenar es la canoa porque la pala es la que uso desde hace meses.

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