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El Levante se jugará el pase en Rusia

Los azulgrana merecieron más, pero no fueron capaces de imponerse a los rusos en casa

EFE

El Levante ha empatado ante el Rubin Kazan (0-0) en el partido de ida de los octavos de final de la Europa League en un duelo -marcado por las expulsiones de Míchel y Ansaldi- en el que los granota fueron mejores, pese a la ofensiva final de los rusos, que estrellaron dos balones a la madera.

No hubo manera. El Levante no pudo salir con ventaja de su feudo, pero viajará a Moscú la próxima semana (escenario del partido de vuelta) con el valor añadido de que cualquier empate con goles le sirve para obtener el billete a cuartos. Los pupilos de Juan Ignacio Martínez echaron más leña al fuego que su rival, pero el marcador no se movió.

El cuadro valenciano lo intentó de todas las maneras y lo hizo desde el comienzo, sin guardarse nada en el 'partido más importante de su historia', según dijo el mister en la previa. El veterano Ballesteros fue el primero en estrellar el balón en el larguero, a los tres minutos, tras un saque de córner botado por Barkero, el mejor una vez más del Levante.

Martins, que finalmente sí fue de la partida, también la tuvo cinco minutos después con un lanzamiento lejano, mientras que los rusos sobrevivieron con su orden defensivo y el buen hacer de su portero. Ryzhikov, en dos tiempos, detuvo un cabezazo de Míchel al borde del descanso.

Los azulgrana, que acumulan cinco jornadas sin conocer la victoria en Liga, no rebajaron sus pretensiones en la segunda mitad y volvieron a poner en apuros al conjunto dirigido por Kurbán Berdyev, quien --una noche más-- volvió a encomendarse a su famoso rosario. Barkero y Martins dieron buena cuenta de ello. El vasco dispuso de una volea, a la hora de partido, que se marchó por alto y el nigeriano, diez minutos después, no acertó a conectar una preciosa triangulación con Pedro Ríos, que mejoró la cara de los suyos, aunque no hubo manera de meter mano al cuadro de Kazán. 

Sin embargo, el empate sin goles pudo haber quedado en nada si el Rubin hubiese acertado en sus dos lanzamientos postreros. Primero fue Rondón, a ocho del final, y después el israelí Natcho, que estampó un soberbio zapatazo en la base del poste. De esta forma, el Levante da por bueno el 0-0, consciente de que su éxtasis final pudo haberse apagado con un tanto de los rusos. Todos salieron del césped contentos. El Rubin por salir sin encajar; el Levante, por mantener el sueño con vida.

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