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Los hijos de Oliver y Benji

Japón mide su madurez ante Paraguay

L. J. MOÑINO

A principios de los años 80, Japón decidió impulsar el fútbol con vistas a organizar un Mundial. Gastó mucho dinero en programas de desarrollo que incluían la contratación de entrenadores extranjeros y cursos de formación en el exterior para jugadores y técnicos autóctonos. Japón se fue a beber a las fuente más pura y gloriosa, Brasil. Aquella iniciativa ayudó a impulsar el fútbol, pero tanto o más definitiva fue la serie de dibujos animados, también nacida a principios de los 80, Capitán Tsubasa, Campeones, en España

Parte del equipo que hoy intentará clasificar a Japón para unos cuartos de final de un Mundial por primera vez en su historia creció con Oliver y Benji, los futbolistas animados más mediáticos de la historia. Okazaki, Uchida, Nagamoto, Kawashimazi y Honda se metieron el fútbol en vena con esta serie que convertía los partidos en una hipérbole de efectos, goles y regates imposibles.

Honda, sobre quien están puestos los focos, ha reconocido que aquellos dibujos animados alimentaron sus sueños de fútbol: 'Crecí con esos dibujos'. Esos sueños de fútbol los ha visto cumplido Honda en este Mundial, pese a que Okada, su selecionador, siempre le hizo de menos. Había diseñado el equipo para Nakamura, pero el ex jugador del Espanyol llegó renqueante al Mundial.

No le quedó más remedio a Okada que darle cabida a la también precisa pierna izquierda de Honda, triunfador en el CSKA de Moscú. Siendo entrenador del Yokohama Marinos, rechazó dos veces su contratación. 'No da la talla'. Así justificaba Okada sus suplencias en la selección. Hoy, ante Paraguay, estará entregado a él.

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