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Nadal pierde contra una muralla

Djokovic derrota al español en la final de Indian Wells 4-6, 6-3 y 6-2

GONZALO CABEZA

Djokovic está como una moto. Es un tenista en estado de gracia, de esos a los que ya no les pesan los huesos porque han aprendido a flotar. Ha ganado todo desde que comenzó la temporada. Todo. Primero Australia, luego Dubai, ahora Indian Wells. Por el camino se ha encontrado a casi todos los buenos. Federer, Murray y, desde ayer, también Nadal.

Hasta el momento Djokovic nunca había encontrado la manera de ganar a Nadal perdiendo un set. O ganaba en un suspiro o lloraba una derrota. Era una mezcla de cabeza y físico lo que no le permitía aguantar la dureza de los partidos que imprime Nadal. Las piernas pesan y la mente te recuerda que te encuentras contra un titán para el que el cansancio es sólo teoría. Eso era así hasta ayer, porque ayer cambió todo un poco. Djokovic afiló su raqueta cuando peor le iban las cosas, cuando el primer set había caído del lado del español y todo hacía pensar que el partido seguía el guión ya conocido de los Nadal-Djokovic en los que el número 1 ha ganado un set.

Pero las cosas ya no son así. Ahora Djokovic se va encontrado en un estado en el que le sobra amor propio y posee una fe absoluta en sí mismo. Ya no hay quiebros en el espíritu. A finales del año pasado ganó la Copa Davis, un torneo que su país nunca había ganado y que para él era muy especial. Y desde entonces es una roca.

Nadal ayer intentó imponer su juego de intercambios interminables y físico exigente. En el primer set lo consiguió. Sus golpes llegaban lejos y tenía el control de la pista. Terminó 6-4 para el español. Djokovic, más tranquilo en sus gestos que en otras ocasiones, no aceptó eso como una muestra de lo que iba a ser la final.

En el segundo set Djokovic subió un poco su juego y Nadal lo bajó a los infiernos. El número 1 no encontraba el primer servicio y, sin eso, es mucho más difícil arrinconar a un enemigo del talento del serbio. Djokovic empezó a dar más palos, se metió en la pista y niveló el partido. Su físico, intacto. Su cabeza, en el cielo.

Si duro fue para Nadal el segundo set aún más lo fue el tercero. La igualdad se quedó en el vestuario, Djokovic supo encontrar fuerzas en todas partes y castigó a Nadal en todas las suertes del tenis. A los pocos minutos del parcial el marcador ya marcaba 4-0. El encuentro, incluso para un luchador como el español, ya estaba perdido. Al final 4-6, 6-3 y 6-2. Nadal no pudo con la muralla.

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