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Siete años

Alonso se despide de Renault con un decepcionante noveno puesto en el Mundial

VÍCTOR SEARA

Siete años son muchos años. Son todos y cada uno de los que Fernando Alonso trabajó codo a codo con el equipo Renault, el mismo con el que consiguió sus dos títulos mundiales, y el mismo con el que este domingo, en Abu Dhabi, no pudo pasar del 14ª puesto, después de una carrera en la que las cartas ya estaban echadas desde el sábado por la tarde y en la que no había nada que hacer.

Con un coche inconducible y con una posición de salida muy retrasada, lo único que se vislumbraba en el horizonte era navegar en el fondo del pelotón. En la F1 los milagros no existen, y esto se cumple más a rajatabla que en ninguna otra parte. Por eso, después de una azarosa primera vuelta donde tuvo una escaramuza con Fisichella que la TV no mostró, remó dos posiciones nada mas reponerse de ese primer susto, y se lanzó hacia lo desconocido. Estaba último con el peor coche de la parrilla. Nada menos. Superó a tres de sus rivales en pocos metros de carrera.

Estaba 17º, pero llegar mas adelante ya iba a formar parte de ese milagro que no iba a producirse nunca en Abu Dhabi. Ni siquiera la aparición del coche de seguridad le podía ayudar. Solo Fisichella y Liuzzi podían estar algo a tiro, y a los dos pudo adelantar una vez hechas las paradas en boxes. Allí llegó a la 15ª posición, la cual se transformó en 14ª por la deserción de Hamilton.

Un final que todos hubiesen deseado que hubiese sido diferente. Una despedida de Renault que todos creían que iba a ser de otro color. Pero el coche se venia desmoronando desde hacía algunas carreras, y se olía que el final de esos siete años en Renault no iba a ser a lo grande.

Lo hubiesen merecido Alonso y su equipo de casi siempre. De la mano de Flavio Briatore, el único gran ausente en Abu Dhabi en este fin de semana, comenzó a hacerse mayor en esto del automovilismo allá por el año 2000. A los pocos meses de estar en el engranaje del sistema del manager italiano, Fernando ya estaba en la foto de los pilotos oficiales del equipo Benetton, que se transformaría en Renault poco después.

Un aniñado Fernando que se metía de lleno en los que cortaban el bacalao en la F1. Ya se lo había ganado con lo que había hecho en la F-Nissan y en la F3000 de aquellos tiempos. Su primer año en Minardi le aguardaba, pero ya estaba allí, donde había que estar. Con un contrato firmado para el futuro de Renault. Mas tarde llegó el debut con ellos, el cual debería haber sido en la temporada 2002, pero los avatares de los contratos y la apuesta de Briatore por un emergente Jenson Button le hizo quedarse un año en la banquina.

Fue, de hecho, su primer año con los chicos del equipo, esos a los que este domingo hizo referencia una y otra vez cuando se despedía de todos en el paddock de Abu Dhabi, saludando a propios y extraños, caminando con un bolso rumbo hacia el equipo Ferrari, y entablando una charla que significa el comienzo de una nueva etapa a la que le quedan solo unos pocos días para que tenga ruido y color.

 

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