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La dictadura de España

España golea a Portugal y refrenda su aplastante dominio en el campeonato

A. L. MENÉNDEZ

España es una máquina de precisión que rara vez se gripa. Pueden sobrevenir desajustes inusuales como el del gol portugués, pero el funcionamiento del equipo es preciso, elegante y, sobre todo, demoledor.

Domina todas las facetas del juego con tanta superioridad que hasta los árbitros parecen profesarle especial respeto. La selección española goleó est domingo sin piedad a Portugal y pasa como primera de grupo a cuartos. Evita así a Rusia, un rival llamado a disputarle el título.

Los lusos claman por dos decisiones de los colegiados, pero ocultan que su rácana propuesta queda señalada por el fútbol total del poderoso vecino ibérico. Si Portugal se adelantó en el marcador fue por accidente. Cuando Luis Amado midió mal y la pelota se le escurrió entre las piernas, España exhibía un dominio insultante. En apenas cinco minutos de partido ya había ejecutado, sin tino, una decena de disparos.

El inesperado golpe luso desorientó al grupo de Venancio quien, para zanjar cualquier atisbo de duda, movió su envidiable banquillo. Realizó un par de retoques, pidió a los suyos constancia y puso en cancha a Torras.

La ventaja de contar con una plantilla de ensueño es que cualquiera tiene capacidad para saltar a la cancha y apagar un fuego sin tiznarse siquiera las botas. El ala del Inter apareció, volteó el marcador y abrió la senda de la goleada. Portugal quiso reaccionar, pero España desplegó su poderío táctico y físico. A modo de alegoría, marcaron dos figuras consagradas, Kike y Fernandado, y los dos novatos, Juanra y Lin.

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