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Bitcoin y la nueva burbuja especulativa de las criptomonedas

Un mercado de 200.000 millones de dólares, dominado por Bitcoin, que ha llegado a rozar los ocho dólares por unidad y acapara el 80% del negocio de las criptomonedas, y en el que no existen reglas claras de juego. Alto riesgo, según la mayoría de analistas, frente al atractivo y la previsibilidad de sus operaciones, que aducen sus defensores. Aquí diez preguntas y respuestas sobre este nuevo negocio.

Un bitcoin sobre varios billetes de dolares americanos./REUTERS

DIEGO HERRANZ

El negocio de las criptomonedas no para de engordar. Su rentabilidad, en 2017, se ha instalado cómodamente por encima del 600%. Eso sí, en medio de tormentas de muy elevada volatilidad, capaces de hacer oscilar la cotización de cada bitcoin, en apenas un par de jornadas de este mes de noviembre, desde los casi ocho dólares hasta los cinco por unidad. Sin aparente justificación, según el mercado, ni para la escalada, ni para su caída libre.

Pero, ¿cómo funcionan y operan las monedas digitales descentralizadas, transferibles por cauces interpersonales (P2P) y que no controlan ni bancos ni gobiernos? Y, sobre todo, ¿tiene visos de ser la protagonista de la próxima crisis financiera? O, al menos, del inicio de una fase de intensos flujos especulativos en los mercados, que generen un nuevo efecto contagio sobre las bolsas. Al fin y al cabo, desde 2013, el valor bitcoin se ha multiplicado exponencialmente. Hasta superar la barrera del 5.000%, más de cinco veces el incremento de la cotización de las acciones de las punto.com en 2003, cuando esta industria estalló en mil pedazos. Un decálogo sobre este nuevo casino virtual, similar en tamaño y riqueza a la economía de Portugal, podría arrojar luz a este tenebroso, sinuosos e inquietante túnel.

1. ¿Qué es una moneda virtual o criptomoneda?

Los economistas e inversores que se declaran entusiastas del bitcoin creen que es el dinero del futuro, la solución al caos monetario global y la herramienta con la que saldar todo tipo de transacciones en cualquier lugar el mundo.

No es una divisa física, es software -matizan- con sus reglas, sus métodos y protocolos. Depende de la criptografía, la ciencia de la protocolización, y de la contabilidad, porque registra técnica e informáticamente todas las operaciones monetarias que se realizan en su red, de forma que todo el mundo puede acceder a sus archivos de información. Dicho de otro modo. Al ser una criptomoneda, generada a partir de tecnología de encriptados como la que utiliza WhatsApp, que utiliza redes peer-to-peer (P2P) -la misma que permite a la piratería musical, por ejemplo, florecer en servicios como Kazaa-, pone en el mercado una modalidad de activos digitales bajo un sistema de control de identidad virtual, con contraseñas y el encriptado de la aplicación de mensajería Telegram, para garantizar que el montante de bitcoins que se asigna a una cuenta concreta es propiedad de cada usuario.

Carecen de autoridad central y reniegan de intermediarios y, por tanto, de la intervención de bancos. Sus asientos contables, teóricamente, son accesibles a todos los que desean conocer sus datos. Un grupo de mineros (miners) actualiza las bases registrales con sus movimientos inversores; a continuación, los agrupan en bloques (blocks) y los incorporan a sus cadenas (chains) de datos para, con posterioridad, realizar un hash o cálculo de valor a partir de un sistema metodológico de algoritmos. Y así, sucesivamente.

2.¿Cuándo se crea y cómo se opera con bitcoins?

