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Cristiano no es ni su sombra

El crack portugués, sin el yo por delante, parece uno más

LADISLAO JAVIER MOÑINO

Sus rutinas dicen que Cristiano es Cristiano. El Mundial y su fútbol, en cambio, dicen que no, que está lejos de su yo futbolístico. Cada mañana, Cristiano es el primero junto a su inseparable Bruno Alves en aparecer por los campos de entrenamiento del Bekker High School de Maghaliesburg. Cabeza mojada y convenientemente despeinada. Andares sobre la punta de las botas, henchido. En cuanto ve un balón empieza con sus cucamonas habituales. Ríe y bromea antes de ponerse a las órdenes de Queiroz. Finalizado el trabajo, se queda a practicar tiros libres. También trabaja en el gimnasio y habla con Nani, otro de sus compadres, de las bellezas del sexo femenino. Y cómo no, reina en el ping-pong, el deporte con el que aprendió que una esfera tiene multitud de puntos de golpeo para imprimirle efectos.

Cristiano cumple con sus rutinas, menos en los partidos de este Mundial. Todavía no se ha visto al virguero desequilibrante del Real Madrid o del Manchester United. 'Está yendo de menos a más', asegura confiado Queiroz, que en la primera fase lo ha utilizado como única referencia en ataque. Una posición que no agrada al extremo luso. Cristiano le ha hecho saber a su técnico que él prefiere jugar con otro delantero a su lado y que su preferencia es el brasileño nacionalizado portugués Liedson. Cristiano busca un amigo, un socio que lo libere de ser el exclusivo foco de los centrales como le sucedió ante Brasil.

El luso remata y regatea más en el Madrid que con su selección

Para el partido de mañana, Queiroz debate interiormente si hacer caso a su estrella o seguir apostando por la organización en el medio del campo como piedra angular del sistema. Las estadísticas de este Mundial le dan la razón a Cristiano en sus quejas. No es tan participativo con su selección como con el Real Madrid. En la Liga promedió un remate a puerta cada 12 minutos. En Suráfrica chuta a puerta una vez cada 16 minutos. La prensa portuguesa le insistió en su sequía goleadora con la selección tras el empate a cero con Brasil y se revolvió: 'Hemos jugado contra Brasil y no contra el Estrella Amadora'.

Su número de regates por partido en Suráfrica también está por debajo del que registró en el campeonato liguero. Vestido de blanco promedia un regate cada 11 minutos y en Suráfrica uno cada 16. Dos de las grandes virtudes sobre las que Cristiano se ha construido como estrella mundial dicen que hasta ahora no es el futbolista determinante que se espera de él. El número de intervenciones por partido también delatan a ese Cristiano menor. En el Madrid participa en una jugada cada 1,56 minutos, y con Queiroz lo hace en una cada 2,22.

Quiere que Liedson juegue arriba para no sentirse enjaulado

En Portugal luce el 7, el dorsal que anhela en el Madrid, de Raúl hasta que este abandone la casa blanca, aunque vive una contradicción. En su club es CR9, pero juega de todo lo que quiere y por donde le viene en gana. No tiene límites. En Portugal es CR7, pero Queiroz lo amarra en solitario a la punta de ataque. Lo ha enjaulado y Cristiano ya le ha dicho que no le gusta jugar de solitario punta de lanza. El debate sobre su posición se ha instalado en el seno de la selección portuguesa. 'A mí me gusta más que Cristiano juegue con libertad. Él tiene clase y fuerza para jugar por todo el ataque, pero es una decisión de Queiroz, que le conoce bien', explica Simao.

Cristiano no se siente Cristiano. En Portugal esperan que ante España, acabe de dar un golpe en la mesa, que explote ante la selección de la liga en la que ahora vive instalado. Está señalado tanto para la gloria en el éxito como para ser gran fracasado en la derrota. Él mismo ha confesado a su entorno que tiene 'unas ganas tremendas de disputar este partido', que su Mundial empieza ahora. En su país se le acusa de no brillar con la selección como en los clubes en los que ha militado. Marcó un gol ante Corea del Norte, pero llevaba casi dos años sin hacer un gol en su selección. 'Es un gran jugador que nos va ayudar mucho a llegar lejos en este Mundial. Necesita un partido bueno', dice el mediocentro Pedro Mendes.

«Para mí, Cristiano debe jugar con más libertad», apunta Simao

En el bajo rendimiento de Cristiano también hay un trasfondo que tiene que ver con su rol. La prensa lusa incide que es la primera vez que se ve al madeirense tan humilde, que, acostumbrado a poner el yo por delante, en este Mundial no se le cae de la boca la palabra equipo y la importancia del colectivo por encima de las individualidades. Un giro en un futbolista que necesita sentirse una ametralladora de chutar o de driblar. No uno más. Más CR9 que CR7.

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