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Guardiola también se queda sin rivales

El técnico del Barça gana el Balón de Oro por mucha diferencia

A. VARONA

A los ojos de Guardiola (Santpedor, 1971), se trata de un título sin dueño, porque 'es imposible valorar quién es el mejor entrenador'. Y, por lo tanto, encontró la solución. Compartió este título, este reconocimiento de la FIFA, 'con todos los entrenadores del mundo', los mejores y los peores. 'Me siento orgullo de todos los colegas'. En su declaración incluyó a Mourinho, que esta vez no sospechó de nadie. 'Es justo que no lo gane yo'. Tampoco Ferguson, el técnico del Manchester United que se reivindicó con el orgullo que un día le permitió definir el fútbol como una cosa genética. 'No se trata de venganza, sino de orgullo'.

Ferguson (Glasgow, 1941) fue un hombre prudente en Zúrich, que defendió su derecho a continuar en Old Trafford. '¿Por qué tiene que sustituirme Guardiola? Yo, si estuviese en su lugar, me quedaría en el Barça'. Pero sólo fue un breve debate periodístico, en el que no entró Guardiola. Su declaración fue una dedicatoria total. La primera a Tito Vilanova, 'amigo, compañero y asistente'. Después, acudió a sus futbolistas sin los que nada sería como es. 'Son competitivos como ellos mismos. No necesitan ninguna motivación extra'. Y personalizó en Xavi, 'que desde hace 14 años juega al más alto nivel'. En él se resume el carácter de los mejores: 'Puedes ser feliz por un año o un mes, pero para serlo tantos años es por algo más. Quizá porque sus padres lo han hecho así'.

Y eso es lo que le permitió a Guardiola emocionarse este lunes en Zúrich, donde Mourinho aceptó con educación a su sucesor. Fue un hombre discreto, categórico. 'Yo no podía repetir'. En un desenlace cantado, la emoción no tenía permiso. 'Yo sólo gané la Copa del Rey'. El viejo Ferguson tampoco sentía la incertidumbre en la sangre. Él se despidió en la final de la Champions por la razón más natural del mundo. 'En estos momentos, el Barça es con mucha distancia el mejor equipo'. Pero eso no significa que, a los 70 años, se sienta rendido. De hecho, ya está 'planificando la próxima temporada' en el United. Guardiola, sin embargo, no fue tan preciso. En su discurso no existió el futuro. Quizá porque era un día para agradecer a los suyos, no para pedirles más.

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