El modelo bitcoins empieza a funcionar en 2009. Su concepción se achaca a Satoshi Nakamoto. Aunque hay una línea argumental que dice que no es una persona física, sino un grupo de expertos inversores que utilizan este pseudónimo. Inicialmente, atrajo a figuras neoliberales y simpatizantes de la ausencia de todo tipo de control y supervisión en las finanzas globales. Pero también opera como un imán, en este caso de gente reacia a los movimientos especulativos de los mercados, la prohibición expresa de atesorar más de 21 millones de bitcoins, por imperativo del método informático en el que está construido. Otro de los atractivos de este mercado es su inmediatez y las, hasta ahora, bajas comisiones a los mineros por registrar las transacciones.

Para participar en el mercado de bitcoins lo único que se precisa es una billetera virtual, a la que se accede con una simple cuenta de e-mail

Para participar en el mercado de bitcoins lo único que se precisa es una billetera virtual, a la que se accede con una simple cuenta de e-mail, pero con acceso libre, para recibir bitcoins, y restringido para enviarlos. Admite la denominación de operaciones de inversión en monedas fiduciarias (dólares, euros, yenes o cualquier otra de curso legal).

3. ¿Hay más monedas virtuales además del bitcoin?

Por supuesto. De hecho, hay más de 1.200 criptomonedas operativas y vinculadas a hedge funds y otros productos financieros y fondos de inversión. Numerosas startups que han nacido en los últimos años han captado la liquidez que necesitaban para emprender su negocio a través de este mercado de divisas. No en vano, su capitalización roza los 200.000 millones de dólares y, según predicciones de mercado, como la de Ronnie Moas, de Standpoint, será el mecanismo de pago que use “más del 5% de la población mundial” dentro de un lustro. “A lo sumo, dos”, puntualiza. Aunque ahora sólo represente el 0,5%.

Alguna de las más conocidas son UBQ, VCash, Chillcoin, Indorse, Magicoin, Ethereum, Peercoin, Dogecoin, Ripple, Omicrono o Litecoin. Pero hay muchas más con presencia en plazas inversoras como Bittrex, con sede en Las Vegas, o Yobit, el centro financiero virtual ruso más importante.

Bitcoin./REUTERS

Bitcoin./REUTERS

4.¿Es un mercado de especial volatilidad?

Los beneficios asociados en lo que va de año superan con creces el 600%

 En 2017, sin duda. Por el boom de los ICO’s u ofertas iniciales de monedas. Una popularidad achacable a los miners. Más de 3.000 millones de nuevas carteras de inversión virtuales se han registrado desde comienzos del ejercicio. De hecho, los beneficios asociados en lo que va de año superan con creces el 600%. Incluso se ha instalado el mensaje, en los círculos de análisis de mercado, de que las criptomonedas están en un proceso de pump and dump. Usar y Tirar, según la traducción literal. En alusión a una tipología de fraude que consiste en difundir un rumor con el fin de inflar artificialmente el precio de unas acciones y venderlas de improviso para acaparar su artificial -y fugaz- subida de beneficios.

Gran parte de esta actividad podría ser ilegal. Sin embargo, ningún gran regulador bursátil ha actuado contra este tipo de operaciones. A pesar de que ya se asemeja, por tamaño, al PIB luso, que tuvo que acudir al rescate debido a la quiebra de su sistema bancario, en 2010. Y de haberse detectado numerosas órdenes de compraventa fulgurantes cuando, en recientes jornadas, se disparado los beneficios. Varios analistas de mercados secundarios alertan de que los flujos de inversión en monedas virtuales “deambulan al borde del precipicio”; en ocasiones, como “si se tratase del Oeste americano”: el que primero dispara, sobrevive. Otros, prefieren remitirse a la película que protagonizó Leonardo DiCaprio, Lobos de Wall Street.

5. ¿Por qué no existe vigilancia de los supervisores financieros?

