España se come las uñas, sigue a la espera. Siguen pasando selecciones y partidos por delante, pero a la roja no le toca el turno. Al menos, con dos días de antelación, ayer viajó a Durban, que acogerá su estreno. Quiere pegarse al fútbol, lo necesita. Sentirse dentro de ese Mundial que no empieza para ella.

Mientras tanto, aprovecha para despejar los otros balones, los que tienen que ver más con los alrededores que con la competición. Su jugador número 24, el director deportivo, Fernando Hierro, desayunó con la prensa. Una particular manera de atajar el runrún que despierta su proximidad con el equipo y la asunción de funciones que en otra época eran de competencia exclusiva del seleccionador. No estuvo mal el paso adelante, otra cosa es que resultara convincente.

Hierro dejó claro que la selección se tendrá que acostumbrar a su cercanía, a sentir el aliento del director deportivo sobre todas las decisiones como ocurre en todos los clubes. 'Hay que cambiar el chip'. Pero de una forma natural, en clave más de complicidad que de imposición. Porque 'ocho ojos ven más que cuatro'. Y luego matizó que su influencia sobre Del Bosque es relativa.

No acertó a aclarar de quién partió la idea de prohibir a los jugadores la redes sociales. Pero sí dejó claro que para la confección de la lista de 23 sólo fue consultado, no influyó en la convocatoria de ningún jugador y se enteró de la relación mientras desayunaba. 'El que quiera saber si me meto donde no me tengo que meter ,que le pregunte a Del Bosque', sentenció.

Reconoció que hace dos años, con Luis, prefirió quedarse en segunda fila para concederle todo el protagonismo al técnico, pero que con Del Bosque, por mera cercanía personal, la cosa es diferente.

Y por eso se deja ver más. 'Pasarán cien seleccionadores y con ninguno tendré la relación que con Vicente'. Desveló igualmente que, por petición expresa del técnico, entre sus funciones figura hablar y mantener el contacto con los clubes y sus entrenadores. Que fue personalmente Del Bosque quien delegó ese trabajo. Hierro vino a decir, vamos, que se limita a obedecer.

Lo dicho, el jugador número 24.