Porque su precio se basa en la confianza entre los usuarios. Ese es su lema. Y la justificación de su propia existencia. Opera precisamente porque su mercado está desregulado. No hay autoridad central. Ni se requiere información personal para abrir una cuenta de bitcoin o realizar un pago a una entidad bancaria, por ejemplo. La quiebra de Mt. Gox -la hasta entonces mayor casa de cambio de bitcoins, con sede en Shibuya (Japón), tras perder 500 millones de dólares por sus altas vulnerabilidades-, abrió la Caja de Pandora de los riesgos inherentes a este sistema. Literalmente, los responsables de esta firma adujeron que “no disponían” de ningún tipo de listado de clientes y que la pérdida de confianza de éstos había sido la razón por la que se habían evaporado “3.000 millones de dólares de su valoración contable” en cuestión de semanas.

En países como EEUU se valora su catalogación como materia prima para iniciar una cierta base regulatoria que permita a las autoridades de la SEC emprender las tareas fiscalizadoras de estas firmas. Igual que en países como Corea del Sur. Tan sólo les afecta las normas contra el lavado de capitales, incluidas en la ley de Seguridad Nacional y amparada bajo la amenaza de que estos flujos pueden financiar a movimientos terroristas internacionales o a grupos de narcotráfico.

Hasta el momento, la consigna de los principales reguladores es alertar sobre los riesgos. Porque su actividad -dicen- “siguen sin estar definida”. Algunas firmas, en cambio, alardean de operar con un código de buena conducta, por ejemplo, las cláusulas Bittrex, propias de casa cambiaria, de obligado cumplimiento para sus clientes y que tienen el visto bueno del Departamento de Servicios Financieros de Nueva York. La SEC incide en que le gustaría poder clasificar a las divisas virtuales como valores, pero no encuentran los argumentos legales para ello. Desde entidades de inversión como Mangrove Capital se admite que “los organismos de supervisión se moverán necesariamente hacia una solución regulatoria, pero será lenta hasta reconocer el valor jurídico de los ICO’s, aunque cuando llegue lo hará con significativas sanciones por evasiones y delitos financieros”. Sin embargo, en el futuro inmediato, la impunidad parece asegurada.

6. Tres argumentos a favor de las criptomonedas

Hay evangelistas de estos casinos virtuales. Quizás el mesías más conocido sea Bitcoin Jesus. Identificado como Roger Ver. “La única opción de que bitcoin desaparezca es mantener apagado Internet en todo el planeta”, dice. Ni siquiera concede valor a los intentos de gobiernos como el de China de acabar con el papel especulativo de las criptomonedas. Un primer argumentario, pues, es el que vincula el futuro de bitcoin a la existencia misma de la Red.

En este contexto, también hay países, como Alemania, con uno de los mercados de futuros más importantes del mundo, que consideran la posibilidad de ofrecer servicios a inversores en divisas digitales. Otros, como Turquía, creen que las criptomonedas podrían contribuir a la estabilidad de los mercados financieros globales, “si se diseñan convenientemente”, aclara el gobernador del banco central turco, Murat Cetinkaya.

Tim Draper, fundador de la firma VC: "La transformación de las criptomonedas ha llegado para quedarse”

En el mercado, tienen sus acólitos. Ronnie Mas, de Standpoint, niega la burbuja especulativa de las divisas virtuales y predice que, en 2018, el precio de cada bitcoin superará los 11 dólares y que, en 2027 rebasará la barrera de los 50 dólares. Y se declara conservador en sus previsiones. Igual que en la industria tecnológica. Tim Draper, fundador de la firma VC, de Silicon Valley, y financiador de Hotmail, Skype o Tesla, entre otros gigantes tecnocoms, cree, sin ningún género de dudas, que la transformación de las criptomonedas “ha llegado para quedarse”. Es un cambio sociológico “de primer orden”, el más grande en el mundo tecnológico “desde Internet”, porque aporta una solución efectiva al mayor problema heredado de la crisis: la falta de acceso al dinero.

Bitcoint./Reuters

7. Y otros tres en contra. El debate está servido.

 Porque, quizás de forma mayoritaria, en los mercados se ha instalado el mensaje de que la burbuja no sólo existe, sino que está a punto de estallar. La especulación en torno al mundo de los bitcoins “es una definición de libro de un mercado sobrecalentado” y este tipo de “comportamientos” en las finanzas, “raras veces acaban en un final feliz”, afirma Tidjane Thiam, CEO de Dredit Suisse, en una reciente reunión bancaria en Zúrich.

"El mercado de futuros de bitcoins será sellado definitivamente por el elevado factor de riesgo de sus operaciones”

Otros lo tildan directamente de fraude. La firma de inversión Themis Trading escribe en un blog corporativo que el mercado de futuros de bitcoins “será sellado definitivamente por el elevado factor de riesgo de sus operaciones” y porque se ha beneficiado de una “desregulación que ha sido, en realidad, una historia de fraude y manipulación”. Jamie Dimon, el jefe de JP Morgan, va más allá y tilda de “estúpidos” a quienes compran monedas virtuales, porque los gobiernos, en algún momento, enterrarán estas prácticas.

Precisamente la presunta actuación fraudulenta de estas divisas es lo que ha puesto en estado de alerta a los bancos centrales y comisiones de vigilancia de los mercados de valores. Desde luego, ha aumentado la preocupación de las autoridades monetarias. En países como China o Corea del Sur, han empezado la regulación de las ICO’s. Mientras en Suiza han impuesto normas de acceso a los mercados de cotización. También desde la SEC americana exigen requerimientos para el registro de las ICO’s. En general, no acaban de esclarecer, con base analítica suficiente, si hay o no burbuja, ni la gestión de sus riesgos. Pero sí se inclinan por establecer criterios de conducta. Aunque también en un mar de dudas: ¿son técnicamente monedas?, ¿o una materia prima?, ¿quizás deba entenderse como un valor seguro, como el oro? Por si acaso, empresas que operan con divisas virtuales ya realizan copias de seguridad sobre sus transacciones. Igual que firmas de tecnología se afanan por lograr certificados telemáticos, algunos con sellos verdes para atraer al público ecologista, que añadan fiabilidad jurídica a este mercado.

8. ¿Es realmente el nuevo valor refugio?

No parece. Entre otras cuestiones, por el límite de los 21 millones de unidades por persona. Almacenar valores en oro, sin problemas de acopio, es el gran atractivo de este refugio para inversores en época de vacas flacas o con altas restricciones al capital. Como tampoco concuerda la ausencia de presiones inflacionistas de estas monedas con una estrategia de búsqueda de valores seguros.

9. ¿Hasta qué valor aguantará la burbuja especulativa del bitcoin?

 La pregunta del millón. Sus defensores aseguran que se trata sólo de una corrección natural después de las altas tasas de crecimiento de las criptomonedas. También consideran que, en un mundo digital, el valor de las divisas virtuales crecerá como la espuma. Al fin y al cabo, su precio es el reflejo de su nivel de aceptación, que ya ha pasado el umbral de la madurez financiera. Sin embargo, no todo lo que reluce es oro. Porque resulta todavía muy enigmático tratar de adivinar el comportamiento de los bitcoins con una regulación expresa para evitar el blanqueo de capitales o actividades que se aproximen al cibercrimen en el ámbito de los sistemas internacionales de pagos.

10. ¿Qué opina el sector bancario de esta modalidad de transacciones?

No comulga con sus métodos ni con sus principios rectores. Consideran que se han hecho con un nicho de negocio por la entrada en la era digital, pero que sus propiedades monetarias carecerán de valor en el futuro. Su seña de identidad -critican- son sus altas tasas de volatilidad, por lo que la tendencia será hacia su desaparición, una vez los bancos centrales y los gobiernos tomen carta en el asunto y se decidan a vigilar sus operaciones. No pueden reemplazar ni al dólar, ni al euro, o a la libra, el yen o el rinminbi. Están condenadas a desaparecer, dicen … aunque sin demasiada convicción.

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